A la luz del Día…

Los productos ofrecidos bajo la marca “Día”, son de bajísima calidad, al igual que otros como los de limpieza llamados “Querubín”.

La cadena de supermercados Día que desde su génesis alardea con sus precios y promociones tiene muchos consignatarios, aquellos que trabajan con la licencia de esta firma internacional y por lo tanto bajo las reglas que esta exige, que no dejan de asombrar a muchos compradores que muerden sus carnadas más diversas bajo la gustosa, pero mentirosa, propaganda marketignera.

Productos a bajísimo precio, cuatro por tres, tres por dos. Promociones para todos los días, vales con descuentos de este o aquel producto y así por el estilo un abundante menú deseado por los pobres consumidores.

Los productos ofrecidos bajo la marca “Día”, son de bajísima calidad, al igual que otros como los de limpieza llamados “Querubín”. Muchas ofertas con inminente fecha de vencimiento. Otras que brillan por su ausencia y siempre con el justificativo de que ya se llevaron todo…a decir verdad el stock se mantiene súper controlado y lo que se vende son las propagandas con las que sueña el comprador saciar su deseo consumista y se habla de productos de cotidiana necesidad.

Los inconvenientes con el sistema de pago con tarjeta también son una constante en esta cadena de súper mercados, el cual permanentemente sufre de desperfectos o está suspendido o sin sistema, todas excusas. La verdad es que se especula con el efectivo del comprador y con las comisiones de las tarjetas de débito o crédito y de hecho se abre una brecha a la evasión fiscal.

La cuestión del personal merece una atenta mirada. Es notoria la manera en que rotan jóvenes por estos negocios, o mejor, para ser más exacto, pasan y pasan chicos a manera de prueba por estos lugares de trabajo. Son tremendamente explotados con múltiples tareas y la paga es bajísima trabajando la mayoría de las veces en negro. Se observa frecuentemente la poca preparación de estas personas que luchan por conseguir un trabajo digno, remunerativo y estable. Bajo este sueño la patronal explota su ilusión sacándoles el jugo al máximo, regateándoles lo que deberían ser sus ingresos normales. Un coctel de explotación laboral que entremezcla la multiplicidad de tareas, los extendidos horarios de trabajo y la bajísima paga. Esta realidad parece traída de antes del siglo XIX, allá cuando luchaban los anarquistas, socialistas y marxistas para cambiar la explotada existencia de los obreros y trabajadores…al PO le vendría bien investigar estas cadenas y obrar en consecuencia.

Por otro lado el Estado favorece la entrada de esta cadena internacional de súper mercados porque se vende a bajo precio y se potencian posibles puestos de trabajo, algo similar sucede con los súper chinos pero aquí hace la diferencia la inmigración de los dueños, o al menos de aquellos que lo atienden, con familias enteras a nuestro país. Es una manera de mover el mercado de consumo en la clase media baja y baja, obteniendo algo de recaudación fiscal y ocupación laboral esto de manera nefasta, ordinaria y viciada de conseguir objetivos que tendrían que favorecer a la dignidad de las personas y sin embargo deja más la impresión de un abuso por el nivel de educación, económico y social de dichas personas. Es decir que a los que se los ve mediocre o bajos se les da este alimento, este trabajo y esta posibilidad de consumo: BAJA. Sería bueno elevar las condiciones sociales de estas gentes en vez de sacarle provecho, exprimirlas o explotarlas, ya sea por el capitalista foráneo o local, el comerciante especulador y explotador, ya por el Estado Nacional o Provincial que son los que se asocian para construir esta realidad decadente.

– Por Hugo Luis Daher