Las comunidades tras el Tornado en Embarcación‏: El ojo de la tormenta

La Situación de las comunidades de pueblos originarios de Embarcación, en el norte de Salta, que sufrieron durante más de 40 minutos el embate de un tornado el pasado 5 de diciembre, es gravísima. Las comunidades más afectadas fueron: El tráfico; Fiscal; Bo. El Bordo; Tucanato; Mataderos; San Cayetano; El tanque y El cristo.

Tiempo Argentino recorrió la localidad norteña de Embarcación para interiorizarnos de la situación tras el violento tornado que azotara esa localidad del norte provincial el pasado 5 de diciembre en horas de la tarde, intentando hablar con el intendente Llaya pero no se encontraba en Embarcación, y fue inútil conversar con otro funcionario municipal. Desde la oficina de prensa sin embargo, nos brindaron material fotográfico y fílmico tomado durante el paso del tornado.

Durante la mañana del día 21 de diciembre, un grupo de miembros de las comunidades se acercaron a la plaza principal intentando una entrevista con el intendente, para tratar de unificar un reclamo conjunto ante las autoridades nacionales para que la ayuda llegue de manera urgente y con elementos necesarios para asistir a los damnificados por el tornado, situación agravada por la precaria situación social que desde hace ya tiempo atraviesan las comunidades del norte provincial, sumidas en un estado de abandono permanente, pero ante la información de que el funcionario se encontraba en la provincia de Córdoba visitando a familiares, decidieron retirarse y reunirse en otro lugar para decidir un plan de lucha a seguir.

Sin embargo durante la concentración en la plaza, algunos miembros de la comunidad “El tráfico”, entre ellos el cacique de la comunidad, Vicente Micomeres y Ceferino Flores, Vocal de la misma, se acercaron a pedir que fuésemos a ver el estado en que quedaron varias familias tras el tornado y que lo hiciéramos visible.

Llegamos a la hora de la siesta bajo una temperatura de 45 grados a la sombra y encontramos a un grupo de mujeres con varios niños, sentadas afuera de su casa, allí tres generaciones trataban de soportar bajo un árbol las inclemencias del calor, allí hablamos con la abuela de la familia, Mercedes Amelia Cándido de 64 años, quien en un relato pausado y no exento de profunda tristeza, nos contó cómo sobreviven en una sola casa-tapera destruida por el tornado 12 (doce) personas.

“Cuando comenzó el viento creímos que era uno de esos vientos con remolino que viene y pasa, pero este no pasó, se estancó adentro, ha dado la vuelta y comenzó a destechar y comenzó a entrar la lluvia el viento y el granizo, mojó todo, no teníamos donde estar, mojó los colchones la ropa, todo. Tenemos toda la ropa mojada y llena de barro podrido ahí en el fondo, estamos esperando que se seque para quemarla porque ya no nos sirve nada.” Cuando entramos a ver, la parte de atrás de la casa estaba alfombrada de ropa embarrada, ya inservible, junto a algunas zapatillas y dos cochecitos de bebé también inutilizables. La tapera, de paredes de palos y de plástico con el que se hacen los silos de la soja, y chapas de cartón torcidas, alberga 3 camas donde duermen 12 personas.

Luego, Mercedes recalcó que no les llegó nada de ayuda, ni de la intendencia ni de las autoridades de ayuda social ni del gobierno, que nadie se les acercó a preguntarles siquiera qué necesitan.

Continuamos caminando las calles de tierra con algunas empalizadas caídas hasta que una mujer nos llama para que entremos en otra casa, totalmente destruida, derribada por el tornado, allí Silvina Frías con su marido y sus 4 hijos tuvieron que levantar con palos y plástico sojero una habitación para tener donde dormir al menos, ya que su casa de caña y barro fue derribada en su totalidad por el tornado, en el patio semi-enterrados por el barro yacen los pocos juguetes de los niños, y un viejo grabador , platos, ropa, una cama y lo que queda de un paquete de yerba también inundado. “Vivimos los 6 aquí, y no hemos recibido nada de ayuda tampoco, hemos perdido todo.” -nos dijo en medio del dolor.

La edad de la inocencia

Más adelante Federico Palma nos pide que entremos a su casa donde vive con sus 7 hijos, él hace artesanías para vender y sustentar a su familia, nos muestra el techo agujereado por el granizo, las chapas dobladas y nos muestra un tacho donde almacenan un agua color chocolate, para uso diario y para tomar. ”esto dicen que es agua potable” sentencia ante la mirada curiosa de toda su familia, y agrega: “Así no podemos vivir más, necesitamos que nos devuelvan la dignidad, que al menos el agua que es un derecho sea sana, no esto que nos obligan a tomar”.

Llegamos por fin a la casa del cacique Vicente Micomeres, acompañados por el Vocal de la comunidad, Augusto Ceferino Flores, allí ambos rodeados de niños también nos muestran los daños sufridos en la “casa”, nos hablan de todas las necesidades postergadas de su comunidad, y cuentan que “cuando llegó la ayuda de la intendencia, les repartieron unas cuantas chapas de cartón y los hacían firmar como si recibieran chapas de cinc, por eso cuando hicieron los cortes de ruta, la gente enojada quemó las chapas de cartón” – y agregaron “ Nunca alcanza lo que traen, y traen lo que no sirve, a esas chapas el primer granizo las desarma, miren cómo quedaron las que tenemos en los techos. Nuestra gente no da más”.

“Y entre los males y los desmanes, hay cierta gente que ya se sabe, saca provecho de la ocasión…” (Informe de la situación, Víctor Heredia)

Como si todo esto no bastara, habiendo transitado ya 30 años de Democracia, esta es la situación de algunas de las comunidades de la Provincia de Salta, donde algunas Organizaciones Sociales Gubernamentales y No Gubernamentales, y la misma Intendencia, se tironean por espacios de poder en medio de la grave situación, y por regentear la poca ayuda que llegó, y por la ayuda necesaria que no sabemos si alguna vez llegará a quienes la necesitan.

– Alejandro Ahuerma – 22 de diciembre de 2013

Desde Embarcación, Salta, para Tiempo Argentino.