La comunidad cristiana tiene la gran posibilidad de hablar en nombre de Dios justamente, ya que Jesús, para estos, es el mismo Dios que habló e hizo cosas entre los hombres.
Es una gran dicha para este pueblo creyente, diseminado por todo el planeta poder hablar de Dios. Ninguna religión o creencia tiene esta facultad. Dios se hace hombre y por esto cercano, conocido, entendido y creído más allá de doctrinas humanas venidas desde la filosofía, psicología, esoterismo o desde cualquier ciencia que se atreva a reflexionar la trascendencia de la persona humana a otra vida o estado superior de existencia.
Por lo tanto no hablar en nombre de Dios, para los cristianos es una falta gravísima. En su despedida, el Mesías Cristiano, no se ahorró recomendaciones y signos de envío para hablar en su nombre. “Vayan y prediquen a las naciones, hasta sus confines; yo los envío; sopló sobre ellos», entregándoles el Espíritu y los envió, etc… como se podrá verificar remitiéndose a los textos sagrados de esta creencia. Hablar en nombre de Dios le costó la vida a miles de personas antes que el Cristo naciera de María, la virgen madre. Estos eran los profetas. Luego de venir, enseñar, denunciar y anunciar su mensaje, Jesús es muerto. Millones de sus seguidores fueron y son muertos en su nombre, por defender justamente lo que El enseñó. Por hablar en su nombre.
El que habla en defensa de la vida, sobre todo de la más pobre como puede ser la de un no nato, un anciano, un hijo de las injusticias sociales, las víctimas de la cultura de la muerte como lo es la generada por las guerras, las drogas, etc…habla en nombre de Dios directa o indirectamente. Creyendo o no en este Dios que justamente es el que da vida. Y si la vida para algunos no viene de Dios, entonces estará defendiendo lo más sagrado de la persona humana que es vivir.
Resulta tremendamente contradictorio que una abogada como la Dra. Graciela Abutt Carol, perteneciente a la Alianza Nacional de Abogados por los derechos de las mujeres, use la expresión “Nunca Más” en su apología del delito más aberrante como lo es el de un bebé en el seno materno (ver nota diario El Tribuno de Salta Reflexiones después de un temporal por el aborto no punible del día 29/12/13). En esta expresión acuñada por los luchadores de la vida después de la horrorosa dictadura de los años 76 en adelante, subyace justamente el código de defender la vida a cualquier precio. La vida de tantos jóvenes desaparecidos por el hecho de ejercer el libre pensamiento.
La vida de tantos hijos e hijas de estos jóvenes que nacieron en el cautiverio y que heroicamente las abuelas y madres de plaza de mayo recuperaron desde su identidad. Pero claro está Dra. Defensora y apóstol de esta cultura de muerte, en su miopía ideológica sólo ve parte de la justicia que cree defender y de hecho está lejos de la imparcialidad. El bebé por nacer no cometió ningún delito. En realidad hay que apuntar al violador y las causas de esta tragedia: cultura promiscua, suciedad en el pensamiento de las personas, descuido y decidías de las madres o padres, hedonismo descontrolado, performance de una persona blanda, adolecente, poco o nada heroica, etc…
Dra. Graciela Abutt y compañía, dejen de matar inocentes y luchen contra las verdaderas causas de estos males.
– Por Hugo Luis Daher
Opinión de Salta 21 en visión de su directora: si Jesús hubiese advertido las pavadas que se dirían y las aberraciones que se cometerían en su nombre, no hubiese dejado librado al azar su empleo. Pero hay que entender que dicha autorización, se la dio a unos cuántos, y hasta hoy, cada cual ha ejercido la Palabra como le vino en ganas. Nadie puede hablar en nombre de Dios. Pero como bien advierte el autor de la nota, es una «creencia» de la religión occidental que evoca su nombre a diestra y siniestra. Es absolutamente arbitrario manejar el nombre de Dios al antojo de los hombres, colocando su Palabra como argumentaciones a hechos que están fuera del contexto histórico-social en el que se produjeron. La Biblia es la historia de un pueblo y las interpretaciones que hacen los que manipulan su Palabra, es chocante, monocorde y unidireccional. Creer en Dios no implica hacer de la literatura religiosa, un culto.
– Notas relacionadas:
Fariseos modernos (opinión sobre el aborto)
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Más que una reunión de trabajo, Urtubey presidió un master class de catecismo
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Aborto por violación en Salta: El conflicto no es con Dios ni con la Iglesia
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La hipocresía del sistema
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LA PULSION FUNDAMENTALISTA
Leyendo con atención las palabras de Daher, me resulta imposible no ver en ellas el lenguaje mesiánico y apocalíptico característico de los extremismos de todo pelaje, en particular el de los llamados «Fundamentalistas Religiosos»: Dice Daher: «No hablar en nombre de Dios es una falta gravísima…». Cómo Dios se hizo Hombre, «debemos escuchar la palabra ( de sus emisarios) mas allá de las doctrinas humanas venidas de la filosofía, psicología o cualquier ciencia que se atreva a reflexionar sobre la transcendencia……..». ¡Epa!, eso suena a fuego de artillería pesada dirigida hacia los «pecadores» e «inmundos» que no se preocupan por las Verdades Absolutas de la religión católica y tampoco están dispuestos a aguantar sin responder a las prédicas y delirios de grandeza de quienes, gratuitamente, se atribuyen la calidad de emisarios de Dios en la Tierra.
El término «Fundamentalismo» apareció en la prensa occidental a partir de la Revolución Islámica del Ayatola Jomeini, en Irán, allá por los años 70. Pero, solo entró en el lenguaje diario recién después que los Talibanes, con la ayuda de USA, tomaron el poder en Afganistán. Hasta entonces, se lo asociaba al accionar de mahometanos fanáticos, en países tradicionalmente considerados bárbaros y controlados por sacerdotes barbudos y cuya principal distracción era golpear a sus mujeres. En vista de la lejanía de esos países, el Fundamentalismo se consideraba un movimiento poco peligrosos para el Occidente cristiano. El derrumbe de las Torres Gemelas de Nueva York, por, supuestamente, Bin Laden y los mismos talibanes que se habían establecido en Afganistán, cambió totalmente esa perspectiva. Los talibanes, que hasta entonces en USA eran , considerados como los héroes que vencieron al comunismo y a la URSS en su país, pasaron a ser considerandos los creadores del famoso «Eje del Mal» de Bush. Este decretó que todos los árabes y los talibanes eran demonios a los que había que borrar de la faz de la Tierra, sus niños incluidos. Para cumplir su misión «Divina», Bush y sus fundamentalistas, reclutaron , a todos sus científicos, curas y predicadores, además del ejercito norteamericano. Como se trataba de una Guerra Santa, convenció a sus aliados europeos que se trataba de una Nueva Cruzada. y las de los aliados.
Sin embargo, la historia de la expresión: «Fundamentalismo», es un poco mas larga y, además, sus practicantes son un grupo mucho mas variopinto que lo que el común de las personas cree. De hecho, son tantos los fundamentalismos contemporáneos, que, para entenderlos en sus propios términos, es necesario establecer una Taxonomía Fundamentalista, de la cual, los talibanes musulmanes son solo una parte. De hecho, el término «Fundamentalismo», su doctrina y, también sus primeros practicantes, fueron todos norteamericanos de pura cepa, de los estados del sud de ese país. La palabra deriva de una serie de ensayos religioso-teológicos cortos, publicados entre los años 1910 y 1915 con el nombre «The Fundamentals of the Truth»- Los Fundamentos de la Verdad. Los autores de esos ensayos fueron religiosos protestantes que argumentaban que, para imponer la verdad Divina sobre los USA, sus sacerdotes y sus creyentes, debían aferrarse ciegamente a ciertos «Fundamentos» esenciales. La mas importante de esas inalienables Fundaciones de su credo, debía ser (como hace Daher) la creencia absoluta en la infalibilidad de la palabra escrita en la Biblia. Esta debía ser considerada como la fuente de toda sabiduría, puesto que relataba el conjunto de Verdades Divinas, entregadas por Dios a los hombres.
Los fundamentalistas norteamericanos, tuvieron algún éxito en los estados pobres del Sur. En particular, consiguieron, por breve tiempo, impedir la enseñanza del darwinismo en las escuelas. Sin embargo, el fundamentalismo norteamericano cayó en desgracia después del famoso «Juicio a los Monos» . Los argumentos que usaron para impedir la enseñanza de la biología científica, todos basados en una interpretación literal de la Biblia, fueron tan tirados de los pelos, que solo produjeron risas entre los intelectuales y políticos norteamericanos. La imagen que quedó de los fundamentalistas, fue la de un grupo de campesinos nada educados y cuyo credo era totalmente irrelevante para los desarrollos sociales y culturales de las décadas por venir.
Hasta ahora, hemos visto solo dos clases de Fundamentalismo y dos tipos de fundamentalistas: los autóctonos- protestantes yanquis sureños y los islámicos. Sin embargo, hay más. Entran en esta categoría, los colonos judíos que se han atribuido el derecho (Divino según ellos) de echar al mar a los palestinos. Esos religiosos que, apoyándose en lo que, supuestamente dicen sus libros sagrados, se niegan a conceder derechos humanos, territorio propio y libertad al pueblo palestino. Al pueblo que convivió, pacíficamente, con ellos durante milenios y que (contrariamente al cuadro que pinta la prensa controlada por los sionistas del Lobby Judío Norteamericano) jamás han causado daño alguno al pueblo judío.
Además de estos tres tipos de fundamentalistas, hay otro grupo mas; el más peligroso y el que, desde todo punto de vista, más daño a hecho a la Humanidad. Los fundamentalistas del mercado. Los «economistas» neoliberales. Pero, ¿que tienen de común estos tres grupos de fanáticos, aparte de su fanatismo religioso? Muchos autores europeos han estudiado el tema desde distintos puntos de vista. La visión del intelectual alemán Thomas Meyer me parece particularmente interesante. Según Meyer, el Fundamentalismo, constituye una reacción contra la modernidad. Es la respuesta de personas que son incapaces de enfrentar los desafíos del tiempo presente. Se trata de gente que no acepta, ni puede hacer frente, a las crisis resultantes de las luchas por la democratización, por la instauración de justicia para todos y por la libertad de los oprimidos. Los fundamentalistas, carecen del temple, de la fortaleza y de la capacidad de auto realizarse, necesarias para hacer frente a las incertidumbres que aquejan al hombre moderno. A falta de esas cualidades, los fundamentalistas se refugian del miedo que les producen las incertidumbres y los otros desafíos que nos salen al frente, en las «Verdades Absolutas», religiosas o pseudo científicas. Estas Verdades Absolutas, están plasmadas en sus libros sagrados. Estos libros son: la Biblia, el Corán, el Talmud, para los religiosos fundamentalistas. Los fundamentalistas neoliberales han seguido otra vía, pero, que lleva a idénticos resultados. Empezaron por transformar su ideología en religión y las obras de los- supuestos- científicos de la economía neoliberal: Friedman, von Hayeck, von Mises, Samuelsson y otros teóricos del neoliberalismo (todos ganadores del -falso- Premio Nobel de Economía) en sus Biblias.
Los fundamentalistas de cualquier pelaje son muy peligrosos. Su comportamiento obedece a un patrón fácilmente discernible. Siempre empiezan por denostar y amenazar con castigos divinos a cualquiera que no crea en su palabra, que identifican como «Divina». Después no tienen empacho en pasar a la discriminación o a la violencia física contra los «infieles». Y, finalmente, si disponen de los medios, saltan a declarar la «Guerra Santa» . Así paso en Irak, Afganistán y, ahora, en Siria.