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sábado, noviembre 23, 2024

Evoluciones. De los hominoideos a los homínidos

Notas más leídas

La “economía” y los Homo. Un Marx engelsiano antes de un Karl marxista, para re edificar un Heinrich adecuado a la Paleoantropología.

“… Di el silencio con el fulgor de tus ojos y lava el polvo con plata …”
William Blake. Fragmento de los versos A la estrella nocturna, en http://www.ciudadseva.com/textos/poesia/ing/blake/a_la_estrella_nocturna.htm [http://www.ciudadseva.com/bibpoe.htm (home)]

“… Es tiempo… A veces incluso, puede parecer que el tiempo falta … (Es que) el tiempo apremia …”

Gorges Bataille (Marzo de 2002): La literatura y el mal. En http://www.animalario.tv/PorcoArchivo/Biblioteca/18.%20Georges%20Bataille%20-%20La%20literatura%20y%20el%20mal.pdf, p. 23

¿Para qué sirve Karl en una etapa perdida en las sombras de los fósiles?

En una época lejana, el Sr. Christian Vitry de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Salta (UNSa.), Magister en Arqueología en 2010, de quien calculo que ya debe haber finalizado con éxito, por su competencia, su Doctorado, contraponía reparos por mis endebles intentos de ampliar a Heinrich, para que algo de sus nociones pudieran ser útiles para el estudio de las comunas denominadas, con etnocentrismo y occidentalismo, “etnográficas”.

En aquellos lejanos años en que tanto él, como yo, no nos habíamos graduado, esos debates fraternos, sanos, me condujeron a meditar en las objeciones de Vitry, percibiendo que los reparos le cabían más, a los leninismos y a los marxismos, que a un Karl no tan simple o torpe.

A través de una meditación sistemática acerca de las categorías de Heinrich, me abismé en algo peor y sencillamente, temerario. Me animé a alongar a Karl hasta englobar el enmarañado proceso de hominización.

Esa perspectiva osada, me hizo ver que los conceptos de Heinrich que perduraban a través de los eones, eran otros que los que los leninismos y los marxismos, habían osificado, endurecido. Por ejemplo, las nociones que pueden ser disparadores son las de “basi”, la de “Überbau”, la de “economía”, la de “dialécticas sociales”, la de “faena”, la de “medios de producción”, entre otras. Y de hecho, la de lo “temporal”…

Otro de los empujes que recibí, provino de una sección de Dialéctica de la Naturaleza, de Engels. Friedrich se ocupa de cómo el lenguaje, las manos, las labores en cooperación, el bipedismo, el aumento del cerebro, las alteraciones en la dieta, en vínculos estilo “mandala”, en el cual ninguno de los elementos posee preeminencia sobre el resto de los componentes, interactuaron entre sí, convirtiéndonos de homínidos simiescos en Sapiens sapiens.

Engels mismo había despejado la senda para ampliar el análisis marxista no mecanicista, no leninista y no marxista vulgar, a lo que aspiraba en mis años de juventud. Con razón, Laura enunció que el marxismo de Karl debía ser engelsiano. Con acierto, el lector de Heine le había confesado a su amigo, que él, Friedrich, era más rápido que él, Marx, para detectar los problemas, los nodos para estudiar –cf. http://www.salta21.com/Los-multiples-significados-del.html. Por mi lado, diseminé que Karl fue, con las necesarios desembragues, engelsiano toda su existencia (picar en http://www.salta21.com/Adrian-Lopez-ese-otro-Marx-sin-las.html) y que desenrolló, lo que el Friedrich de Wuppertal, había cincelado en su socavamiento de la Economía Política.

Con respecto a ese escrito admirable, a esa obra mayúscula en su intensidad, Marx siguió y desarrolló a Engels, y en un movimiento simultáneo, se opuso a las oraciones lineales del empresario de Manchester.

Heinrich se acercó a Engels, alejándose de él, epicúrea, lucrecianamente (por circunloquios, desvíos, atesis, circunlocuciones, reservas, despliegues, etc.).

En el transcurso de mi lenta elaboración, cometí yerros, inclusive, en mi Tesis Doctoral y en Enero de 2014, no sentencio lo mismo que en 2004 o no lo digo de idéntica forma.
Tales errores son de mi exclusiva incapacidad; Christian fue un estímulo positivo para buscar re formular a Karl en algunos aspectos sustanciales.

Como es sabido, los antropólogos y con espanto, los paleoantropólogos, sostienen enfáticamente, que Heinrich no es útil para estudiar el proceso de hominización. Ni siquiera lo informan, para ser precisos, dando por irrebatible que nadie en su sano juicio, procurará aplicar a Marx, aunque sea en contados vértices, en un enfoque de la evolución.

Para comenzar, disparan que no existen sociedades de ese período –así sean las de los primeros Homo o las de las tribus más “primitivas”–, en las que haya economía (olvidándose de sí mismo, Sahlins postula que en las comunas tribales puede existir algo similar a la economía –lo dice en los inicios de su texto de 1983).

Si tuviésemos que apelar a una cita de autoridad para demostrar que nuestra idea no es descabellada, traeríamos a colación a un Habermas que, a pesar de sentenciar que el Materialismo Histórico guarda limitaciones (1982: 89, 91–92, 99/100), colorea que es justificado hablar de “economía” desde la Prehistoria –1982: 90/91.

Podría entenderse por dicho lexema un “proceso de trabajo social” –a– (ibíd.) y una forma de “cálculo” empírico aproximado –b– de las habilidades del colectivo humano (b1), y del empleo idóneo de los recursos disponibles para garantizar la vida –b2 (Godelier, 1976 b: 26).

Sin embargo, el antropólogo funcionalista objeta que, aceptando la proposición de Polanyi, las comunas etnográficas cuenten con una instancia económica separada del resto de las estructuras, a la manera del capitalismo –op. cit.: 35. Obviamente, discutimos acerca de problemas diferentes: que la economía de las asociaciones paleolíticas (en particular, la de las “hordas”, “bandas” y tribus sin jefatura) no sea análoga a la del capitalismo –axioma que suscribimos sin vacilar–, no es igual que sostener que la economía, aun cuando estaba interpenetrada por otras estructuras no económicas, operó so far poder en la existencia de nuestros ancestros (v. g., los Australopithecines).

Pero Godelier mismo apela a investigaciones en las que se parte de la noción de “economía” aconsejada, al glosar las actividades de las tribus cazadoras–recolectoras del desierto de Kalahari (los bushmen), las prácticas de los horticultores itinerantes de Melanesia y las acciones de los pastores nómadas de África oriental –loc. cit.: 26.

Así que, tal cual se dice en una serie muy inteligente de policiales que se llama “Bones”, en la que la antropóloga forense, Doctora Temperance Brennan es la protagonista y una científica que hace del racionalismo extremo, una manera de demencia racionalizada de auto defensa, según lo observa el Doctor Sweets en el capítulo 07 de la Temporada V [cf. http://mixblogvideo.blogspot.com.br/2012/04/5765.html, en http://www.seriesvideobb.com/2012/01/assistir-bones-5-temporada-dublado-e.html (ir a http://www.seriesvideobb.com/2013/08/assistir-bones-9-temporada-online.html; home), lo que aflora ser inviable, acaso pueda ser posible. Todavía más; lo que parece improbable, debe abordarse porque es inviable.

Por lo tanto, a causa de que insertar a Karl a ámbitos donde casi nadie o pocos lo imaginaron, emerge imposible, es que tenemos que procurar aplicar a Heinrich. Porque es inviable, precisamente (cf. http://www.eumed.net/rev/cccss/27/escucha-terapeutica.html). Porque es una locura (no obstante, lo es desde un racionalismo científico que desecha intentar lo improbable o lo es desde una crítica deconstructiva*, que es más blanda que el racionalismo de la Ciencia, pero que está amedrentada).

* Las expresiones sintéticas de Karl –ir a http://www.eumed.net/libros-gratis/2010c/715/ (home), nota 12, p. 40–, asomaron previo a Nietzsche, en las obras no libros de Mordejái, en tres grandes ocasiones. En dos de tales circunstancias, los aforismos emergieron en los Grundrisse y en las “Tesis sobre Feuerbach”.

Estamos tentados de homologar los aforismos, a uno de los lados de la recursiva crítica socavadora, que puede ir allende las estrecheces de lo científico, manteniéndose en declinatio con respecto del misticismo, sin levantar catedrales a la Razón, que es surcada por lo ominoso –Freud– y por lo siniestro [Lacan (picar en

http://www.agrupaciondco.com.ar/biblioteca/Lacan%2C%20Jacques%20-%20Obras%20Completas/06%20Seminario%204.pdf, El Seminario. Libro 4. La relación de objeto. 1956–1957, Clase 24, p. 156

http://www.agrupaciondco.com.ar/biblioteca/Lacan%2C%20Jacques%20-%20Obras%20Completas/05%20Seminario%203.pdf; home)].

En 2014, evalúo que los enunciados sintéticos de Heinrich, no son completamente, parte de la crítica ácida, y tampoco de lo que denominé post Ciencia y pos crítica (ir a http://www.salta21.com/El-Cosmos-de-Karl-Marx-en-el.html).

Una sección de los aforismos centelleantes de Karl, son más intempestivos que la crítica deconstructiva, que la post ciencia y que la pos crítica ácida.

Es un intermedio que parece ubicarse entre lo que el postmoderno y delirante Guattari, bautizó de “Paradigma Estético” [cf. http://www.youtube.com/watch?v=HkqmpcOHk1Y (recordemos la idea de Heinrich de que el estilo –artístico– de exposición y no el “método de presentación”, imite las cadencias de una obra musical o de arte)], y los “Paradigmas conceptuales”, de la estatura de la crítica recursiva, de la pos Ciencia y de la post crítica deconstructiva [no me topé con un nombre, que pueda condensar esos rasgos de los enunciados sintéticos de Karl, en una noción breve y elegante, musical, artística (de novelapoesíaLiteratura –ir a http://www.salta21.com/Plus-valia-Marx-a-Bensi-y.html y a http://www.salta21.com/La-novelaGalileo-Componentes.html)].

** Como lo delineé en otros sitios, para ampliar a Heinrich, con el objetivo de que sea pertinente para enfocar procesos para los que Karl no había dicho casi nada, como el asunto de la constitución de chronos, es impostergable deslelinizar, des sovietizar, despartidizar, des economizar, desmarxistizar, des dogmatizar, desdialectizar, a Heinrich. Pero por igual, no únicamente, es ineludible, leerlo, por primera vez, sino des occidentalizarlo. Karl habría sido una invención de lo que problemáticamente y sin las amortiguaciones necesarias, podría catalogarse de “Occidente”

(http://www.salta21.com/Foucault-y-las-trampas-weberianas.html). E idénticamente que en Edward Said, Oriente es una alucinación de Occidente, Heinrich fue una invención de Occidente, tal cual, por lo demás, Occidente se alucinó a sí mismo.

Clastres, Pierre (1981 j): “Los marxistas y su Antropología”, en Clastres, Pierre (1981 a): Investigaciones en Antropología Política. Barcelona, Editorial Gedisa, pp. 165–179.

Fusila directamente, con que los que desean elongar las nociones de Heinrich estudiando la Prehistoria, son Brontosaurios (ni podemos adivinar lo que diría sobre lo que anhelamos aquí… –1981 j: 179).
Engels, Friedrich (1981 v): “Esbozo de crítica de la Economia Politica”, en Engels, Friedrich (1981 d): Escritos de juventud. México, Ediciones FCE España, S. A., tomo que integra la colección Marx Levy, Karl Heinrich Mordejái y Friedrich Engels (1981 b): Obras fundamentales. México, Ediciones FCE España, S. A., Vol. II.

Engels, Friedrich (Febrero de 2006): Dialéctica de la Naturaleza, en http://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/dianatura/index.htm [http://www.marxists.org/espanol/ (home)], p. 15 y pp. 145–146, 149. Pp. 16/18 y pp. 144–155.

Godelier, Maurice (1976 b): “Presentación”, en Polanyi, Karl et al. (1976 a): Comercio y mercado en los Imperios antiguos. Barcelona, Editorial Labor.

Habermas, Jürgen (1982): Sobre Nietzsche y otros ensayos. Buenos Aires, Editorial REI.

Sahlins, Marshal (1983): Economía de la Edad de Piedra. Madrid, Grupo Editorial Akal.

Said, Edward W. (1990): El Orientalismo reconsiderado. Barcelona, Libertarias 1.

De esta inconseguible libro hay una edición de 1990 de Madrid, Prodhufi. Asimismo, pueden hallarse fragmentos en

http://www.webislam.com/?idt=2743 (home).

Debates acerca de la hominización

Lo que viene, sigue o adviene es confuso y desconcertante. Mas, lo es en virtud de que existe en los hechos, una teoría de la hominización por cada paleoantropólogo.

La mezcla, la variedad es de tal guisa, que se podría afirmar que no existe siquiera un modelo estándar, como es el caso de la hipótesis del Big Bang, en que hay un aglomerado de nociones legitimadas por la Comunidad Científica.

Lo que efectuamos es en cualquier circunstancia, reflejar ese estado de opiniones sobre la hominización y apenas, si nos atrevemos a adoptar alguna de las tendencias como la que podría aguardar un futuro.

El acontecimiento es que el descubrimiento de un cráneo, en 2013, que sería el quinto de una “serie” de osamentas que se hallaron a partir de 2000, terminó de confirmar que los huesos de los cinco cráneos encontrados, poseían rasgos de los primeros Homo habilis –1, 7 crones– y de los primeros erectus (1, 4 millones de años).

Eso impulsó a ciertos analíticos a imaginar que ambas especies del Género Homo, no eran dos ramas disímiles sino que son plausiblemente, una misma especie con diferencias morfológicas.

A su vez, otros hallazgos ocasionaron que lo que se podría nombrar como “primates hominoideos” o, en una jerga menos técnica, pre–homínidos, absorben a distintos Géneros y que son más numerosos de lo que se creyó.

Es probable que existiera una gran cantidad de Géneros, tales como el Procónsul (18 crones), el Afropithécido turkanensis –17 millones de años–, el Turkanapithecus kalakolensis (16 crones), el Keniapithécido –15, 3 millones de años–, el Otavipithecino (13 crones), el Sivapithécido indicus –12 millones de años–, el Driopithecino (10 crones), el Ouranopithecus –9, 6 millones de años–, el Ramapithécido (9 crones), el Oreopithecus bambolii –8 millones de años–, el Lufengpithecino lufengesis (8 crones), el Gigantopithecus, de tres metros de altura –el que vivió hace unos 5 millones de años.

Algunos de ellos, se desenterraron en zonas como Italia (Oreopithecus bambolii) o China –Lufengpithecino lufengesis–, pero es factible que tales especímenes existieran en África.

Los “primates hominoideos” que son de menos 15 crones, son pre–homínidos menos simiescos y se acercan a los “pre Australopithecus”.

Del Driopithécido afloró el Ramapithecus, el que se postula como el antecesor más lejano de los Homo.

Existen los que disienten de ello, y sostienen que lo que ligeramente, denominamos hominoideos, como el Procónsul, es un Género y no una especie.

Como Género, que posee unos 23 millones de años como mínimo…, abarca a:

– algunos de los pre homínidos que aludimos (el Sivapithécido indicus, el Driopithecino, el Ouranopithecus, el Lufengpithecino lufengesis y el Gigantopithécido),

– y a otros a los que no mencionamos –el Ankarapithecus (http://www.metafilosofia.net/paleo/html/Evolucion/html/evolucion2.htm).

Hay estudiosos que pincelan que el resto de los hominoideos que enumeramos (el Afropithécido turkanensis, el Turkanapithecus kalakolensis, el Keniapithécido, el Ramapithecus, el Otavipithecino y el Oreopithecus bambolii), no se incluyen en el Género Procónsul.

Es factible que puedan adscribirse a otro Género o a varios. Entretanto, son especies que no son Procónsul.

Los eruditos que sumergen a los pre homínidos en el Género Procónsul, no se pronuncian acerca de si el Ramapithecino es o no un ancestro de los Homo.

Esos analíticos, opinan que el primer Australopithecus fue el ramidus y que de allí, se “arborificaron” los disímiles Australopithécidos, a los que debemos considerar “homínidos” –http://www.metafilosofia.net/paleo/html/Evolucion/html/evolucion5.htm.

Por derivaciones que conducen al Australopithecus bahrelghazali, se llega al primer Homo, de forma que para estos paleoantropólogos, el Género Homo viene del Género de los Australopithécidos.

Un poco antes del límite Plioceno/Pleistoceno, el primer supuesto Homo da lugar al Homo habilis –http://www.metafilosofia.net/paleo/html/Evolucion/html/evolucion5.htm.

Hay otros eruditos que sostienen que los Australopithecus no fueron los que “parieron” a los Homo, mas, todo es incierto como para saldar ese arduo debate.

Lo que es firme es que los Ramapithecinos fueron hábiles para sobrevivir, a pesar de ser tan antiguos, a causa de que es plausible que hayan sido contemporáneos de los Australopithecus.

Si esa fuera la situación, coexistiría un hominoideo, como el Ramapithécido, con un homínido, como el Australopithecino.

Junto al Orrorin tugenensis, que se nombró como “Hombre del Milenio”, de unos seis crones y que es de pleno Mioceno, vivieron dos homínidos.

Uno de ellos, parece ser más antiguo que el Orrorin y fue designado como Sahelanthropus tchadensis (8 millones de años). Es plausible que haya asomado en los comienzos del Mioceno y haya existido junto al “Hombre del Milenio”, hasta por lo menos, las primeras etapas.

Hacia las últimas fases de la “hegemonía” del Orrorin, emergió el Ardipithecus kadamba –5, 5 crones–, Género Ardipithecino del que tendremos oportunidad de hablar.

Ese conjunto de Géneros y especies, donde no se está seguro qué fósiles son un Género y que otros huesos son especies, pueden ser una transición entre los pre homínidos del Género Procónsul, que son muy hominoideos, y unos pre homínidos, como el “Hombre del Milenio”, que son menos hominoideos.

El Orrorin y el Ardipithecus pueden ser una transición hacia los sorprendentes Australopithécidos. El “Hombre del Milenio” y el kadamba, podrían evaluarse “pre Australopithecus”. Lo ignoramos.

Parece que al lado de ese Ardipithecino, afloraron Géneros como el Kenianthropus platyops (3, 5 millones de años), los Australopithécidos –3, 3 crones–, el Paranthropus (2, 5 millones de años) y el Pitecanthropus –2 crones.

De los Géneros y especies que hubo al lado de los Australopithecinos, es factible que los Australopithecus fueran los más evolucionados.

Más cerca del Plioceno, pero sin que esa época se inicie a cabalidad, apareció un nuevo Ardipithecino; era el ramidus (4, 4 millones de años), lo que confirma parcialmente y con “suspenso”, que el Ardipithecus kadamba y el nuevo ramidus, formaron un Género diferente de los Australopithécidos.

Lo estable es que ninguno de esos “pre–homínidos” muy simiescos, eran capaces de emplear ni siquiera guijarros, por lo que es probable que se alimentaran de raíces, huevos y frutas silvestres.

A mediados del Plioceno se induce una constelación de Géneros, uno de los cuales sobrevivía desde los comienzos del Plioceno –el ramidus (plausiblemente, haya derivado del Ardipithecus kadamba).

Por lo que se dató, son tres los Géneros “dominantes”: los Motopithecinos –8 crones–, los Ardipithecus y los Ramapithécidos.

Para determinados estudiosos, es factible que de alguno de esos Géneros hayan surgido los Australopithecus (3, 3 millones de años), que por usar los guijarros y ciertos “instrumentos” en analogía a los chimpancés para atrapar insectos, se denominaron Australopithecinos gráciles, los cuales llegaron hasta que asomaron los primeros Homo habilis –1, 7 crones–, o sea, hasta el Paleolítico Inferior.

Como existen quienes creen que de los Ramapithecus se gestaron los Homo, es plausible decir que acaso los Homo nacieron de algún Australopithecino, que a su vez, descendió de los Ramapithécidos, los que salieron de los Driopithecus. No lo podemos certificar…

Otros paleoantropólogos, bautizaron a los Australopithecus de “gráciles” para separarlos de los Australopithécidos que se imaginó que eran del Género de los Australopithecinos y que ahora se sospecha que no lo son.

Los ex Australopithécidos robustus (2 millones de años), tal cual otros ex Australopithecus, pertenecen al Género Paranthropus –de entre 4, 5 y 3, 5 crones–, que se desplegaron en la transición Pleistoceno/Plioceno –observar una postura divergente en

http://www.metafilosofia.net/paleo/html/Evolucion/html/evolucion5.htm, que se “amortigua” en

http://www.metafilosofia.net/paleo/html/Evolucion/html/evolucion6.htm, sin deglutir la incoherencia entre las posiciones.

Hay eruditos que arriesgan temerariamente, por la escasez de información confiable…, que de los Australopithécidos asomaron disímiles Géneros, entre los que están los que conducirán al Género Homo, tal cual lo adelantamos.

Existen querellas sin balance en derredor de cómo de los Australopithecus gráciles se pudo suscitar, por líneas enmarañadas, intrincadas, sinuosas, oscuras, el Género Homo.

Hay estudiosos que dicen que el antecessor (1, 2 millones de años) fue el primer Homo arcaico. Otros paleoantropólogos adjudican al rudolfensis –entre 2, 5 crones y 1, 8 millones de años–, el convertirse en el Homo sapiens arcaico.

Un candidato más para arribar al sapiens arcaico, es el Homo heidelbergensis (400 mil años). Del heidelbergensis surgió el Homo sapiens moderno o Cromagnon –200 mil años.

La fecha del Homo heidelbergensis es muy cercana al del sapiens moderno para que del Homo heidelbergensis evolucionara el Cromagnon.

Por otro lado, el Homo heidelbergensis es contemporáneo del Neanderthal, lo que indica, en nuestra modesta opinión, que el Homo heidelbergensis, el Neanderthal y el Homo sapiens moderno existieron en idéntica faceta.

Quizá, una primera alternativa sea que del rudolfensis, que es más antiguo que el antecessor, haya nacido el antecessor. De éste, salieron el Homo sapiens arcaico y el Neanderthal (http://www.metafilosofia.net/paleo/html/Evolucion/html/evolucion8.htm).

Otra posibilidad es que del rudolfensis haya evolucionado el antecessor y él haya sido el primer Homo sapiens arcaico.

Esas dos alternativas implican una idea caduca de la selección que es la de una “escalera”, en la que existe una secuencia que consiste en el rudolfensis, en el antecessor y en el Homo.

La imagen de la “escalera” significa un concepto en el que la evolución es progresiva –Gould, 1983: 38.

La otra posibilidad es que ni del rudolfensis ni del antecessor haya aparecido el sapiens arcaico. En esa alternativa, es factible que el rudolfensis, el antecessor y el Homo sapiens arcaico hayan coexistido.

Esa posibilidad implica que la otra imagen, es la del “arbusto”, en la que hay múltiples y divergentes líneas que se ramifican, sin propósito alguno (Gould, 1983: 40) y en la que los Géneros y las especies, se desarrollan, extinguiéndose unas y sobreviviendo otras.

La situación con los Homo fue ésta, precisamente. De los Géneros y especies que asomaron, los Homo continuaron, en gran parte, por azar, por casualidad.

Aun de esa suerte, cabe inquietarse: ¿de dónde asomó el sapiens arcaico? En una actitud científica prudente y rigurosa, la contestación puede ser que lo ignoramos.

Otros piensan que de una forma que no podemos describir, algunas de las especies de los Australopithécidos, devinieron en un tal ergaster (de 3 crones a 1, 7 millones de años). Ese ergaster sería el “nexo” entre los Géneros Australopithecus y Homo –apréciese la idea radicalmente contraria en

http://www.metafilosofia.net/paleo/html/Evolucion/html/evolucion5.htm y en http://www.metafilosofia.net/paleo/html/Evolucion/html/evolucion7.htm.

Si tenemos en cuenta la datación de los primeros Australopithecinos (3, 3 crones), es probable que el ergaster sea el “nodo” a partir del que los Géneros Australopithecus y Homo, se distancian.

Creen otros que el ergaster fue un tipo de Homo habilis… [de 2, 5 millones de años a 1, 7 crones (nadie acuerda con ninguno, casi todos se auto elogian y ofrecen su propia teoría

http://www.metafilosofia.net/paleo/html/Evolucion/html/evolucion5.htm)].

Es como si los fósiles que revelan la intrincada evolución desde los hominoideos a los homínidos, y de allí, a los Homo, estuviera fuera de quicio, en similitud con las hipótesis extravagantes respecto al Big Bang. Es como si los datos de la meandrosa evolución y de las teorías del origen del cosmos, estuvieran desorientados.

Sería pertinente, una oración de la luminosa Kristeva (2001: 7), cuando glosa a Pascal

Los hombres son tan necesariamente locos, que no estar loco sería otro tipo de locura

Sin embargo, de lo que se expuso, en lo que detectamos trifulcas de Armagedón entre los eruditos, lo que a nosotros nos interesa es que, sea como fuere, existen 3 conjuntos, en brochazos no prolijos.

Gould, Stephen Jay (1983): Desde Darwin. Reflexiones sobre Historia Natural. Madrid, Hermann Blume Ediciones.

Kristeva, Julia (2011): El genio femenino. La vida, la locura, las palabras. 2. Melanie Klein. Barcelona, Paidós Ibérica, S. A.
Leakey, Richard et al. (1994): Nuestros orígenes. En busca de los que nos hace humanos. Barcelona, Editorial Crítica, Grupo Grijalbo–Mondadori.

— – (1998): La sexta extinción. El futuro de la vida y de la Humanidad. Barcelona, Tusquets Editores, S. A.
Arsuaga, Juan Luis et al. (Junio de 2012): La especie elegida. La larga marcha de la evolución humana (del Proyecto Atapuerca), en http://bloc.mabosch.info/wp-content/uploads/2012/10/1.3.4%20LA%20ESPECIE%20ELEGIDA.J.L.%20URSUAGA.pdf. Enero de 2014.

Los trabajos, las noches, los riesgos y los días

Descartamos a los hominoideos, salvo al Driopithecus, del cual emergió el Ramapithecino que quizá, originó al ergaster (otra vez, obsérvese el panorama completamente, disímil en http://www.metafilosofia.net/paleo/html/Evolucion/html/evolucion5.htm).

El ergaster pudo ser un “proto Australopithecus” o un Homo “avanzado” (cf. http://www.metafilosofia.net/paleo/html/Evolucion/html/evolucion5.htm e ir a http://www.metafilosofia.net/paleo/html/Evolucion/html/evolucion7.htm), pero es factible que el ergaster sea el ancestro de los Australopithecines y los Homo.

En el primer grupo, los animales bípedos, al estilo del ergaster o del antecessor, no emplean ni guijarros ni “herramientas”, por lo que se atarean lo indispensable para no sufrir hambre y conservar a las hordas **.

El segundo aglomerado, está constituido por los Australopithecus gráciles, aptos en el manejo rudimentario de guijarros y de algunos “instrumentos”.

Los Australopithecines pueden haberse visto en la situación de tener que buscar alimentos, “midiendo” cuánto desperdiciaban de lo solar para conseguirlos. No obstante, esa presión no era tanta y podían “dilapidar” luz para obtener lo que les agradaba, a pesar que pudieran gastar varias o muchas “horas” del día.

La tercera constelación es del Género Homo propiamente, que se concentra en fabricar herramientas eficientes para lograr comida con el mínimo de esfuerzo y el máximo de rendimiento.

Es viable que estos primeros Homo, que acaso sean los habili, iniciaran lo que se denomina “Paleolítico Inferior Arcaico” o Forma técnica 1. Esos Homo llegaron a un esbozo de lascado aleatorio y tosco.

Idénticamente, con los primeros Homo eso no operó a manera de un imperativo y de cuando en cuando, podían darse el lujo de invertir horas en buscar lo que les placía.

El asunto fue que eso no duró y que en algún instante del curso de los Homo, comenzó a ser importante que no se desperdiciara luz solar en la obtención de alimentos y para ejecutar otras faenas, como la tarea de la producción de herramientas, como las labores de reparación de los instrumentos que se evaluaran imprescindibles, como la tarea de la caza.

Se piensa que los Homo que originaron el “Modo técnico 2” o el Achelense fueron los erectus.

Las cenizas del tiempo. La flor (venenosa) de su probable resplandor

Con ello, lo diurno se volvió algo que tenía que ahorrarse o administrarse y así, se disparó la peste que nos condujo a los costos de fabricación, a estar pendientes de lo que se invertía en luz para las labores, en lo que se destinaba a repartir las faenas, en lo que se orientaba a economizar las materias, etc. –abrir http://www.salta21.com/Alternativas-para-interpretar-la.html. Principió el desastre que nos oprime hasta hoy, en una comuna de los perfiles de la burguesa…

La invención del fuego, no aminoró esa plaga, que nos mira con sus ojos fríos y nos congela, a raíz de que los tiempos, el Tiempo es pariente de la Muerte (ese viejo dios engañoso, el Tiempo, nos consuela con la ilusión de que almacenará nuestras huellas en su rostro, cuando la verdad es que las pisadas se evaporan en el fondo de los siglos y se nos hielan los suspiros, la piel).

Las posteriores maneras de disponer de luz artificial –velas, faroles de gas, luz eléctrica–, no abolló el automatismo de ahorrar horas.

Por el contrario, las formas de luz no “natural” subrayan la importancia que guarda hasta el Siglo XXI, la administración de khrónos.

López, Edgardo Adrián (Mayo de 2008 i): “Materiales para el estudio de la evolución del Hombre”, en http://www.eumed.net/rev/cccss/0712/al4.htm.

Sección “Antropología”, en la revista electrónica Contribuciones a las Ciencias Sociales (Número Internacional Normalizado de Publicaciones Seriadas o ISSN 1988 – 5245), cuyo editor es el Dr. Juan Carlos Martínez Coll, Director del grupo EUMED.NET (conglomerado que posee el apoyo de la Junta de Andalucía –SEJ 309), Facultad de Derecho, Universidad de Málaga, Málaga, España, revista indexada en IDEAS/RePEc y alojada en (http://www.eumed.net/rev/cccss/).

Este artículo quedó desfasado en innumerables aspectos con relación a lo que en 2014 se confronta.

– (Agosto de 2009 z8): “Ida, el nuevo jalón evolutivo. Una polémica que no cesa”, en http://eumed.net/rev/cccss/05/eal.htm.

Revista electrónica Contribuciones a las Ciencias Sociales (Número Internacional Normalizado de Publicaciones Seriadas o ISSN 1988 – 5245), cuyo editor es el Dr. Juan Carlos Martínez Coll, Director del grupo EUMED.NET (conglomerado que posee el apoyo de la Junta de Andalucía –SEJ 309), Facultad de Derecho, Universidad de Málaga, Málaga, España, revista indizada en IDEAS/RePEc y alojada en (http://www.eumed.net/rev/cccss/).

La situación de este análisis no es dispar con respecto a lo que es debatido en 2014.

** Reconocemos que el lexema “horda” es propio de la Antropología del Siglo XIX y que en la actualidad, es impugnada por todos.

However y a contrapelo de lo que los antropólogos no aceptan, conservamos el término por varios motivos.

El primero es que la horda es un tipo de comunalismo primitivo que pudo haber durado en cuanto tal comunismo arcaico, hasta fines del Paleolítico.

El segundo es que si una organización como el comunalismo primitivo de horda, perduró hasta las postrimerías del Paleolítico, eso no impidió el surgimiento de otras asociaciones. Las hordas del comunismo arcaico, en las que no regía el tabú del incesto, dieron lugar a las bandas y a las tribus, previo al Paleolítico Superior.
El tercer elemento es que el tabú del incesto, emerge acaso con el Homo habilis y entonces, los que eran hordas *** operan como bandas.

El cuarto motivo es que los otros Géneros que no eran el Género Homo, son los que plausiblemente, vivían en hordas por lo que a la taxonomía que distingue a los Géneros que no son Homo del Género Homo, se agrega la diferenciación por la manera de reproducción biológica. En el caso de los Homo, el intercambio sexual implicaba que las hembras no eran “parientes” del macho o de los machos con los que tenían orgasmos.

*** Existen quienes opinan que los simios viven en hordas; nosotros creemos que se trata de manadas.

Es probable que los Géneros pre Australopithecus, existieran en comunitarismos de manada, análogas a las de los simios.

Por ello, Maximilian Weber se equivoca cuando desmantela el “comunismo primitivo”. Con un Karl aggiornado, el comunalismo pudo haber principiado con los Australopithecines, por lo que no nos situamos en una escala de centurias sino de eones.

Lo que sugerimos, puede ser discutible, por lo heterodoxo.

**** Pero…, ¿todo esto para qué, si no nos alivia? (http://www.youtube.com/watch?v=CvjYe9jl0cQ)

Una cosa “… inmensa como el mundo (pende) … sobre (nosotros), sobre (nuestro delgado) … corazón de hombre sin energías y … (nos sofoca) … (Tarde comprendemos) que … lo que (llevamos fue) … una vida de (aplastados) …”

[http://www.youtube.com/watch?v=4Tk371rH4Gs (sin embargo, esa consciencia es lo que nos tiene que emancipar de la soberbia, de la ausencia de hospitalidad, del orgullo, de la carencia de bondad, de la fatuidad, de lo vano, de la ira
– http://www.youtube.com/watch?v=qQX8C2J4jOA–, de la ausencia de solidaridad, del deseo de poder, de la altivez, de la incapacidad de disculpar, de la prepotencia, de la falta de compasión, de la arrogancia, del apartarse del otro, en virtud de que esas pasiones tristes no modifican ni un destello el curso de los acontecimientos y enferman nuestro interior)].

Proust, Valentín Louis Georges Eugène Marcel (2001): Los placeres y los días. Buenos Aires, Pluma y Papel Ediciones, p. 244.

Salomón tal vez, no estuviera errado al difundir que escribir es para no acabar jamás, que leer es para no descansar nunca y que nada de lo que decimos, permanece, excepto unos miserables segundos

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