La problemática va mucho allá de los simples y estentóreos enunciados de voces y sectores que trinan contra el Gobierno Nacional como el bonaerense.
Cuando se conoce desde los grandes medios concentrados del país, que el mayor distrito electoral, como la provincia de Buenos Aires( 14 millones de habitantes) donde su capitanejo y Gobernador Daniel Scioli, declara el Estado de Emergencia en Seguridad Pública, posiblemente les recorra un frío impensado por la espalda a los primeros mandatarios del resto de las provincias argentinas (menos a nuestro JMU de Salta, claro), tal vez por el conocido Efecto Espejo. Puesto que un contexto territorial como el de la Argentina, prueba que todavía somos un proyecto de Nación fragmentado y desinformado desde los primeros niveles de decisión gubernamental, en cuestiones esenciales como seguridad pública, educación, tasa de mortalidad por infecciones intrahospitalarias y otras tantas cruciales y de alta sensibilidad social.
La decisión oficial del Gobernador Scioli en este sentido, huele más a manotazo de ahogado por la incontrolable ola de crímenes, asaltos, asociado al nuevo fenómeno que asusta a todo gobernante: LINCHAMIENTOS EN VÍA PÚBLICA DE DELINCUENTES EN FLAGRANCIA. Muchos dirán: Ausencia del Estado, Inoperancia, Desidia o Liberación de Zonas para Delinquir, etc.
Seguramente, la problemática va mucho allá de los simples y estentóreos enunciados de voces y sectores que trinan contra el Gobierno Nacional como el bonaerense. Todo estado de emergencia de lo que sea (Emergencia económica, edilicia, judicial, policial, etc., etc.) es un régimen de excepción, por lo cual debe tener un término acotado de duración. Es la única y excluyente forma de medir la eficiencia de gestión y acción de los poderes del Estado. Por ello, toda la literatura mediática que excita el morbo colectivo por hechos delictuales de alto impacto, debe considerar empezando por los medios de comunicación, que el Orden Público establece como límite LA LIBERTAD, ésta entendida como nadie (Estado incluído) puede por acción y omisión, dañar y/o perjudicar a un tercero, conforme lo disponen las leyes positivas vigentes.
“Acorralar al Delito…” expresión menuda de Daniel Scioli, gobernador del conurbano, como si ello fuera un determinismo matemático e inexorable. Un poco más de una década atrás y cuando asesinaban casi a diario a policías bonaerenses, el exgobernador y actual diputado nacional Felipe Solá decretaba un estado de emergencia similar. ¿Y qué ocurrió hasta hoy? Nada, todo empeoró.
Hay que recordar además que en nuestro país que no es sólo Buenos Aires cosmopolita, sino también las demás provincias, no hay estadísticas y registros completos y actualizados del DELITO en cualquiera de sus formas, razón por la que cada organismo de seguridad nacional o provincial siguen siendo compartimentos estancos a la hora de suministrar información útil a la Opinión Pública.
Calcule Ud. lector: hasta el Papa Francisco desde el Vaticano expone en sus discursos, el capítulo de la INSEGURIDAD PÚBLICA que asuela Argentina. Tal vez, y en una de esas la llame por teléfono a una ignota y desconocida dama llamada Cecilia Rodríguez, que está por decisión de CFK como Ministra de Seguridad de la Nación…(!!?). Como será el peso de estas circunstancias socio económicas que gravitan en toda la Argentina, que la propia Presidente de la Nación, optó por suspender el trámite de aprobación de las reformas muy cuestionadas del Código Penal y Civil, en una suerte de “desensillar hasta que aclare”. Seguramente, como se viene el Mundial de Fútbol, este servirá de pantalla megagigante para distraer a la Opinión Pública Nacional de preocupaciones menudas, e intentarán consumar las pretendidas reformas pedidas por el oficialismo nacional, por más que Sergio Massa (Pequeño Menem Incipiente) ande revoleando justo ahora, su proyecto de Ley de Policías Municipales.
En el mismo sentido y, como desapareció VOCACIÓN DE LIDERAZGO POLÍTICO genuino desde hace mucho tiempo, los presidenciables más mediáticos (no los que puedan ser los más votados) como: Cobos, Binner, Carrió, Sanz, Uribarri, Urtubey y la lista sigue…ofician de precandidatos a la violeta, haciéndose ver en la embajada de EEUU y Nueva York, al estilo de los cipayos nativos de hace medio siglo atrás, pretendiendo ser la Vidriera Política de Alta Escuela y aspirantes a erigirse uno de ellos, como Presidente de la Nación Argentina.
Cómo se ha desnaturalizado el privilegio máximo de ser el Jefe de Estado de la REPÚBLICA en diciembre del 2015, en una nación sin líderes políticos reales como la nuestra. Hoy, cualquiera quiere ser Gardel, aprovechando la inexorable extinción del KIRSCHNERISMO CRISTINISTA en un año y medio vista.
– El autor es Periodista (Analista Político) – www.tiemposdehoy.org.ar
