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domingo, noviembre 24, 2024

Una interpretación de los marxismos, según el historiador Perry Anderson

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Los estudios acerca del pensador del jardín, muestran que Karl dominaba toda la Filosofía griega conocida en el Siglo XIX.

“… (El) marxismo occidental … invirtió la trayectoria del … propio (Karl) … (El) fundador del materialismo histórico se desplazó … (desde) la filosofía a la política y luego a la economía, como terreno central de su pensamiento …”
Anderson, Perry (1987): Consideraciones sobre el marxismo occidental. México: Siglo XXI Editores, S. A. de C. V., p. 67

Coordenadas –“atesis” o Ceroidad

El artículo que glosaremos con el florete, estilo y estilete, de una nota minimalista o miniaturista, a lo Walter Benjamin o a lo Satie (http://www.youtube.com/watch?v=S-Xm7s9eGxU), glosa que es opuesta a las apostillas agobiantes o a los libros de nuestra firma, saturados o barrocos, a lo Derrida, tal cual me lo informó hace tiempo, el Licenciado Jorge Lovisolo, puede incluirse dentro de una serie de breves comentarios del marxista inglés, Anderson, acerca de temáticas vinculadas a Levy. Algunas de esas obras, son Tras las huellas del Materialismo Histórico o A crise da crise do marxismo. Introdução a um debate contemporâneo (en este palimpsesto, Perry continúa con sus alabanzas a Uliánov y a la Escuela de Frankfurt).

Es probable que el británico no lo aprecie así, pero nosotros podríamos detectar ese “hilo de Adriano”…

Intentos –afirmación o Primeridad

Lo que procura un escrito de ocasión de finales de la década de 1970, con un “Epílogo” de las postrimerías de los ‘80, es presentar las corrientes nodales de lo que Perry denomina “marxismo occidental”, donde incluye como marxistas a personas deleznables, como los de la reaccionaria y conservadora Escuela de Frankfurt, algo que, de ser honestos, no se podría concretar ni ebrios, ni drogados, ni sonámbulos, ni dormidos [pondera marxista a… ¡Adorno! (1987: 91 –como si fuera escaso lo que esparce, vomita bronce al fraude universitario de Piero Sraffa; Piero no podría ser sino una engañifa, tratándose de la academia, a causa de que la hamaca el fraude…; cf. la glosa 1, p. 94, y la p. 139, e ir a http://www.salta21.com/Piero-Sraffa-y-el-barbado-de.html)].

El “marxismo occidental” no es el leninismo a secas, sino lo que viene después de Il’ich, lo que se erige luego de una sección del austromarxismo y lo que viene después de Stalin, a los que el inglés considera antecesores de aquel marxismo no ruso/oriental, el que estaría integrado por un arco de intelectuales que se bambolea de Gramsci y Colletti a Marcuse, de Sartre a Goldmann, de Baran a Kalecki, entre otros (alrededor de Kalecki, es impostergable confesar que no está seguro de incluirlo en la tradición academicista del marxismo occidental –nota 25, p. 62).
Anderson hace una periodización generacional por ciclos de dos décadas, tomando como cortes fechas de sucesos impactantes de alcance mundial en la historia del capitalismo.

Además del dislate de absorber a gentuza como Sweezy en lo que se denominaría “marxismo”, efectúa un encendido elogio de Trotski (p. 119 y ss.; p. 142), de Uliánov –pp. 19, 140, 142– y de ciertos trotskistas (p. 122 y ss.), separándolos de plagas psíquicas, tal cual se expresaría Freud, de la estatura de Mao o Stalin.

Balances –negación o Secundidad

Lo positivo de lo efectuado por el británico, es que secuencia el despliegue de la tradición, desde las últimas intervenciones de Engels hasta 1970.

Idénticamente, es loable que sostenga que las clases negadoras de la alteridad, se apropian de los avances en el desarrollo de las fuerzas de producción en pos de una creciente independencia de la biosfera, para acabar siendo las clases dominantes, otra Naturaleza [p. 101 (afea el logro, al concebir que el comunismo para el apartado de Bakunin, significaba un control absoluto de la biosfera –ídem–; por el contrario, el comunismo es la posibilidad de hacer otro “Contrato natural” con el planeta y con el universo –como apreciamos aquí, el momento de la negación, no implica una especie de resta o de “menos” de forma directa y tosca, sino que puede abarcar un instante afirmativo u otro, que sea positivo y que amortigüe lo afirmativo con una objeción)].

Los momentos positivos del instante de la negación, pasaron.

Uno de los errores de Anderson, es que enarbola que Karl no emplea la categoría escasez (pp. 106–107, 139). No la usa como un marginalista o un neo clásico, pero su hipótesis del valor, comprende que dos factores son escasos y por ello, inestimables: el tiempo y las faenas [http://www.salta21.com/Alternativas-para-interpretar-la.html (ese tipo de dislates, torna necesario que Marx sea debatido de nuevo, sin alucinar que es sabido lo que pincela, dejando en suspenso todo lo que se enunció y a la par, contando con lo que se dijo desde 1883, para estar atentos)].

Otra de las equivocaciones, por la seria omisión, es que no define lo que asimilará por “occidental” u Occidente*, partiendo de que es Inglaterra y la Europa que se tranca en los Urales, que no es un continente, sino una península minúscula de Asia, empantanándose con eso, en el eurocentrismo y etnocentrismo.
Otro de los gruesos errores, aparte de los que se encuentran condensados en el epígrafe y que desmotaremos…, es lo que disemina livianamente, en torno de la cultura filosófica de Heinrich:

“… la … cultura filosófica de Marx … no se caracterizaba por (el dominio) … de Kant o Hume … , para no hablar de otras figuras …” –p. 77.

Como lo enunciamos con respecto a Lacan en otro sitio y por su aseveración de que en el socialismo habrá el Amo que es la mercancía, que un axioma de esa magnitud no levantase una protesta, da cuenta del desconocimiento de la obra de Karl, no saber que es una denegación, en el más puro sentido psicoanalítico, a pesar que se haya leído El capital, que no dudamos que el inglés consultó, aunque no registre que Hume es citado en los tomos I y III (cf. Infra).

El palimpsesto de Anderson no menciona jamás los Escritos sobre Epicuro ni los Cuadernos de Kreuznach, que sobrarían para deconstruir tamaña censura y represión contra Levy.

Los estudios acerca del pensador del jardín, muestran que Karl dominaba toda la Filosofía griega conocida en el Siglo XIX, porque para desmantelar las críticas en desmedro de Epicuro, tuvo que indagar la obra de Aristóteles, entre otros pensadores.

La sapiencia con relación a lo que estaba disponible en el ‘800 de la Filosofía griega, con probabilidad condujo a Levy a dominar el resto de la Historia de la Filosofía. Imaginando, sin embargo, que eso no es de esta guisa, no es verdad que Karl no manejara a Hume. Lo nombra en El capital, etc. –vol. I, “Capítulo III”, glosas 30 y 31; “Capítulo XIV”, nota 8; “Capítulo XIX”, glosa 11; “Capítulo XXIII”, nota 6; vol. III, al inicio del “Capítulo XXIII”; en el principio del “Capítulo XXXIV”.

* Puesto que al decir de Guattari, como cada uno es varios, es aconsejable el nosotros, enuncio en este caso, que si no cercamos la idea de lo que es “occidental”, que no coincide con lo que es Occidente, advertimos que no trastabillamos de esa forma (y he sabido, de cerca, de –los– tropiezos, aunque haya sido “menos que mi reputa/ción”…).

El pasado “intelectual” de Heinrich –doble negación o Terceridad

Levy tuvo antecesores pero no son ni Hegel, ni Rousseau, ni Kant, ni Spinoza, ni Kierkegaard, sino Epicuro, Demócrito, Lucrecio (http://www.salta21.com/Foucault-y-las-trampas-weberianas.html) y una enorme cantidad de literatos, entre los que se destacan Diderot, Shakespeare, Balzac, Cervantes, entre otros [podríamos agregar a artistas, como pintores, músicos, poetas, gente del teatro –habría un “Theatrum non philosophicum” en Heinrich (contra Derrida, Paul-Michel, Deleuze, Guattari)].

A Denis, lo admiraba, junto a Engels, por El sobrino de Rameau, en el que se pone en escena una dialéctica singular entre Razón, Simulación de la locura y Sinrazón, “διαλεκτική” que no es hegeliana.

Tampoco sus antecesores son Ricardo, Hegel y Smith. A esos intelectuales los rompe y los deconstruye, no siendo Marx ni ricardiano (http://www.salta21.com/Alternativas-para-interpretar-la.html), ni hegeliano, ni seguidor de Adam Smith.

Lo que se contrabandea (diseminación o “Cuarteridad”)

De acuerdo a la cita que insertamos a modo de epígrafe, Karl habría sido filósofo, político y después, economista o al menos, se habría ocupado de la Filosofía o del pensamiento de ciertos filósofos cercanos –Feuerbach, los hermanos Bauer y Hegel–, de algunos políticos (e. g., de los socialistas utópicos o de temas políticos) y de la economía, volviéndola “central” en su impensar –Jackie; Wallerstein. ¡Ni una cosa ni la otra! Pero &%$#^@~…, ¡hasta cuándo habrá que frecuentar semejantes asuntos! Meu Deus… ¿Es que no se acabará más?

Tampoco existe en mi querido amigo, mi buen amigo, mi único amigo (tan solitario, abandonado, exiliado, arrinconado, incomunicado, aislado –http://www.youtube.com/watch?v=wjItp_hU7ig), la deformidad del “materialismo histórico”* (ir a http://www.salta21.com/Adrian-Lopez-ese-otro-Marx-sin-las.html), que no fue pergeñado como tal ni por Heinrich ni por Engels, el cual emplea el sintagma de concepción materialista de la Historia.

Marx no edifica una economía ni se enloda en ejes económicos**, aunque lo parezca, a causa de que consideraba que la economía debía licuarse, al igual que tenían que disolverse las clases Y los grupos colectivos, porque si no se superan los conjuntos sociales, pueden desaparecer las clases, como se licuaron en la ex URSS, pero pueden quedar mandarines que no son clases y ejercer poder, dominio, autoridad, regencia, gobierno, etc. [determinados individuos o ciertas esferas semiósicas particulares como los docentes, no son clases, sino obreros improductivos***, excepto que laboren para una institución que no sea el Estado, en cuyo ejemplo, son asalariados aplanados por el capital (acerca del tema de los grupos, cf. http://www.salta21.com/La-hipotesis-de-las-clases-los.html)].

* Explícitamente, se dice que el “materialismo histórico” es la Historia como ciencia, en pp. 134 y 137, donde el isleño procura concretar una auto crítica que es fallida o que no conduce a nada, por nada, para nada.

En La ideología alemana, glosa 1 de p. 16 en p. 676, Karl y su hermano de luchas, enuncian que la Historia era el único saber que era una Ciencia Social legítima, en el Siglo XIX. En una Lógica de Primer Orden o de “p, entonces q”, ¿a causa de qué Heinrich iría a convertir en ciencia a algo que ya era científico? ¿Cómo podría ser el materialismo histórico la Historia “qua” Ciencia, si la Historia era reconocida por Karl en tanto ciencia? ¿La reemplazaría? ¿Y para qué ese esfuerzo? O peor, como expresaría Jacques-Marie: ¿por qué los que son eruditos en marxismo, no principian por ser lectores de Heinrich mismo? ¿Por qué no consultan a Karl y olvidan la santificación de Lenin o Trotski? (“yo nací para mirar lo que pocos quieren ver …” –“Charly”).

** No son una aventura ni la hipótesis del valor, ni la teoría de la cuota de ganancia, ni la hipótesis de su caída (p. 140), ni se encuentra dislocada la teoría de las faenas productivas y de la labor no productiva –p. 139 (ir a http://www.eumed.net/ce/2007-b.htm)–, si direccionamos esas últimas nociones, a la hipótesis de los aglomerados colectivos.

Sabe Dios que procuramos eludir el dogmatismo, pero hay que anunciar que si protestamos en desmedro de la teoría del valor o de la hipótesis del desvío de la tasa de lucro, nos apartamos de Heinrich.

*** Innumerables atareados improductivos, sectores independientes y población que es económicamente, inactiva o “sobrante”, más allá de que puedan admitirse en los grupos, sean acomodados o no, de acuerdo a determinados planos de consumo e ingresos, pueden ser de una ideología y de aspiraciones pequeñoburguesas, aunque no sean capitalistas menores****.

**** Es que la idea de lo pequeñoburgués****, no es un descalificativo, ni se asocia con un nivel de empresa, sino que se vincula con lo que la idiota Escuela de los Annales, bautizaría de “mentalidad”, concepto que jamás, nunca, acotó satisfactoriamente.

***** Perry desestima que Heinrich fuera pequeñoburgués (nota 13, p. 129 –por eso, hay que leer hasta las glosas). No; no lo fue, a pesar de sus detractores, pero su familia, en especial, por su rama paterna, sí lo fue, en virtud de que su progenitor era un abogado de renta abultada, por lo que no era adjudicable a una clase y era un obrero no productivo privilegiado, que al detentar cierta escala de consumo, no pertenecía a los conjuntos subalternos. Era miembro de los grupos dirigentes, sin ser clase opresora (la taxonomía ejercida, manifiesta su potencial en esta clasificación).

Una parte considerable de los intelectuales del marxismo occidental, ofendidos por no ser grandes burgueses…, sí fue pequeñoburgués, en particular, la maldita Escuela de Frankfurt “in toto”, sea por sus condicionantes económicos y monetarios, sea por sus gustos, ideologías, aspiraciones, preferencias, inspiraciones –los “pensadores” de la aludida Escuela, sin excepción, fueron teóricos pequeñoburgueses, pujando para ser enormes burgueses, que se distraían con “Eros” y Thanatos, el “Iluminismo”, Weber y personas de esa laya.

Clinamen, “Quinticidad” o desvío

Lo que procuró el inglés, demuestra que para una historia del marxismo, no basta con conocer o decir que se sabe, acerca de los escritos de los intelectuales que presuntamente, serían marxistas, sino que es impostergable no dar por sentado que es conocida la obra de Karl, tal cual adopta por obvio, Anderson, en el inicio de su artículo, en virtud de que puede caerse en una gigantesca denegación:

“… No necesitamos detenernos … en la vida y (en los escritos de Heinrich, recordados) por todos” –p. 9 (ir a la Primera Parte de http://www.salta21.com/Restaurar-al-verdadero-Marx.html).

“Sexteridad” o segundo clinamen

Respecto a lo precedente, varios interrogantes.
Primera inquietud, a lo Bourdieu: ¿quiénes son “todos”?
Segunda reserva, a lo Émile: ¿estamos seguros de recordar lo que el reprimido y censurado Marx, sangró en su tenue existencia? ¿No habría en ese rememorar, el peligro de encubrir a Karl con recuerdos que sepultan otros aspectos que serían impostergables, rememorar?

Una sentencia a lo Jackie: en estos momentos, en este ahora, en que estoy presente sin Presencia, habría que aceptar la urgencia de Re elaborar a Karl para des occidentalizarlo (http://www.salta21.com/Foucault-y-las-trampas-weberianas.html), desacademizarlo, des institucionalizarlo, desleninizarlo*, des marxistizarlo, des sovietizarlo y anarquizarlo, cincelándolo menos rígido, áspero, duro, masculino, patriarcal y haciéndolo más fluido, blando, flexible, grupuscular, femenino, arenoso, múltiple, feminista, literario. De novela, sí. Novelar a Heinrich; apreciar en él su literatura, su poesía, porque ha sido un gran literato o poeta (http://www.salta21.com/Alternativas-para-interpretar-la.html), aun cuando sus poemas en sí, los dedicados a Jenny, no fueran tan buenos y sí lo fuesen sus oraciones o plegarias, del estilo de los Escritos sobre Epicuro.

Cuarta pregunta, a lo Sigmund: ¿por qué fantaseamos en que no precisamos detenernos ya más, en la vida y obra de Heinrich, cuando quizá, con más urgencia que nunca, sea necesario leerlo, de principio a fin, allende las tradiciones?

* “Intertiempo” o pausa.

El historiador adelanta sin atragantarse ni avanzar, que la “… palabra final la dijo …” Uliánov [ah…; sí; tremendo cráneo –¡“Nossa Senhora”! (p. 130; cuando me topé con semejante frase, me quedaron pocas ganas de continuar)].

Tercer desvío o “Septicidad”

Perry resiste, reacciona y se resiste, ante la mezcla, la mixtura de Karl con el Psicoanálisis (http://www.salta21.com/Alternativas-para-interpretar-la.html). ¿A raíz de qué, en un instante en que se habla, como lo efectuará Anderson en una obra, se teme entrejuntar a Heinrich con otros saberes? ¿Por qué no modular a Karl, componerlo, re componerlo, descomponerlo, ponerlo con y junto al Psicoanálisis, la Semántica, el Análisis del Discurso, la Semiótica, el deconstructivismo argelinojudíomagrebí? (cf. la Primera Parte de http://www.salta21.com/Restaurar-al-verdadero-Marx.html).

Tampoco es correcto que Heinrich no haya propuesto medidas organizativas y que ese vacío lo cubriera el inconmensurable Vladimir, que para lo que gestó, nos hubiera aliviado que no respirase. La manera de estructurar la Internacional y el alejamiento persistente de Karl respecto a los Partidos, que el mismo británico acepta… (p. 11 –cuestión que a mí se me exigió que lo demostrase), son acontecimientos que hablan y mucho, si se detenta una oreja analítica, claro (ir a http://www.salta21.com/Hacia-el-amanecer-de-otra-practica.html).

Cuarto clinamen u “Octeridad”

En El monolingüismo del Otro. La prótesis de origen, Derrida cinceló una suerte de Prólogo que tenía la solicitud “Favor de incluir”, prólogo que estaba suelto, sin coser al libro. Pido, sin Demanda, que se agreguen, no como Prólogo ni Epílogo o conclusión, las obras que dispararon, desaparecieron, en el sentido de Albertine desaparecida, este comentario limitado, pobre, tipeado entre eldíalanoche, a la mañana, cuando clarea el alba y se ven los rayos de sol ingresar por las celosías, “apenumbrando”, sombreando, los objetos, las cosas de la habitación en la que se amanece, a ojos abiertos.

Segundo intertiempo, “out of time”

Quinto desvío o Novenidad. Fin u ocaso. “De forma”, tal cual se expresa en una jerga administrativa que conocí, sin punto que abroche la frase, según es costumbre en las Resoluciones o Dictámenes jurídicos [cuando yo había establecido en 1998, que latía en Heinrich una Dialéctica del clinamen y de lo inestable, un extranjero que había llegado a Salta a conferenciar sobre Haití, enterado de lo que le comentaron de buena fe, se encogió de hombros y espetó que no era ninguna novedad, puesto que había rusos que sugirieron que los momentos de la “διαλεκτική” en Karl, no eran de 3 ni de cuatro instantes, sino de 9 –que vaya lo que acabo de compaginar, de impensar, para que ese leninista y los que le prestaron oído, se sientan cómodos en su ortodoxia ciega, a raíz de que cada quien tiene derecho, por lo que enuncia Levy en los Escritos sobre Epicuro, a su propia necedad (yo, podría quedarme con la “tontera” del anarco comunismo y del anarcomarxismo, y los leninistas aludidos, con su necedad del leninismo, del Partido, del culto a la revolución soviética, festejando su pulsión asesina, aceptando el guerrillerismo o al Ejército Rojo y celebrando la zoncera peligrosa de la dictadura no democrática y sí sangrienta, del proletariado, para tachar de infantiles, a los que son izquierdistas, lo cual equivale a que esos comunistas son más radicales que los socialistas autoritarios o leninistas, marxistas–leninistas, etc.)]

2 COMENTARIOS

  1. De tarde, en la mañana…
    Acabo de anoticiarme de que había una glosa sin responder de mi parte, a las 10, 22 de hoy 25. Estaba ocupado, siguiendo con atención la lucha de los docentes de Salta, a partir de la excelente cobertura de la periodista Romina y no había reparado en el comentario que hizo el Doctor colombiano en Economía, Profesor Rafael Henao, que se ocupa de los pareceres de un ilustre desconocido y renegado, en el múltiple aspecto de negado, ocluido, borrado, excluido, ignorado, ninguneado, bastardeado, y en los sentidos de «tachado» y de «insurgente»…

    Lo que propuso Karl son nociones, ideas, en la escala en que para expresarnos en lenguaje articulado, apelamos a palabras para destilar significantes o palabras. Destinos y metáforas. Colores y ritmos. De habla. Tonos de lenguaje. Sin embargo, Marx no es una «sencilla» idea o conjunto de nociones o ideas, sino que es un corpus teórico.

    En tanto que conglomerado de hipótesis y aunque suene temerario, Heinrich no fue leído, aunque se lo haya consultado o se haya enunciado que se abrieron sus escritos. Y es que existe con Karl un problema como el que insiste y existe con Freud o con Lacan: las re elaboraciones de Marx…; las interpretaciones de él, pueden ser formas de denegación de lo que profirió. De hecho, imagino que prácticamente, todo lo que podría incluirse como «marxismo» y leninismo, fue una aguda represión, ocultamiento, denegación, forclusión de Heinrich, obligándonos/empujándome a una «compulsión a la repetición» con la obra de Marx, al tener que volver una y otra vez, a su nombre, a su firma, para procurar despejar lo que Karl enunció, allende las tradiciones y lo que se considera sabido.

    Pero el gesto de regresar a Marx, tampoco es simple, dado que, para comenzar, implica una necesaria apuesta, una toma de partido y una toma de posición, en los términos de Derrida y de Bourdieu. E independientemente, de esos patronímicos.

    Entonces, es preciso leer y re leer a Heinrich y en simultáneo, quitarle los escombros que lo sepultaron, al mismo tiempo que evitamos denegar a Marx. Una táctica y estrategia, imposibles y por eso, necesarias. Urgentes.

  2. Una interpretación de los marxismos, según el historiador Perry Anderson
    Hola profe.

    Lo de Marx, necesariamente, lo tenemos que comprender como una gran idea, una forma muy distinta de ver las cosas, de comprenderlas. Será un buen punto de partida para llegar a donde se tiene que llegar.

    Saludos.

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