Si Kristina renunciaba, Romero llegaba a la presidencia del país

En su peor momento, Kristina analizó con el ministro del interior Florencio Randazzo y el jefe de gabinete Alberto Fernández qué debía hacer. Si ella optaba por renunciar, se abría el camino hacia la presidencia para el salteño Juan Carlos Romero

Tras la derrota de ayer en el Senado con el voto en contra de su vicepresidente del proyecto de retenciones móviles que enviara al Congreso Nacional ella vive sin dudas el momento más duro dentro de una exitosa carrera política que la llevó al sillón de Rivadavia.

Kristina Kirchner jugó a fondo su decisión de imponer retenciones a la renta extraordinaria de la producción sojera, lo que generó un conflicto que paralizó el país y desembocó en una crisis económica, social y política.

La iniciativa no sólo la enfrentó al mayor poder económico que emergió tras la crisis del 2.001. Le granjeó la antipatía de la clase media que, enojada por la inflación, apoyó a los sojeros, reunió a la oposición desde la izquierda del MST y CCC hasta los conservadores de la Sociedad Rural, perdió apoyo de aliados como el gobernador de Santa Fe, y debió soportar una fuerte campaña de desprestigio de los medios encabezada por el grupo Clarín, el grupo Perfil y el diario La Nación. Su imagen positiva cayó al 20%.

Con la enorme derrota política de ayer se genera una crisis gubernamental por el hecho de que el propio vicepresidente Julio Cobos votó en contra de la iniciativa presidencial. El gobierno queda muy debilitado. La CGT se partió y ahora existe un grupo opositor surgido de esa podera organización sindical. El apoyo de las clases obreras urbanas -y de una importante estructura clientelística- no parece poder compensar esa debilidad.

El estilo Kirchner se basa en una acumulación de poder y una fortaleza de tradicional cuño peronista más que en la búsqueda de consensos y equilibrios. La nueva situación genera una perspectiva muy difícil para Kristina.

Ante esa debilidad la alianza entre la patria sojera y la patria mediática podría jugar a fondo para desestabilizar totalmente al gobierno y colocar en la Casa Rosada algún representante de los intereses agroexportadores y del monopolio de los grandes conglomerados empresariales periodísticos.

Tras reunirse con familiares de víctimas del atentado a la AMIA, tratando de aparentar normalidad, kristina analizó esta tarde con Randazzo y Fernández el camino a seguir. La decisión final fue continuar con la agenda presidencial y viajar al Chaco. Se la vió sonriente, como si nada pasara, abordar el Tango 01 en Aeroparque alrededor de las 18,30.

Romero, a un paso de la Rosada

Como consecuencia del cimbronazo de esta madrugada en el Senado arreciaron esta mañana rumores sobre la probable renuncia de la presidenta. La especie fue analizada esta por la periodista Marta César en su programa «Piquete y Cacerola» (FM Noticias, 88.1)

En el hipotético caso de una renuncia de la presidenta -lo que la evolución de la crisis parece ahora descartar- el máximo poder Ejecutivo del país quedaría en manos del vicepresidente Julio Cobos.

Pero la base de sustentación política de Cobos es mínima. Está muy cuestionado tras su polémico protagonismo en el Senado que lo haría el responsable máximo de la renuncia de Kristina y la crisis de gobernabilidad.

En ese caso -que afortunadamente parece minuto a minuto más improbable- podía llegar a la presidencia de la Nación nada menos que el vicepresidente del Senado, el salteño Juan Carlos Romero.

En torno a él se agruparían las fuerzas de la derecha conservadora, la derecha neoliberal, los grupos mediáticos que pugnan por monopolizar el negocio de las comunicaciones y claro, los poderosos pooles sojeros que propinaron al gobierno su peor derrota en lo que va de toda la gestión K.

Poco o ningún espacio de poder lograrían en ese esquema quienes desde la izquierda apoyaron al «campo» contra el aumento de las retenciones a la exportación de la producción sojera.