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viernes, enero 10, 2025

Día del Periodista, entre luces y sombras

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El 7 de Junio, de cada año, se “festeja”, en todo el país, el DÍA DEL PERIODISTA.

Se recuerda el nacimiento de la Gaceta de Buenos Aires, el primer periódico que se editó en nuestras tierras, en los albores de nuestra Patria con la revolución de Mayo.

La Gaceta fue el periódico que fundara Mariano Moreno, como un órgano de difusión de las ideas libertarias que se comenzaba a sembrarse en el fértil terreno de los nuevos ciudadanos, que buscaban ser parte de la historia de un nuevo país.

Claro que la revolución necesitaba de un soporte comunicacional que la defendiera de los embates de las fuerzas vernáculas y extranjeras que querían acallar, y para siempre, todo grito de libertad.

Y desde aquellos tiempos, hasta hoy, ha corrido mucha tinta contando, informando y opinando sobre los hechos que fueron formando las ricas páginas de nuestra historia. Muchos hombres y mujeres dieron sus vidas por llevar bien en alto el espíritu noble de la causa de la libertad de expresión. Que sufrieron y sufren los dolores de parto cada vez que se intenta democratizar y extender las bases de la sustentación de la información para todos, en igualdad de posibilidades y oportunidades.

En aquellos tiempos, en que apareció La Gaceta de Buenos Aires, el universo de lectores era muy chico y más que selectivo. Sin embargo valió el intento ya que a partir de ahí se comenzó a dar una dura batalla por llevar, a todos los ciudadanos, el derechos a ser informados, y a los periodista la posibilidad de contar los hechos, con honestidad intelectual.

Pero hoy, con todos los adelantos que nos trae el avance de la tecnología; con el uso cada más masivo de ella, también se está produciendo otra dura batalla, para los periodistas, y que tiene que ver con, lo que algunos pretenden encorsetar: la objetividad o subjetividad de la información.

Resulta ser que hoy, más que nunca en la historia, los medios de comunicación (mejor dichos las empresas de medios de comunicación) se quieren constituir en un “Poder” que regule y digite la opinión pública y, por ende, la vida de los ciudadanos. Y lo más risible, es que se ha hecho de ello un mito como que algunos de nosotros (los periodistas) nos creemos los censores de la vida de los demás ciudadanos; y éstos le dan el crédito como para que así sea, porque otros poderes del estado no saben, no pueden o no quieren ser receptores y dar las soluciones a las demandas de la población.

Primeramente, debemos aclarar que nosotros, los periodistas, somos simples trabajadores y que, como tal no tenemos privilegios por encima de cualquier ciudadano común.

Nosotros, al igual que muchos trabajadores de nuestro país, sufrimos los atropellos de los dueños de ciertos medios que prefieren seguir manteniendo en situación irregular a los periodistas, ya que podemos decir, y sin temor a equivocarnos, que el trabajador de prensa, es uno de los sectores laborales más desprotegidos del mundo laboral. Algunos con contratos basura, con trabajos a destajos y muchas veces corriendo riesgos, a su costa, por seguir manteniendo su puesto laboral.

Y en ello, no podemos dejar de advertir al gobierno, que ofrecen las pautas oficiales a las empresas locales de comunicación, que tienen a sus trabajadores en “negro”. Ya nadie puede hacerse los desentendidos, en este sentido.

Publicitar, los actos de gobierno, es un deber constitucional que valoramos y apreciamos que se lo cumpla. Pero no podemos aceptar que, por diversas maniobras, en estas empresas beneficiadas con el dinero de todos, en publicidad oficial, existan despidos sin debida causa; o tengan trabajadores no registrados violando las normas laborales y escalas o estatutos vigentes para el sector.

Por eso es necesario que, aún en medio de los “festejos” por el DÍA DEL PERIODISTA, hagamos una profunda y sincera reflexión sobre qué significa ser Periodista. No seré yo el que exponga, en este lugar, lo que significa o el rol que debe tener el periodista, en esta sociedad moderna. Lo que sí debemos reconocer que, somos trabajadores que nos debemos al apostolado de la información, con honestidad y transparencia.

No es cierto que nuestra profesión signifique ser totalmente objetivo. Porque todo cuanto hagamos, en cualquier ámbito de nuestra vida, lleva impreso el sello de nuestra subjetividad. Eso de pedir, como lo hacen los que buscan denostar nuestra profesión, que tratemos la información, los hechos o las noticias con total objetividad, está desconociendo su propia esencia como ser humano.

Sí debemos ser intelectualmente honestos, al momento de tratar una información para luego difundirla. Porque en cada nota que expresamos, o volcamos para su difusión, le estamos poniendo nuestra impronta. Una misma noticia puede ser vista de distintas maneras, según quien la escriba, la relate o la filme.

Amordazar a la prensa, por seguir manteniendo ciertos privilegios del Poder, es algo que debemos desterrar. Porque tantas muertes y persecuciones, que sufrieron muchos periodistas por defender su derechos a informar con honestidad, no deben quedar en vano.

Finalmente, no puedo dejar de brindar, mi más sincero homenaje a tantos colegas que fueron ejemplos de dedicación y trabajo en esta importante profesión de informar con honestidad, y en el marco de la verdad. A todos ellos, mis respetos. Y espero ser merecedor de las enseñanzas de todos ellos que supieron mantener bien en alto, la profesión de periodista.

– Por Agustín Piuñeyro

1 COMENTARIO

  1. ¿Y si recordásemos al Sr. Sergio Poma?
    Antes que nada, mis salutaciones para los que son el minúsculo porcentaje de periodistas que se conservan, al igual que Romina, la Directora de Salta 21, genuinamente, independientes de los poderes políticos y económicos de turno. Los otros, como los de «6, 7, 8», Grondona, Nelson Castro, Jorge Lanata, no son periodistas; son opinólogos o publicistas, tal cual se expresara en reiteradas ocasiones el Sr. Sergio Poma, Periodista con «P» mayúscula, con respecto al opinólogo devenido millonario, Sr. «Aries» –en Brasil, el lexema «millonario» se escribe de una forma tal, que fonéticamente, se puede jugar con su polisemia y aludir a los granos de choclo o «milho», por lo que el Sr. «Aries» sería consumidor de choclos o de lo que sostiene sus granos, deglutiendo el marlo o los granos por el orificio del cuerpo que fuere.

    Y ya que hablamos del Sr. Sergio Poma, por el cual solicité el Doctorado por Causa de Honor ante la Facultad de Humanidades de la UNSa., negándose el pedido y haciéndome aparecer a manera de un oportunista que usaba el nombre de un fallecido…, sería adecuado que quizá, el Día del Periodista en esa chata, aldeana, promiscua, conservadora y reaccionaria Salta, se festejara bajo un nombre. El nombre del Sr. Sergio Poma, en tanto emblema de una valentía que lo condujo a ser enjuiciado por el «Monarco» Juan, en repetidas y encontradas circunstancias.

    Poma fue el ejemplo de que en este mundo, no se puede cumplir con lo que canta Sabina en «Noches de bodas», porque ser valiente, cuesta muy, muy caro; ser cobarde o cómplice, paga hasta el acceso al cielo; las mentiras no parecen mentiras; todo se compra por menos que nada (http://www.youtube.com/watch?v=P6sVfcSaHZk&feature=kp).

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