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lunes, noviembre 25, 2024

Simonetti y Pugliesse, porteñísimos

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Anoche los standuperos se presentaron en la Casa de la Cultura en un espectáculo de una hora y media. Decir Simonetti y Pugliesse es decir humor mordaz. ¿Puede alguien ser “encantador” si es crítico? Quizá el humor sea la nueva forma de hacer crítica o el Stand up es la nueva forma del humor.

Soy de la época de Tato Bores. Ver por TV a este artista era sagrado en mi casa en un único televisor que había para toda la familia. Reír en conjunto era significativo y hasta comunicativo, qué se yo. El humor político de Tato Bores era capaz de hacerse comprender por los niños que estábamos en la casa. Gasalla y Pinti son dos genios. Hasta aquí van tres. Los clásicos del humor. Después estaban otros que hacían humor para niños, como Carlitos Balá. Y fueron sumándose varios cómicos de los intelectuales y de los populares.

El Stand up es una forma que rompe cierta lógica personal. El humorista parte de sí mismo para establecer generalizaciones. Esta conclusión a priori la saco no de haber visto muchos standuperos sino de haber visto a Simonetti y Pugliesse, que tienen bastante que ver con la instalación del género. No para establecer líneas históricas sino para simplemente decir, que estos pibes no nacieron ayer con este tipo de espectáculos. Un micrófono y ellos mismos son todo el espectáculo. Lo digo porque hay gente que pregunta si hay escenografía. Escenografía cero, tal y como pasa en el teatro independiente generalmente. Lo que vamos a “ver” es otra cosa. Los artistas hablan de “dramaturgia” obviamente desde un lugar crítico: porque la gente espera de ello demasiado. Pero considero que la hay, el humor no es menor al drama. Por el contrario.

Ahora bien, ¿es teatro? Sí, con seguridad (aunque a Ud. no le interese que lo sea ni se lo haya preguntado). Federico y Martín no arrancan como personajes para contar una historia. Arrancan como ellos para contar algo sobre ellos que termina por ser algo sobre nosotros con historias comunes. Creo que la clave de este humor, dentro de mi análisis, es que todo lo que “descartamos” como posibilidad de ser puesto en acto del lenguaje, ellos lo toman y lo “largan”. ¿Es lo que no nos animamos a decir? Quizá. Nos lo decimos a nosotros para nuestros adentros. Eso es material del Stand up. Quiere decir entonces que, el humor está basado en el pensamiento de descarte. Al escuchar, desandamos nuestros pensamientos más perversos, ridículos, demodé, fachos y absurdos, hasta infantiles si se quiere. Nos hacemos conscientes de nuestras fallas y en definitiva, nos liberamos.

Vuelvo a lo del teatro para hablar de interpretación. La hay. En cada situación, hay un movimiento y una representación lograda. Son múltiples escenificaciones. Bastante exigente por la síntesis requerida: en un gesto, deben “contarlo” todo.

Creatividad a full. Porque como de pensamientos se trata, se va colando la imaginación, que puede ser muy expandida o acotada. Federico y Martín son del caso uno. Pugliesse arranca su monólogo exterior (lo de exterior es sólo por contradecir al soliloquio) como un bajista imaginario y desde allí, nos instala en la ficción. En su ficción personal. Después de todo, si alguien quiere hacer su propia ficción, que haga Stand up. Simonetti elige lo cotidiano, como el humor con el “gato” casero que todos conocemos cuando tenemos felinos “tiernos”; pero desde allí, las páginas siguientes son todas extrañas y ocurrentes, relatos “extraños” diría Todorov.

Talla muy fino Pugliesse la cosa del lenguaje de los argentinos. Aguda y críticamente, se mete por lugares incómodos. No es un humor de complacencia, por eso me pareció “pum para arriba”, hablando mal y pronto.

Sobresalta en el público, siempre, la energía del artista. Eligen largadas powers. Eso ya desacomoda porque uno pone el trasero en la butaca, y espera “algo”. Trabajar con el cerebro es muy bueno. Pero conmociona que el artista trabaje con dos cosas: cerebro y cuerpo, no para armonizar precisamente, porque el equilibrio es de ellos, sino para que de esa masa de humoradas, saquemos una masita. Si es rica mejor. Y haciendo honor al Stand up repetiré pensamientos que no son decibles: “estos pelotudos con pelotudeces nos hacen cagar de risa, mirálos vos, qué hijos de puta… Habían sido buenos. ¡Cómo hacen para hacer eso! Y no cobran mucho, ¿podrán vivir de esto? Son re cancheros, Muy porteños, así son: hablan rápido y se visten raro”. El resto es material para otra nota.

El humor puede elaborar un relato sobre los argentinos. De hecho lo hace. Está en nuestro ADN. Y si la gente elige el humor es porque la vida es un drama constante, aún la felicidad está teñida de dolor. Y hay un público cansado de la seudo intelectualidad por la pretensión más que nada. Los relatos efímeros donde justamente hay ausencia de relatos, son géneros que apuntan a no seguir cargando más datos en el disco, en la memoria. Recordar el presente es todo lo que a veces, se quiere recordar. Vivenciar la crítica sobre nuestros espantos es hasta terapéutico.

Temáticamente, más que interrogar arman respuestas a todo. Es como que los intersticios se rellenan. Son como los escritores de novelas históricas: todo lo que no nos contó el historiador, lo hace el novelista. Esta es la mejor metáfora de este show.

Muy bueno lo de Pugliesse y Simonetti.

– Fotos tomadas por Salta 21

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