Desde Conciencia Ambiental Tucumán bregamos por la educación ambiental temprana y consideramos que enseñarle al niño el amor al planeta sería el mejor regalo en su día.
En el “Día del Niño”, no sólo juguetes les podemos regalar, sino también valores ambientales. Cuidar y amar su suelo, a la Madre Tierra, nosotros los grandes debemos reflexionar; qué les vamos a dejar?
El segundo día de agosto agasajamos a los más bajitos, ellos son el futuro, son la generación que tomará la posta de las responsabilidades.
El niño actual, hombre del futuro, hoy por hoy se encuentra inmerso en un bombardeo de globalidad, televisión, internet, telefonía celular, amigos virtuales, etc, etc, una serie de cosas que fabrican a su alrededor un combo de expectativas que lo van alejando de a poco de lo natural, de la esencia y los beneficios que le ofrece la “Madre Tierra”.
Muchos de los niños actuales, están muy informados y la mayoría sabe del cuidado que deben recibir los recursos naturales, pero ellos se encuentran frente a una situación difícil, la misma que a nuestra generación nos resultó mucho menos complicada; el descubrir las virtudes de la Naturaleza en vivo y en directo.
Un río sano, un paisaje con muchos colores, aire respirable, naturaleza para sentir y tocar, nosotros los que ya peinamos canas y usamos pantalones largos lo pudimos disfrutar, pero el mismo hombre se encargó de devastar recursos naturales, globalizar, en su ambición de querer tener más y más, porque lamentablemente el que “mas tiene, más quiere” y ese “querer” es siempre agoista y destruye todo lo que se encuentra a su paso.
Mucha gente de nuestra generación evidentemente ya posee actitudes ambientales agresivas y antisociales bien arraigadas, muy difíciles de cambiar; por lo tanto voy a seguir insistiendo y vaya este mensaje a las autoridades educativas , hay que plantear y planificar “fuerte” la educación ambiental temprana, desde el jardín de infantes hasta la terminalidad del secundario y no visto desde un contenido transversal o tan sólo en una feria de ciencias como se hace en la actualidad, sino como una materia. El único que puede cambiar estas actitudes es el niño, porque el absorbe lo que aprende de sus mayores, y si le brindamos una base ambiental firme, llevará lo aprendido hasta su madurez. El niño que aprende a amar al Planeta se vuelve inquisidor y corrige actitudes antisociales en sus mayores.
– El autor pertenece a Conciencia Ambiental Tucumán