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domingo, noviembre 24, 2024

“Arrebato” busca instalar a Echarri frente a la Daríndependencia

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Pablo Echarri es “el elegido”, un héroe de la ficción televisiva a partir de varias series y unitarios que lo corrieron de la galanería cursi para ubicarlo entre los actores con mejor performance, es decir, se convirtió en un sello particular a partir de un hombre singular, dotado de virtudes dignas de imitar. Incluso fue el amante casi paradigmático en Resistiré. Echarri nos acostumbró a productos de calidad, lejos de las novelas sentimentaloides, e instaló formatos de personajes muy pesados en la relación poder/política. Fue más lejos, trajo la literatura a la televisión para hablar de una historia moderna con Montecristo.

Pero mientras todo esto ocurría, a la par hubo otro fenómeno increíble: la conversión de Ricardo Darín en el mejor actor argentino, el más convocante, el más convocado y quien parece ajustarse a la medida de los directores y de los guionistas ya sea por su ductilidad como por los personajes que encarna. Sobre todo, hay un co-relato entre el personaje de ficción y el actor real.

Echarri no corre con la misma ventaja, pues en este caso, “Arrebato” es un film que hubiese hecho agua aunque hubiese tenido a Darín como protagonista. El problema no son los actores sino lo inconcluso del relato y algunos saltos que parecen pecar de omisiones en la historia.

Igualmente, tiene algunos anclajes atractivos que no pierden de vista la función de entretenimiento: la relación entre ficción y realidad, el doble carácter del protagonista, el juego de seducción de una mente perversa y la situación de un crimen que se acerca mucho a la banalidad del mal.

Hay una especie de “túnel” por el que ingresa el protagonista, Pablo Echarri en la piel de Luis Vega, y a partir del inicio del film hay una suerte de “Soy Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne”. Es decir, a Sandra Gugliotta, en su cuarto largometraje, no parece importarle demasiado que desde el inicio, sepamos que Vega cometerá un arrebato. Creo en cambio, que lo que pretende mostrar el film es que cualquiera puede cometer un crimen (en esto de la teoría de la banalidad del mal).

Gugliotta apela a fuertes talentos como el de Echarri, capaz de competir en la escena fílmica con un Darín arrasante en la taquilla, de quien se habló bien como actor desde sus inicios, y a otras figuras como Mónica Antonópulos, Leticia Brédice, Gustavo Garzón y Claudio Tolcachir. Todos componen un abanico de presencias atrayentes, sólo que se destacan de manera fragmentaria y van sirviendo a la ocasión más que a la totalidad del relato.

Brédice, siempre enigmática, creíble por sus máscaras ambiguas en sus composiciones interpretativas, funciona como la máxima aspiración de un buscador de historias que pretende saber qué hay en una mente degradada. Precisamente esa obsesión, termina por ser una transmigración por la que Vega adquiere en su faceta más oscura, la sórdida identidad de un monstruo.

No está tan mala la idea, como pueden notar. Sólo que hay aspectos poco trabajados a los que les faltó profundidad para desembocar o arribar en buen puerto. Si bien el film se enmarca en el género policial, parece más una especie de tesis sobre las personalidades perturbadas en una película con más de suspenso que de detectives y delincuentes, aún y pese a la buena intervención del fiscal que interpreta Gustavo Garzón, y de la cuasi consabida fórmula de seguir las pistas de una novela policial exitosa, tipo best seller, que escribe Vega para hablar del crimen de Laura (Brédice), que termina por ser la historia de su propia vida. No es para nada estúpida la propuesta, y parece sin embargo, haber sido desperdiciada.

Hay algo del policial negro en la ambientación y en ciertos pasos que da la investigación periodística de Vega para escribir al fin de cuentas, una novela del género. Pero no son elementos suficientes.

La Echarri-dependencia por ahora tendrá que esperar su turno. Y Pablo viene de buenos sucesos cinematográficos como “Las viudas de los jueves” o “Cuestión de principios”, entre otros. Tampoco creo que sea muy feliz la comparación darinesca, pues cada cual es en su tipo, único y original. Hay un semillero de grandes actores argentinos. Eso es lo que cuenta.

Ficha técnica:
Dirección y Guión: Sandra Gugliotta. Elenco: Pablo Echarri, Leticia Brédice, Mónica Antonópulos, Gustavo Garzón, Claudio Tolcachir, Malena Sánchez. Producción: Felicitas Raffo, Sebastián Ponce, Paula Zupnik. Distribuidora: Distribution Company. Duración: 90 minutos.

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