El lanzamiento de Convocatoria popular en Salta el 6 de noviembre en el Delmi ha sido la oportunidad propicia para la presentación de la candidatura a la gobernación de la provincia de su actual titular Juan Urtubey.
En realidad este hecho habla más de los integrantes de este flamante espacio político, que del primer mandatario provincial; si consideramos que Convocatoria Popular propicia en los papeles un programa de medidas que rompan con la matriz neoliberal en economía, la construcción de la patria grande y el antiimperialismo (entre otros puntos) y por otra parte, se alía con un gobernador que es parte de una burguesía diminuta, inútil, atrasada y despiadada, con aceitadas relaciones con la embajada yankee (recordemos el lanzamiento de su candidatura presidencial desde Nueva York) y articulaciones políticas y económicas con el Oriente golpista boliviano, con el Chile de Piñera y defensor de la Alianza del Pacifico.
En el plano local está al frente de una provincia que representa el 1.45 del PBI de la Argentina, su atraso hace que la disputa fundamental esté dada por los recursos que manda la Nación, es decir la rapiña, no por lo que produce.
La economía de Salta representa el 0,3 % de la manufactura nacional y lo que fundamentalmente se produce es de origen primario, de baja calidad técnica y de escaso valor agregado, ej: caña de azúcar que se hace desde hace 230 años, o tabaco desde hace más de un siglo; es decir que no inventaron nada y tienen bien ganado el título de inútiles.
Y por supuesto para no ser menos, Urtubey copiándole el programa energético a Romero, se ha encargado de entregar todos los recursos petroleros y gasíferos hasta el año 2023 a multinacionales de origen fundamentalmente norteamericanos, sin ningún tipo de control del estado provincial en boca de pozo, por lo que se asume como cierto las declaraciones juradas que brindan dichas empresas.
Y si miramos el sector privado, ¿qué industria están planificadas? Ninguna, porque si no pone el estado no hacen nada, claramente son estos sectores los más beneficiados por los subsidios nacionales. Entonces ¿por qué deberíamos seguir manteniéndolos, cual es la razón por la que tendríamos que sostener las ganancias de esta lumpen burguesía parasitaria que representa Urtubey?
Esta aparente contradicción es explicable por variadas razones , pero entre estas quiero resaltar dos : en primer lugar , el oportunismo político, porque la única bandera que defienden estos personajes es la de la calavera y el par de tibias, piratas de siete mares, han navegado todas las aguas del peronismo: menemismo, duhaldismo, kirchnerismo, romerismo, etc; pero también como dijo D’Elía, en segundo lugar porque Urtubey es un soldado del modelo, y entonces uno tiene que preguntarse por el modelo; y ante este interrogante hay que decir que efectivamente en lo central están de acuerdo y es, en que el manejo de los recursos claves de la economía (alimentarios, energético y financieros) estén hegemonizados por capitales norteamericanos.
No hay que ser muy perspicaz políticamente para concluir, que si empiezan impulsando la candidatura de Urtubey, culminaran alzando en nombre de alguna “razón de estado”, o sin ella, la candidatura presidencial de Scioli.
Ahora si en el universo Kirchnerista liderado por Cristina, la doctrina oficial de dicho espacio pasa por la afirmación del capitalismo productivo como componente decisivo del modelo (por otra parte el keynesianismo manco que aplicaron durante diez años no le redundó en esa idea), cabe preguntarse¿cuál es el rol de la izquierda que tributa en ese espacio llámense comunistas, o socialistas, o como se llamen?, ¿por qué no cambiar de nombre incluso?, pues claramente si acompañan este supuesto se ha producido en las mismas un cambio radical en su ideología. (tesis 2 sobre Feuerbach: el problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico, sino un problema práctico).
De todas formas para cualquier fuerza que se precie de izquierda la candidatura de Scioli terminará con la misma; no quizás con su nombre y sus símbolos, pero sí decididamente con su razón de ser histórica.
Las clases trabajadoras no han logrado aún constituirse en el sujeto que lleve a cabo el relevo histórico, que desplace a esta burguesía del poder definitivamente; en esta tensión trágica nos encontramos, pero va quedando cada vez más en evidencia, (por si hiciera falta) que un programa de revolución requiere de una fuerza de programa que trascienda los partidos ordenadores del sistema (PJ-UCR); porque definitivamente la lumpen burguesía es parte del problema, no de la solución.