Como personaje de TV, Atilio Veronelli se ubica entre los más mediáticos, y en el mundo del espectáculo, es de los más polémicos. Un hombre de grandes humores cuya vida, además, es de película. Entrevista al autor y director de “Los locos Grimaldi”, un ingenioso standapero y un intérprete multifacético. Un tipo sin pelos en la lengua.
Veronelli es uno de los referentes actuales de la comedia porteña. La pegó con Los Grimaldi que regresa a escena en versión renovada y con nuevas “locuras”. La familia teatral se popularizó por ser la preferida del público en la anterior temporada de verano en Carlos Paz.
Estuvo nominado en Dirección para los Premios Vos (Carlos Paz) por Los locos Grimaldi, y obtuvo nominaciones al Carlos como Mejor Director y Mejor Guión con esta obra que finalmente recibió el Premio Carlos 2014 por Mejor Producción Integral. La comedia se instala en el norte del país para arribar a Salta este domingo -7 de setiembre- a las 20 hs. en el Teatro del Huerto. Él se define siempre como un “artesano” de la obra en la que Nazarena Vélez, actriz del elenco, es la principal ideóloga. Lo cierto es que la dupla Atilio-Nazarena es no sólo explosiva, sino exitosa.
El elenco está integrado por Nazarena, José María Muscari, Rodolfo Ranni, Dorys del Valle, Luisa Albinoni, entre otros. Todos, comediantes de primer nivel. La obra promete mentiras, verdades, traiciones, intrigas y una loca noche… de humor.
Una comedia que navega sola
¿Cómo conducís la nave de los locos… Grimaldi?
– Yo no la conduzco. Las obras de teatro son como barquitos de papel que uno tira al arroyito. Algunas se hunden de inmediato, otros andan a los tumbos, y otros navegan perfecto desde el principio. Pero van solas. O mejor dicho, las conducen sus habitantes, los actores. El director y el autor se quedan en tierra rezando por ellos, o deseándoles lo mejor. O sea que, para ser menos metafóricos y más concretos, Los Locos Grimaldi navegan solos, con una capitana genial, valiente, fuerte y amorosa como es Nazarena.
¿Crees en el éxito de taquilla o en el éxito de la crítica?
– No son cosas, a mi criterio en las que se pueda creer o no a voluntad. Hay éxitos de taquilla y éxitos de crítica. A mí me gusta que la obra le guste a la gente, que se diviertan, que piensen «qué bien estuve en pagar esta entrada». Los críticos, sus críticas, los premios que se dan a criterio de esos críticos, y toda su concepción sobre lo que es buen o mal teatro, se pueden aunar, poner en fila y proceder a sorber lentamente el néctar que de mis partes más pudendas emano.
¿Escribís para los actores que tenés en mente o guionás y después ves?
– Se pueden hacer las dos cosas. En el caso de Los Grimaldi, Naza piensa un elenco, como una fórmula atrayente para el público, y después yo escribo teniendo en mente al actor, y tratando de asociarlo lo mejor posible al personaje que le inventamos. En otros casos, más para televisión que para teatro, he escrito imaginando sólo los personajes. Hay menos conflicto en el primer caso y es más fácil acomodar los melones en el carro. Si te eligen mal los actores para algo que ya tenés escrito… estás en el horno.
¿Cuki es un invento argentino?
– Cuki es un invento de Nazarena y Muscari. No sé si hay Cuquis en otros países pero intuyo que sí. Hombres vestidos de mujer hay desde el teatro griego. Y Cuki tiene una cierta perfección, justamente por estar interpretado por Muscari. Musqui es un obsesivo. En cada función prueba algo nuevo, agrega, saca… Y su personaje se ha ido convirtiendo en un mecanismo de relojería. Cada gesto, cada frase, casi sin excepción tiene gracia, sentido y repercusión en el público.