Una historia de las Madres de Plaza de Mayo y obras del laureado artista plástico León Ferrari, entre otros trabajos, animan en Buenos Aires la inauguración de la Casa del Bicentenario, en el marco de las celebraciones por los 200 años de la patriótica Revolución de Mayo.
Una historia de las Madres de Plaza de Mayo y obras del laureado artista plástico León Ferrari, entre otros trabajos, animan en Buenos Aires la inauguración de la Casa del Bicentenario, en el marco de las celebraciones por los 200 años de la patriótica Revolución de Mayo.
«Se trata de reflexionar sobre nuestra identidad, de dónde venimos y adónde queremos ir como país», cuenta su directora, la arquitecta Liliana Piñeiro, pero que desarrolló casi toda su carrera en el prestigioso Centro Cultural Recoleta.
La Casa ocupa cinco plantas y 3.500 metros cuadrados en el corazón del barrio Norte porteño, remodeladas sobre lo que hace un siglo fueron viviendas de empleados estatales, donde el visitante no quedará indiferente a las propuestas visuales, auditivas y artísticas, con modernas tecnologías.
La Revolución del 25 de Mayo de 1810 fue el primer grito de libertad para independizarse de la corona española, lo que abrió el camino a la liberación de Chile y Perú, hasta que en 1816 se declaró la independencia.
Tras la apertura oficial del martes presidida por la mandataria Cristina Kirchner, habrá una inauguración para el público con músicos en vivo, la exhibición de «Artefactos para dibujar sonidos» del artista plástico León Ferrari, mientras en la fachada del edificio se proyectarán obras de la videoartista Margarita Bali y de la iluminadora Eli Sirlin.
La figura de las Madres de Plaza de Mayo, impulsoras históricas de los juicios por miles de desaparecidos y muertos en la dictadura (1976-1983), se destaca como emblemática conjunción entre la maternidad y la acción política.
La muestra se revaloriza con un soporte tecnológico único en Latinoamérica y financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECID), que permite un acercamiento interactivo y atractivo para los jóvenes.
La Casa «está concebida y diseñada como una construcción de la memoria colectiva, donde conviven lenguajes e ideas diferentes», agrega el secretario de Cultura, Jorge Coscia.
Quien entre a «La Casa» se verá envuelto en la video-instalación «Muchas voces, una historia», un recorrido visual y auditivo de acontecimientos, personalidades y proyectos de país desde la gesta patriótica hasta la actualidad.
«Es el resultado de un trabajo complejo de más de un año, que integra imágenes, sonidos y frases de cada época», comenta Piñeiro sobre la obra de 58 minutos de duración que se repite al infinito.
En las otras cuatro plantas del edificio se extenderán las muestras temporarias, siendo la primera «Las Mujeres 1810-2010».
«Esta casa abre una enorme posibilidad a la aventura extraordinaria de seguir cambiando», comenta Dora Barrancos, doctora en Historia y una de las asesoras de la exposición.
Barrancos explicó a la AFP que la muestra parte de «un punto de vista conceptual clave: las mujeres fueron ordenadas patriarcalmente al dominio doméstico, pero nunca se quedaron allí y siempre estuvieron en lo público, aunque de eso hay pocos registros. Se trata de darles visibilidad».
La segunda cuestión era traducir ese concepto a lo visual, lo que logró la curadora Valeria González a lo largo de cuatro grandes sectores temáticos: Vida Pública, Vida Privada, Las Mujeres y la Imagen, y Ellas por Ellos.
Atravesar una pesada cortina de plástico transparente donde se lee «Por cada 1.000 mujeres violadas, sólo hay siete violadores presos. Por cada mil mujeres violadas hay 993 casos impunes», es una de las fuertes experiencias que propone la muestra.
– Agence France-Presse