Absolvieron a Milagro Castro y triunfó la dignidad docente

Milagro Castro fue absuelta de los delitos de calumnia e injuria que le imputara el vicepresidente de la Junta, Fernando Mazzone, luego que la profesora de geografía y maestra jardinera objetara el nombramiento y la titularización de su esposa. Ciudadana ejemplar.

En varias ediciones del programa radial La Hora de los Pueblos, conducido por Julio Haro, la abogada Virginia Singh se refirió a la necesidad de «construir ciudadanía»

En efecto, no somos ciudadanos, somos súbditos. Tememos a las autoridades, nos sometemos a su arbitrio, damos por descontado que todo funciona a través de la prepotencia, la corrupción y el acomodo y nos resignamos a ello.

Pero sucede que cada tanto aparece alquien que grita ¡el rey está desnudo! Alguien que en verdad cree en la democracia y dice ¿pero no es evidente que esto está mal? ¿porqué no llamamos a los funcionarios para que den una explicación? ¡Que se cumpla la ley! ¡Vivimos en una democracia!

Pero para que la arbitrariedad del poder no se agriete -no sea que muchos otros comiencen a pedir que los poderosos respeten los principios de igualdad, idoneidad, legalidad- hay que hacer tronar el escarmiento.

Al súbdito que quiere jugar al ciudadano no hay que darle explicaciones (¿acaso este gil se creyó que el poder en verdad lo tiene el pueblo?). Hay que propinarle un castigo ejemplar.

Tenemos que reconocerlo. Personas íntegras, honestas, valientes, libres, como Milagro Castro hay pocas. Y son peligrosas, muy peligrosas para la estructura de dominio del poder. En otras épocas más aciagas -no tengo dudas de esto- ella hubiera sido catalogada como subversiva.

Y esto lo tiene muy claro -porque lo sufrió en carne propia- un destacado profesor de Formación Etica y Ciudadana. «Enseñamos democracia pero no nos permiten practicarla», lamenta el profesor Guillermo Flores, quien fue sancionado en la Escuela Agrícola porque osó transmitir en una reunión un reclamo de los alumnos.

Justicia, Justicia, perseguirás

Antes de emitir el fallo en la querella «Fernando Mazzone contra Milagro Castro por presuntas calumnias e injurias» la magistrada Sandra Espeche le dió la palabra a la profesora querellada.

Milagro Castro recordó que antes que los docentes del colegio 20 de Febrero cuestionaran el nombramiento y la titularización de la esposa de Mazzone habían ocurrido flagrantes casos de corrupción, como los 60 títulos truchos que salieron de esa institución y que fueron detectados en la Escuela de Policía.

Tres meses atrás una profesora quedó encerrada con sus alumnos y tuvo que salir del colegio deslizándose por los techos y bajando por las paredes con los estudiantes.

Castro consideró que las autoridades deben comprender que no se puede seguir escondiendo todo aquello que está mal. «Los docentes no podremos inspirar respeto si no nos hacemos respetar», expresó.

Por pedir explicaciones, dijo, tuvo que afrontar un juicio y sufrir el descuento de sus haberes.

Destacó que ella pudo pedir una explicación porque accedió a todos sus cargos por concurso, porque jamás pasó por encima de un colega, porque titularizó todas sus horas cumpliendo los requisitos exigidos.

Al recordar el pedido de Fernando Mazzone de que se le quitaran todos sus cargos y todos sus haberes dijo: «me pueden quitar los cargos, me pueden quitar el sueldo, pero no podrán quitarme la dignidad».

«Dios existe y hoy estuvo aquí…»

Tras la alocución de la profesora, la jueza Sandra Espeche pronunció el fallo. Milagro Castro fue absuelta tanto del delito de calumnias como del delito de injurias. No se hace lugar a la acción civil, por lo que se levanta el embargo que venía sufriendo la querellada a través del descuento de sus haberes, por el que ya se le habían retenido 20 mil pesos (que le serán restituídos) de los 30 mil solicitados por el querellante.

Los fundamentos se darán a conocer en 5 días. Se remitirán copias del fallo a los archivos policiales y judiciales para que se levante todo precedente incriminatorio sobre la ciudadana absuelta. No se estableció todavía ninguna disposición sobre las costas.

Alegría, alivio, emoción se vivió entre los colegas, familiares y amigos de Milagro, quien no paraba de agradecer a sus hijos, a los profesores, a los periodistas. «Ustedes me acompañaron todo el tiempo, ustedes siempre creyeron en mí», decía con los ojos llenos de lágrimas.

«Parece que Dios existe y hoy estuvo aquí», exclamó una maestra, desbordada de emoción tras escuchar el fallo.