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lunes, diciembre 23, 2024

Adiós a Martina Guzmán Pinedo, profesora de la UNSa

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Martina:

Me enteré de tu muerte. Estoy llorando. Por qué me pregunto, por qué.

Estoy triste, lo último que recuerdo de vos es la clase que tomamos, tan crítica, nos enseñabas a pensar, siempre.

Martina, qué te pasó… te queremos… tus alumnas…no puedo entender tanta desgracia.

Voy a ir a esa clase de Teoría y Anáisis del texto II, en la UNSa alguien tiene que saber por qué estabas tan mal, tu muerte no quedará en el olvido, lo prometo. Qué cosas te hicieron sufrir tanto para que entres en coma y no vuelvas más. ¿Fue el concurso que te pasaron para después? Tengo todas las frases que me dijiste antes de entrar en ese coma: que querían verte muerta, que te hicieron trampa. ¿Eso te mató?

Este es el sentir mío, de Alicia Balderrama, de Susana Vaca y seguramente de Teresita Martínez: una expresión de dolor y una amarga sensación de impotencia.

Martina: alguien tiene que tener respuesta. Un concurso de mierda de la UNSa no puede valer más que tu vida. La que te reemplace llevará una pesada mochila: vos me lo dijiste antes de irte, que lea el expediente de ese concurso que te postergaron en favor de otra persona y que por eso empeoró tu salud.

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Martina: estoy tan triste, tan mal, una catedrática que amaba a Julio Cortázar, que nos hablaba del palimsesto, de la intertextualidad, de las cosas de la vida; de la corrupción vigente en la UNSa, no morirá jamás para mí, para la gente que te creía, para la gente que te quería.

Martina: yaces en el ímpetu salvaje de la vida que nos diste a cada uno de los que participaron de tu elocuencia.

Prefiero saberte dormida, no quiero aceptar que contribuyeron con tu muerte. No dormirán en paz las almas que te sentenciaron y te emboscaron para trabar un concurso por una cátedra.

Mi adios es provisorio. Te conocí. Fui tu alumna. Me decías estudiante porque sin luz, nadie anda por la vida.

Gracias por tu afecto, perdón por tan poco…Recurriré a Lucy, a quien tanto querías. Estarás con tu padre, en un lugar llamado deseo. Prefiero esto a cualquier desavenecia conceptual.

Te hubiese gustado que te diga simplemente que te quiero mucho. Pero sé también, que querías que lea ese expediente.

Te llamo Martina, te digo gracias y te prometo que diré cosas en tu nombre, para salvar este destino que te tocó: tu voz no será callada.

Ha muerto Martina Guzmán Pinedo, catedrática de la Universidad Nacional de Salta, profesora en Letras de la Facultad de Humanidades. Esperaba un concurso que fue postergado en función de un doctorado de su opuesta concursante. Alguien, muy ligada a la universidad, le dijo que la vería muerta.

Creo que Martina tuvo una muerte injusta pero santa en el sentdo que se durmió para no despertar. Pero lanzó acusaciones por la anulación del concurso. Y están en el medio licenciadas de renombre.

Por ahora, quiero expresar, en nombre mío y de mis compañeras de Universidad, el profundo respeto y cariño que nos vinculaba a una profesora que supo enseñar con criterio sabio y crítico. Que aguarden los nombres de la lista que contribuyeron a su malestar. Por ahora, es menester que se cumpla el designio de la Providencia. Dios ha tocado a Martina. En la tierra aguardan sus secretos.

Romina Chávez Díaz

2 COMENTARIOS

  1. Adiós a Martina Guzmán Pinedo, profesora de la UNSa compañera de estudios y amiga de juventud
    Se me ocurre buscar a martina en Facebook ,al que no soy muy afecta y veo tus palabras de cariño y dolor , querida Romina !!! Yo fui compañera de Marti en la UCAde Còrdoba.Eramos muy amigas, salìamos juntas y nos gustaban los mismos chicos ! Nos llamàbamos a nosotras mismas «las hermanitas Barranca»
    Tengo mucho doloe¡r e impresiòn. Què tenìa ?Nos perdimos el rastro hace mucho , pero como a un a hermana qu no veo ,la llevo siempre en mi corazòn, Me alegra ver que fuè muy querida.Excelente persona, excelente familia…què pèrdida,,,Ay, Martina , esto no me lo esperaba !!!!!!!!Bss

  2. Adiós a Martina Guzmán Pinedo, profesora de la UNSa
    Martina fue para mí, una gran maestra de la Literatura… No puedo dejar de extrañarla… Tampoco puedo creer en su muerte, para mí no se ha ido… Y si pongo los pies sobre la tierra y lo admito… Sé que sigue viva en cada una de mis lecturas, en cada concepto aprendido, en cada búsqueda de pensamiento… «¡Piensen!, ¡piensen!» nos decía siempre… Eso les digo ahora a mis alumnos, que no son otra cosa que sus nietos literarios… Agradezco a la vida por haberme dado la oportunidad de aprender de ella… Sólo espero haberlo hecho bien… Gracias!

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