Ambrosio Casimiro fue conocido nacionalmente hace pocos meses, cuando al frente de la organización lideró la resistencia y el corte de ruta en Las Pailas, paraje de Cachi habitado desde siempre por pobladores con economía de subsistencia.
Tal vez el nombre de Ambrosio Casimiro para muchos no suene conocido, pero la vida de los hombres y de la mujeres tiene diferentes aristas, diferentes ámbitos y, más allá de las pantallas de la tele hay un mundo cotidiano alejado de lo mediático y próximo a los saberes ancestrales, a las necesidades postergadas, a las luchas, a la construcción de un destino común en silencio, con decisiones personales, con entrega plena.
Con 29 años, allá en La Aguada, Ambrosio era una persona conocida, querida, valorada porque era un hijo de la comunidad, alguien que desde pequeño se preguntó quiénes fueron los que alguna vez construyeron las pircas, las acequias, los corrales de Cachi Adentro, Las Pailas, El Algarrobal y tantos otros lugares en el Valle y que hoy son atribuidos a los «antiguos», como si estos hubiesen sido seres mitológicos, bajados de las estrellas.
Ambrosio comprendió que el silencio de siglos entre aquellos seres y los hombres y mujeres que hoy trabajan aquellas tierras, muchas veces no reconocidas, es algo impuesto ya que los antiguos no son más que los abuelos de los abuelos silenciados a látigo y bala primero por los conquistadores, luego por la colonia y más tarde por los patrones que han obtenido el dominio de estas tierras por los extraños designios de los derechos que otorga la historia, que, como todos sabemos, ha sido escrita por los que ganan para autolegitimarse.Y también los títulos de propiedad.
Ambrosio Casimiro, con su juventud, se fue perfilando como un dirigente de los pueblos originarios; pertenecía a una nueva generación de dirigentes alejados de las prácticas clientelares del IPPIS, que tantas veces han servido no para favorecer y sostener el derecho de los pueblos originarios sino para someter y corromper a sus dirigentes. Pero se vinieron nuevos tiempos, se vienen nuevos tiempos, nuevas generaciones, otra forma de participación popular, una generación que retoma la vieja lucha de los referentes históricos de la rebelión, como Juan Kalchaqui, Tupac Amaru, Tupac Katari, Micaela Bstidas, Bartolina Sisa, pero también la voz de los silenciados en los setenta, como Felipe Burgos o Guillermo Álzaga, o de tantos luchadores anónimos que han seguido la resistencia a los atropellos, continuando la lucha por el definitivo reconocimiento de los derechos insoslayables.
Ambrosio Casimiro fue conocido nacionalmente hace pocos meses, cuando al frente de la organización lideró la resistencia y el corte de ruta en Las Pailas, paraje de Cachi habitado desde siempre por pobladores con economía de subsistencia y cuyo sitio aequeológico tardío es ejemplo de tecnología agraria con sus potreros, acequias, silos, canales de dremaje aprovechando el agua de deshielo que baja desde el nevado de Cachi y que ahora peligra con supuestos planes de turismo- Entonces hablaron las topadoras y los gases de la policía, destruyendo sembradíos, volteando humildes viviendas, expulsando a los egítimos dueños.
Ambrosio también comprendió que la lucha es política, que junto a la barricada o al corte de ruta está la necesidad de organizarse, de juntarse con otros sectores, otros pueblos originarios, sectores gremiales y políticos, porque la lucha por la defensa de los derechos involucra a los pueblos originarios junto a otros actores políticos y sociales. Es así que se sumó al Encuentro por la Democracia y la Equidad Salta, y a Encuentro Popular para construir un espacio de participación diferente, sin exclusiones y por la profundización del modelo nacional y popular hasta lograr una sociedad mejor, por el reconocimieto del territorio y de los derechos, con organización y sin patrones políticos.
Ambrosio vivió intensamente y murió de repente, prematuramente, en plena lucha, tal vez porque siempre le importó más el nosotros que su propia persona. Hemos perdido a un compañero, a un dirigente de veras, que su ejemplo nos muestre el camino a seguir. No dudamos que las whipalas seguirán flameando y serán llevadas en alto por nuevos jóvenes que, siguiendo a Ambrosio Casimiro, se sumarán al reclamo por sus tierras, a poder ser ellos mismos, a tener un futuro otra vez en el Valle Calchaquí.
Carlos Müller
– Notas relacionadas:
Crónica del día que los campesinos de Cachi empezaron a decir ¡basta!
http://www.salta21.com/Cronica-del-dia-que-los-campesinos.html
Desalojo violento: en Cachi los diaguitas no son okupas!
http://www.salta21.com/Desalojo-violento-en-Cachi-los.html
Ambrosio Casimiro: las whipalas seguirán flameando…
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Hay un día esperando
En la soledad de la noche
Un día de soles con explosión de colores
La llegada de tus pasos.
Avanzas lento, a tropezones,
A tientas sin saberlo,
A su encuentro.
Si tus ojos voltearan hacia atrás
Seria mas fácil
El sendero que transitas.
Nuestra historia, tú historia
Esta grabada con sangre en cada rincón
Donde posas tus pasos.
En esa postal de cerros,
de valles y quebradas.
En cada son de quena o erque
Que llega a tus oídos.
Si la vieras, tus pasos serian gigantes
Y llegarías pronto.
Y la luz inundara tus sentidos
Cuando la memoria ancestral guardada
Detrás de tu mirada
Abrace ese día que tapara la noche
De todas las desgracias.
Ambrosio Casimiro: las whipalas seguirán flameando…
Ambrosio no solo era un dirigente natural de su tierra, donde era la voz de los que no son escuchados, sino también era un ferviente hombre de prensa. Lo conocí en alguno de los viajes por esas tierras, siempre con una sonrisa a cuestas, dejando entrever su esencia. Era un tipo bueno, pero realmente bueno, jamás emitía opinión nefasta de nadie, a todos y a todo les encontraba el lado bueno. Tuve la oportunidad de disfrutar a su lado de los carnavales de la puna entre risas, harinas y serpentinas. También festivales y comidas en su Cachi natal, siempre detrás de la noticia. Porque eso era el: la voz de los que no tienen voz. Hoy lo recuerdo con su cámara de fotos tratando de rescatar el momento y con su grabadora donde quedaban los ecos del trabajo. Lamento su perdida, me parece imposible. Y desde hoy cuando viaje a Cachi me volteare buscando su calida sonrisa y su palabra amable. Como decia Ambrosio era bueno, y será por eso que su paso fue tan corto, solo así evitaría contaminarse de este mundo cada día mas cruel.
Siempre te recordaré…