La última de Marvel Studios tiene el sello de lo pequeño en lo grande. Un film que pasa desapercibido ante otras grandes producciones como lo fueron los tan esperados “Vengadores”, que para mí por ejemplo, no resultó una película significativa. Esta por ejemplo, tiene cualidades diferentes, menos efectos especiales –salvo porque el antihéroe se achica- pero gana en contenido. Diríamos que tiene la simpatía de “Mi villano favorito” y que los personajes se van engrandeciendo en el avance de la cinta.
Scott Lang, interpretado por un sorprendente Paul Rudd, sale de la cárcel. Así arranca el film. Está decidido a llevar una buena vida y a recuperar a su hija pequeña. Claro, para eso necesita un buen trabajo –cosa imposible para un ex presidiario. ¿Volverá a las andanzas?
Por otro lado, el Doctor Hank Pym, científico interpretado por otro no menos sorprendente Michael Douglas, digo esto porque en particular nunca me gustó este actor, sí en este film. Será que a la vejez Michael puede estar lejos de los grandes papeles que interpretó con soberbia. Aquí se vuelve hasta necesario y no podemos imaginar a ningún otro actor en este rol. Recupero la idea, el Doctor Hank Pym ha descubierto un arma peligrosa que viene en frasco chico.
Su hija, la bella Evangeline Lilly, juega a ser villana con un ex socio de su padre, y aunque no le cierra la historia de cómo murió su madre cuando era pequeña, se pone del lado correcto.
¿Cómo entra Ant-Man en esta historia? De manera nada sencilla pero muy bien pensada. Es un nuevo hombre entre los superhéroes, fabricado, entrenado, casi como el Capitán América. Lo requieren por las habilidades por las que estuvo preso: robar lo imposible. Casi como la última de Tom Cruise. Pero Ant-Man necesita concentración para dominar una masa de hormigas que serán su aliado ejército menudo.
Reniega de su destino pero sabe que no tiene alternativas. Así nace Ant-Man.
El trío finalmente, padre-hija-ladrón, reunidos en un laboratorio tecnológico, intentarán salvar al mundo de otra gran fuerza que representa la contracara de Ant-Man. La historia gana en humor, en aventuras y por supuesto, tiene todos los elementos de la ciencia ficción como si estuviesen enmascarados. Ant-Man guarda la esencia de Iron-Man y está siempre latente el romance posible.
Muchos dirán que si el film tiene condimentos de otros no es tan original. Pero aquí fueron usadas esas películas como referentes. No es como ninguna de ellas en sí misma, sino comparable a ellas. Su originalidad podría estar basada en la frescura del personaje y en un humor inesperado, efectivo e ingenuo; este último promovido además, con la participación de otros personajes que aportan a la historia, como lo son la banda de ladrones amigos del protagonista.
Por eso este superhéroe nacido a la pantalla, es un anti-héroe. Convertido en un villano favorito ahora está del lado del bien.
La película anticipa una segunda parte. Pero esta vez, para saber por qué, deberán ir a verla. Peyton Reed, el director, heredó la película de Edgar Wright. En mi opinión, salió muy bien parado y superó las expectativas.
No se olviden de quedarse en sus butacas después de los títulos para ver las escenas del próximo film. No falla. Típico de Marvel.
