Una increíble sospecha de manipulación en la entrega de los premios Martín Fierro, en la última ceremonia organizada por la Asociación de Periodistas de la Televisión y Radiofonía Argentina – APTRA, ha sido escandalosamente ocultada por los medios masivos de desinformación, que al mismo tiempo pontifican su pretendida condición de «independientes», claman permanentemente por la libertad de «prensa» y están embarcados en una lucha sin cuartel contra la Ley 26.522, de servicios de comunicación audiovisual, sancionada por las instituciones de la democracia.
– Por Ciro Annicchiarico (*)
(Rebanadas de Realidad) – En efecto, uno de los renglones que compitieron en el hollywoodense evento que se llevó a cabo el pasado 2 de mayo en el hotel Hilton de Buenos Aires, fue el rubro «mejor programa periodístico». Para esta especialidad compitieron los programas Caiga quien caiga – CQC, de Telefé, La Cornisa, de América, Presidentes de Latinoamérica, de Canal 7 y Seis en el Siete a las Ocho – 6,7, 8, de Canal 7.
El resultado de la votación -votan más de cien socios de APTRA-, fue que el mejor programa periodístico argentino del año es La Cornisa, del Canal América, conducido por Luis Majul. Sin entrar en consideraciones sobre la calidad periodística de cada uno de esos programas, cosa que no es el objeto de este comentario, al día siguiente el periodista Víctor Hugo Morales, que participó del evento, en su programa La Mañana que se emite por Radio Continental, se despachó con la denuncia de un hecho que, de ser cierto, resultaría verdaderamente escandaloso y completamente descalificante de la seriedad y objetividad del certamen, o más propiamente, de sus organizadores y electores.
Morales dijo que en la ceremonia, uno de los socios de APTRA le confió reservadamente que los directivos, miembros de la Comisión Directiva de esa entidad, les pidieron a los votantes que en la segunda rueda no votaran por el programa 6, 7, 8 de Canal 7. Morales agregó que dicho socio le comentó que estaban «aterrorizados» de que dicho programa periodístico fuera a resultar ganador de la estatuilla. Dijo también, para destacar la sustentabilidad de ese comentario, que ese hecho fue además ratificado por otros socios y votantes en la ocasión. Es decir, no se trata de una versión única y solitaria, sino que adquirió un grave viso de verosimilitud al ser corroborado por otros electores. Insisto, aún sin incurrir en la tentación de agregar en esta nota consideraciones sobre el objetivo valor periodístico de los programas ternados.
Pues bien, el hecho, como se advierte, es gravísimo para la seriedad de APTRA y de la credibilidad de los premios que pomposamente entrega año tras año. Tanto, que uno se imagina que en cualquier comunidad periodística seria, verdaderamente independiente y preocupada por la calidad de la información y de los reconocimientos del gremio a esos valores, resultaría inmediatamente motivo de investigación, polémicas y debates de primera plana, en las secciones respectivas. Nada de esto ocurrió. El ocultamiento de hechos por los medios de comunicación es una de las más graves formas de la censura. En este caso, de ser cierto, lo cual está pendiente de un imprescindible debate y demostración, el ocultamiento subsiguiente fue el broche penoso con que se materializó el definitivo enterramiento de otro pretendido principio con el que machacan, por lo visto, hipócritamente: la independencia. Y ni qué decir de Luis Majul, quien debió ser el primero en referirse al tema, si es que cuenta con un mínimo de dignidad profesional. De ser cierto el grave hecho expuesto por Morales, no pudo Majul haber sido ajeno, por lo menos a su conocimiento, pese a lo cual cuando le regalaron el Martín Fierro pronunció un discurso que tenía, sí, aunque resulte increíble, preparado por escrito!
Si APTRA tiene miedo de que un determinado programa gane democráticamente en una votación de sus miembros, en un evento que ella misma organiza, y los condiciona para que voten en uno u otro sentido, entonces APTRA carece de la más mínima seriedad. Si esto no es cierto, como esperamos resulte, entonces ante la grave denuncia del periodista Víctor Hugo Morales, tendría que salir rápidamente a dar explicaciones que nos convenzan de lo contrario. Además de Majul, por supuesto. Además de los medios que se dicen «independientes», por supuesto. Además de los empresarios dueños de esos medios, que claman por la libertad de «prensa», por supuesto, olvidándose que la verdadera libertad consagrada por la Constitución y los Tratados Internacionales es la libertad de expresión, de todos los ciudadanos, y la información cabal. Es decir, el derecho a la comunicación pública y veraz. No el derecho a mentir y ocultar.
– (*) Abogado penalista, ex concejal de Lomas de Zamora; integrante de Conciencia Al Sur (CONSUR), Grupo de Reflexión y Gestión.
Publicado por El Noticialista
APTRA tiene miedo… a 6, 7, 8. ¿Escándalo por mejor programa periodístico?
No sè porquè Ciro se escandaliza lo que ocurre año a año con los Premios Martin Fierro. El otorgamiento absolutamente arbitrario y, muchas veces, desvergonzado, de esos «Premios» no es màs que otro ejemplo de lo que son los «Concursos» en la Argentina. Una vez le dieròn un «Premio Martìn Fierro» a uno de los jodones de la TV basura, Weich, creo que es, por que, como presentaciòn de su programita, imita a un mono. ¿No està premiada Mirtita Legrand? ¿Y Moria Cazan? Pronto le daràn un premio a Luiz Juez, por sus cuentitos cordobeses. Aquì en Salta acordèmonos como fueròn los «Concursos» para el cargo de Director de la Orquesta Sinfònica. Cuando «concursò» Gorelik contra Yzcaray, hicieròn «desaparecer» 100 de las 120 paginas que constituìan el Curriculum Vitae de Izcaray. Asì «ganò» por goleada Gorelik. Despuès de un tiempo, le llegò la hora a Gorelik, quièn frente a la aplanadora oficial que empujaba al que està ahora de director, saliò de su puesto de Director como escupitajo.
En la UNSA, Facultad de «Humanidades» (nada menos, una recièn graduada con un tìtulo misterioso y que nunca escrìbiò ni un aviso publicitario, le «ganò» un «concurso» en literatura a la ùnica escritora argentina premiada con el premio Casa de las Amèricas de Cuba y con 26 años en la càtedra. Y todos muy contentos, total, con concursos o sin ellos, igual estamos «fodidos»