El ministro de Energía mantuvo cruces con los legisladores opositores. Más allá de la batalla retórica, quedó en claro que el Gobierno no está dispuesto a modificar su política tarifaria, a la que calificó como gradual. Aranguren respondió sobre su pasado en Shell y los «favores» a las petroleras
Durante largas horas, Juan José Aranguren rindió el examen más dificil desde que asumió como ministro de Energía de Mauricio Macri.
Ante una nutrida comitiva de diputados opositores que buscaron ponerlo contra las cuerdas, justificó la polémica alza de tarifas de luz y de gas suspendida por la Justicia y, al mismo tiempo, se defendió de las acusaciones por incompatibilidad entre su cargo y su rol como accionista de Shell.
Quedó en claro, tras la extenuante jornada, que el Gobierno decidió sostener a Aranguren como una forma de apuntalar toda la estrategia oficial.
Lejos de los deslices y de cierta falta de cintura política que mostró en sus primeros días como funcionario, esta vez Aranguren se presentó ante el plenario de comisiones bien preparado.
El ministro se defendió de las acusaciones y en el macrismo aseguran que logró salir airoso de las chicanas y los cruces con los diputados opositores.
En medio del conflicto que desató el tarifazo, Cambiemos pudo anotarse una pequeña victoria en el paso de Aranguren por el Congreso: no quedó expuesto a ninguna situación que ameritara su alejamiento del Gabinete, como se especuló durante el pico de la crisis.
Igualmente, el Gobierno sabía que el poder de daño que podía sufrirse en el Congreso era acotado luego de que la semana pasada la oposición no lograra imponer ninguno de sus dos objetivos: ni interpelar al ministro en el recinto, ni votar una ley en contra del tarifazo.
De todas maneras, nada quedó librado al azar: Aranguren mantuvo este lunes una reunión a puertas cerradas con integrantes del interbloque Cambiemos en el salón Delia Parodi de la Cámara y allí, contrarreloj, se terminó de definir la estrategia del oficialismo.
La presencia de Aranguren en el Congreso estuvo «limitada» por las condiciones que impone la presentación de un funcionario ante un plenario de comisiones.
A diferencia de la interpelación -que ocurre en el recinto, cumple con cuestiones formales y tiene un «resultado» tras la votación-, la presentación es más informal y no tiene «consecuencias directas» sobre la figura del funcionario.
El Gobierno aspira a poder resolver la crisis política del tarifazo con la definión de la Corte Suprema que, según se espera, fallará el jueves.
Considera que se trata de «la madre de todos las batallas». Pero además, horas antes del fallo, se conocerá el dictamen que elevará la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó, que tiene carácter no vinculante.
Una jornada maratónica
El faltazo del ex ministro kirchnerista Julio De Vido signó los primeros minutos de la visita de Aranguren al plenario. La jugada política de De Vido fue clara y explícita: que su presencia no «opacara» la explicación que el ministro pudiera dar del tarifazo.
De Vido avisó que no estaría presente durante el plenario con una carta.
«¡Cobarde!» Se escuchó desde el sector derecho del recinto, donde se ubican los diputados de Cambiemos.
El anuncio del faltazo corrió por cuenta de Héctor Recalde, jefe de bloque kirchnerista. Recalde quiso leer la nota que había enviado De Vido para justificar su ausencia, pero su par Mario Negri, de Cambiemos, lo rechazó.
«La ausencia de De Vido no lo convierte en una figura que merezca la lectura de una nota en plena sesión», dijo.
La ronda de preguntas comenzó con la representante del Frente Renovador, Liliana Schwindt, quien entre otras consultas pidió aclarar por qué razón no se llamó a audiencias públicas.
Aranguren dijo que se trató de una «adecuación transitoria», razón por la que lo consideró innecesario: «Todo lo que hemos hecho ha sido legal», dijo. Sin embargo, concedió que la Corte Suprema será la que defina si es así.
La larga sesión se volvió, en algunos tramos, intensa por el intercambio entre los oficialistas y los opositores.
Los diputados kirchneristas, por ejemplo, estallaron en aplausos y risas sarcásticas cuando el ministro aseveró que no incumplía la ley de ética pública en cuanto a su presunta incompatibilidad en el cargo que ocupa, siendo además accionista de la empresa Shell.
Al respecto, dijo que se ha ajustado a lo que establece la Ley de Ética Pública.
Tras repasar la disposiciones de esa norma, aseguró: «No hay funcionario de este ministerio que tome una decisión vinculada con alguna de las empresas que ha tenido participación o haya sido empleado los últimos años».
Y agregó: «La Justicia decidirá si lo que estoy haciendo es incompatible con la función pública».
El ministro se refirió a la política del Gobierno frente a las demandas de las petroleras y advirtió que el objetivo de la gestión es «convenger gradualmente con el precio internacional del petróleo».
Más tarde, Aranguren hizo una referencia sobre YPF: «No puedo meterme en el manejo de una sociedad anónima».
La diputada del Frente Renovador, Graciela Camaño, fue de las más duras con el minisitro y cuestionó la legalidad de la medida oficial, al sostener que no es suficiente con que sea legítima en términos políticos: «Está bien que ustedes tomen decisiones políticas. Pero hay un mínimo de legalidad que tienen que cumplir, muchachos. No jodan».
La presentación oficial
La exposición de Aranguren comenzó con un resumen de la «pesada herencia» que recibió Cambiemos en materia energética y un punteo de los criterios que se priorizaron para aplicar el aumento de tarifas.
Al criticar la gestión kirchnerista, el ministro recurrió una cita histórica de Perón: «Como la única verdad es la realidad, la realidad es que nosotros hemos recibido un país que en estos últimos doce años pasó de tener energía exportable, abundante y barata a escasa, importada y cara».
En ese momento, recibió aplausos irónicos de diputados de extracción justicialista.
Al promediar su presentación, el ministro repasó el criterio que usó el Gobierno para aplicar el aumento de tarifas: «Para Capital Federal y Gran Buenos Aires, el aumento fue del 40% en todo ese período para la factura eléctrica. Y en el gas natural, la facturas de gas natural en todo el país aumentaron menos del 200%».
«Esto se dio también en un escenario en el que hubo una clara discriminación del interior sobre Capital Federal y Gran Buenos Aires», recalcó.
Al ser cuestionado por la supuesta incompatibilidad entre su rol de ministro y por ser accionista de Shell, Aranguren se desmarcó: «Apegarse a la ley genera obligaciones y derechos. Mientras trabajé en el sector privado traté de apegarme a la ley y no voy a dejar de hacerlo ahora como funcionario».
– Por Ana Clara Pérez Cotten – iProfesional