Gozo, emoción, vuelo, raíz, quietud, tersura. Erotismo terroso y materia diáfana. Inmutable conexión con lo profundo y lo leve, con nuestros ancestros y nuestro tiempo. La muestra Arte Artesano Cerámica, una notable experiencia vital y estética.
Nuestros antepasados diaguitas bebían en sus jarros de barro y dormían su sueño eterno en tinajas frescas, abrazadas por el humus en el murmullo asordinado de la greda.
Allí nació esa entrañable relación con la cerámica que sirvió a las culturas de la región para transitar los mundos del juego, la cotidianeidad, el diálogo con los dioses de la montaña, el viento, el cielo y la tierra.
Navegaciones que con un hilo de oro y un aliento de fuego llega a nuestros días para transmutarse en un arte que es el mismo y es otro, más libre y más leve, tan cierto y tan propio, donde el peso de los siglos y el paso de los mundos recoge aquella huella e imprime nuevos signos sobre los mismos interrogantes, más amplios y más estrechos.
Un puente entre los universos que nos forman, que es viaje y permanencia…
La muestra Arte Artesanos Cerámica, que se puede apreciar hasta hoy en el Museo Casa de Arias Rengel, Florida 20, (de 9 a 19,30) es un hallazgo que tiene el sello de un milagro pero también el reconocimiento de un fenómeno que para nuestra región y su historia es tan necesario como el aire pero que también ha permanecido invisible -salvo quizá para los especialistas- y por ello es sorprendente:
El arte de nuestros ceramistas alcanza el rango de lo sublime en las obras de Eduardo Mendoza, Rafael Bonorino, Angel Ovejero, Hugo Nadalino, Emilio Haro Galli, Ramón Kutipa, Osvaldo Cassina y «Cotete» Copa.
El nivel de esta muestra ha merecido el acompañamiento en la reflexión filosófica y técnica y en la música como ritual y celebración de los ecos del silencio.
En el ciclo de charlas dialogaron sobre «los artesanos de oficio» Angel Ovejero, José Luis Saporiti, Rafael Bonorino y Osvaldo Cassina. Hablaron también sobre el desarrollo artesanal Fernando Sola, Sandra Rodríguez y Arístides Alomo. Por su parte Alejandro Ruidrejo reflexionó sobre Pensamiento y Artesanía . En música hicieron su aporte «Qanival Cluster Senza Misura», Isidro Sánchez y Quintaesencia.
En el mes del Milagro, el milagro del Arte fue el más auténtico -recóndito, sagrado y nutriente- de los milagros. Hoy se despide en estas cerámicas sublimes para volver a su espacio de silencio y de transmutaciones infinitas tras alumbrar, por un instante, nuestras existencias urbanas con el barro cocido de los sueños más humanos. Esos que duermen los padres de nuestros padres en los valles más profundos de la sangre, ecos ocultos en nuestras vidas renovadas, que estas piezas evocan, convocan y liberan en su mudo resonar de materia amorosamente trabajada.
Es otra lograda expresión del calchaquismo, que vuelve en la música de Daniel Tinte, el parpadeo de los astros infinitos, los silencios de la puna eterna y la heredad generosa de esta tierra norteña.
