El sindicalista señaló que el salario de los maestros porteños es uno de los más bajos del país. También cuestionó la política educativa de Mauricio Macri. “Prioriza un bache sobre un alumno y un pavimento sobre una escuela”, explicó.
“Macri quiere arrojar a la escuela pública al lugar al que sólo van los que no tienen medios para ir a otro lado. Tiene uno de los presupuestos educativos más bajos del país, paga a los maestros salarios que están entre los más bajos…” Eduardo López, secretario general de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE-Ctera), hace la enumeración al sugerir por qué cree que, en la ciudad de Buenos Aires, los docentes van camino a otro año movido. Como para ponerse a tono, anticipa que “así como estamos hoy, el lunes no empiezan las clases”. El sindicato docente que conduce es el de mayor peso del distrito, clave en la negociación que, esta semana, debe definir los sueldos del sector y el inicio –o no– a término de la actividad escolar.
Las paritarias comenzaron el viernes. “Avanzamos parcialmente”, cuenta López. En la reunión, (el ministro Esteban) Bullrich dijo que va a haber aumento y eso es un avance, porque hasta ese mismo día Mauricio Macri y (su ministro de Economía, Néstor) Grindetti estaban diciendo que no iba a haber ningún aumento en el 2010. Otra buena decisión es que, según nos dijo Bullrich, el aumento va a ir a toda la carrera docente, tal como pedíamos desde la UTE. Esos son los avances; lo negativo es que no nos dijeron todavía de cuánto va a ser el aumento.
–¿Cuánto piden?
–Pedimos que la mejora que se acordó con el gobierno nacional para el salario inicial (que pasará de 1490 pesos a 1740 en marzo y 1840 en julio) se traslade a todos los docentes del sistema. Son 330 pesos, bonificables y remunerativos (se refiere a que se agreguen al básico, sobre el que se calculan después las bonificaciones).
–El ministro Bullrich dijo que no hay fondos y la ciudad tiene otros gastos, como la policía.
–Bueno, así como le pagan “salarios de dignidad”, según dijo el jefe de Gobierno, a la policía, queremos que nos paguen salarios de dignidad también a nosotros. A un policía con una jerarquía intermedia le están pagando unos cuatro mil pesos; a un maestro con jerarquía intermedia le están pagando mil ochocientos.
–¿Por qué el aumento en el salario inicial se debería trasladar hacia arriba, a toda la escala?
–Porque el salario de los maestros en la Capital es uno de los más bajos del país, está en el lugar 16 de 24 jurisdicciones. Está por debajo de los salarios de Santa Fe, Córdoba, Mendoza, La Rioja, Chaco, provincias mucho más pobres que la Capital Federal. Lo peor es que hasta hace cinco años estábamos entre los cinco mejores.
–Hubo gobernadores que se quejaron de que el porcentaje de aumento acordado en la paritaria nacional fue demasiado.
–Dijeron que un 23 por ciento de aumento es alto, pero hay que recordarles que se subió un sueldo de 1490 pesos a 1840. Los sueldos son bajos, por eso un porcentaje alto de un monto bajo es, en realidad, otro monto bajo. El salario inicial docente, que ahora va a ser de 1840 pesos, es menos que lo que cobra cualquier trabajador de la actividad privada, cualquier bancario o judicial. Tanto es así es que en la ciudad faltan maestros que quieran trabajar de tales; los que pueden se van a la provincia (de Buenos Aires), porque ahí ganan más, o se van a otra actividad. En nuestras escuelas hay un paro silencioso, que es la falta de maestros suplentes, que dejan de abrazar la vocación por los bajos salarios que se pagan. Tenemos alrededor de 800 cargos sin cubrir por falta de suplentes. Cuando se jubila una maestra o asciende un profesor, no hay quién lo reemplace.
–¿Es un problema estrictamente salarial?
–Sí, hay gente con título, capacitada. Es un totalmente salarial.
–¿Qué más están pidiendo en la paritaria?
–Que abran jardines de infantes, porque hay 5000 chicos de entre cuatro y cinco años que no tienen vacante. La estabilidad de los 4000 docentes contratados, mantenimiento edilicio para las escuelas y que se aumente el presupuesto educativo para llevarlo del 26 por ciento actual al 30. Es muy bajo… en la provincia de Buenos Aires llega al 38,5 por ciento, al 36 en Santa Fe y Córdoba, al 35 en Mendoza.
–Sobre el reciente cierre de 82 grados de primaria, el macrismo dice que son aulas que no tenían suficientes alumnos. ¿Es así?
–Es mentira. Un ejemplo: en la escuela Gaspar Benavento, de Soldati, hay un grado con 17 chicos metidos en un aula de 3 x 4, es decir, más chicos ahí no podían entrar. Y cerraron el grado. Están cerrando grados desde una oficina, con el Excel, sin conocer la realidad. Y es grave, porque además este año va a haber más demanda por la asignación universal por hijo, que obliga a los padres a mandar a sus niños a la escuela. Otro ejemplo: en la escuela de Parque Chas, a un grado de 35 alumnos, con dos maestros, lo que se denomina pareja pedagógica, le sacaron uno. Entonces hay quejas de los padres. Muchos plantean que van a mandar a su chicos a la escuela privada, porque no aceptan, correctamente, que haya un solo maestro para 35 chicos.
–El presupuesto de infraestructura escolar bajó de 300 millones a 145 con Macri.
–Sí, y bajó el de inclusión educativa, que son programas para incluir a niños en situación de calle en la escuela; de 200 millones pasó a 100. El de creación de escuelas se redujo de 112 a 19 millones. Al mismo tiempo, subieron al doble los subsidios a las escuelas privadas, de 400 a 800 millones. Entre esas escuelas está la del Sagrado Corazón de Jesús, que cobra una cuota mensual de 900 pesos.
–¿Qué busca el macrismo con esta política educativa?
–Generar una escuela de contención y no de transformación. Nosotros creemos que la escuela debe garantizar la igualdad de oportunidades, y para eso las mejores escuelas tienen que estar en los barrios donde más se la necesita. Pero el macrismo quiere escuelas pobres, en barrios en situación de pobreza. Es una concepción que prioriza un bache sobre un alumno y un pavimento sobre una escuela, y esa concepción se ve hasta en el presupuesto, que este año contempló un 0 por ciento de aumento para los docentes y 20 por ciento de aumento para las empresas contratistas del Estado. Es decir, los docentes perdemos 20 a 0 contra los contratistas, muchos de ellos relacionados indirectamente con el jefe de Gobierno.
– Página 12 – Por Laura Vales – 21.02.10