Si en algo no ceja este gobierno es en la extinción de la clase pasiva. Literalmente no les interesa la prevención en esta franja etaria, absolutamente, cuando en el gobierno de Cristina, los niños y los abuelos era su prioridad en las políticas sociales.
La continuidad perversa de este gobierno en contra de la población es sin precedentes en esta última década, toda vez que el pueblo venía respaldado en una Líder que ejercía la democracia participativa, que los actuales consideraban, peyorativamente, de “populismo” negativo, hasta el extremo de ser considerada mala palabra.
Así como hay nuevas modalidades de convivencias, asistimos a las “separaciones express”, gracia a la declinación masculina y el debilitamiento de la familia actual....
Caer rendido en los brazos amorosos, hoy, no necesariamente pasa por el “cara a cara”, la tecnología facilita este encuentro. Conocerse, entre estas generaciones, manda más la computadora/el celular/las redes/el Facebook, que nuestras propias intenciones, no obstante que tampoco es fácil y requiere del mismo coraje que el hacerlo personalmente.
Este presente se inscribe en el sufrimiento social de un amplio espectro de clase, signado por la desocupación/el hambre/el descuido de la educación pública/la salud pública y el bienestar de la población, brutalmente desatendido por las obligaciones del Estado.
Si por algo va a trascender los hilos de la historia este gobierno macrista, es por su tendencia, permanente, a mentirle a la ciudadanía, en ese goce recurrente que exhiben los que se manejan con segundas intenciones.
No es mi autoría, ya a fines de 2015, el periodista Gustavo Campana, presagiaba (prevenía radialmente) un descenso de la calidad informativa, anticipando en el futuro: un periodismo centrado en lo policial y en lo más zafio (grosero) de la vida cotidiana.
La mujer argentina (de la época) se puso al hombro los destinos del país, rol casi excluyente masculino en décadas anteriores. Hoy la mujer dejó de hacer la plancha y se asumió como una Líder de la resistencia y la recuperación histórica de la Nación, frente a estos saqueadores del patrimonio nacional.
El mal humor social diagnosticado por los Medios independientes tiene amplias consecuencias en los indicadores de percepción de corrupción/inseguridad/ y situación económica (predominantemente), lo que repercute, directamente, en el ánimo de la gente.