Tanto los curas conservadores, como los pastores evangélicos y cualquier otra secta, hicieron el trabajo fino del proselitismo descarado, ante la pérdida de feligresía cautiva.
Quién haya vivido recientemente esta experiencia morfológica, sabrá el repudio que ocasiona tan desagradable experiencia. Ante todo la autoincriminación de no proceder con cuidado y probada prudencia.
No hay más patético y transparente para medir la cultura de nuestra época, que el fenómeno de un diario “vencido”. No estamos hablando de un periódico de un lustro a la fecha, por el contrario estoy aludiendo a un diario 24hs después.
Lo más genérico son los funcionarios actuales (el gobierno nacional Macrista), esencialmente, Mitómanos y Cleptómanos compulsivos (por convergencia, Psicópatas consumados), y los mueve una gigantesca insensibilidad y fijación a los negocios rentables personales, por qué no reconocerlo de legítima patología.
Los tiempos políticos actuales bifurcan la realidad en dos ramas puntuales: 1) El capitalismo financiero ó 2) Una economía distributiva popular y democrática.
Los Presidentes de la democracia nos mal acostumbraron a su exquisita oratoria. Hicieron un despliegue de su abundante formación, traducida al lenguaje de la erudición. No es el caso de este último Presidente, que no articula una oración feliz, no así su férrea formación liberal, dirigida, con firmeza, a ensombrecer el clima social del pueblo. Lo que menos le interesa es la felicidad popular, hoy vaciada de contenidos simbólicos, como si la Patria no tuviera historia, no tuviera hombres patriotas y probos.
La torpeza moral de este cruel gobierno, no me da tregua como para calmar mis ánimos. El estropicio social, inigualable, que produce me obliga a tener el cerebro activo, por la necesidad de mi salud mental, a la vez de compartir estos pesares con los lectores. Siempre un malestar social compartido, es más llevadero.
Los medios muestran al impresentable Presidente de estos fatídicos tiempos actuales, mostrarse (sobre todo) en la pantalla televisiva, enunciando medidas antipopulares como caminos imprescindibles e irrenunciables, para la reorientación de un País sin rumbo.
La derecha en el mundo se sostiene en la indiferencia del prójimo, la discriminación desenfrenada, el elitismo de clase, las diferencias puntuales que separan a una sociedad en clases sociales y permiten a unos pocos tener el prisma de ser diferentes-distintos en la población global.