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domingo, noviembre 24, 2024

Barenboim triunfa con su «Lohengrin» en La Scala de Milán

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El director argentino-israelí estuvo a cargo de la ópera de Richard Wagner.

El director argentino-israelí Daniel Barenboim triunfó con su «Lohengrin» durante la inauguración de la temporada lírica del teatro de «la Scala» de Milán y puso fin a la polémica por haber elegido al compositor alemán Richard Wagner y no al italiano Giuseppe Verdi para esta ocasión.

Con quince minutos de aplausos, el público hizo olvidar los reproches de algunos de la elección del Lohengrin como título inaugural en el templo de la lírica italiana en vez de una obra de Verdi, ya que ambos compositores celebrarán en 2013 el bicentenario de su nacimiento.

Un triunfo no sólo de la batuta sino también de la lectura psicológica que le dio a esta ópera el director de escena, el alemán Claus Guth, y de todos los interpretes, que tuvieron que salir varias veces a saludar.

La historia que cuenta cómo Elsa, una joven princesa es injustamente acusada del asesinato de su hermano, pero es salvada por un joven guerrero, guardián del santo Grial, que proclamará la inocencia de la princesa, y le pide casarse con ella con la única condición de que jamás pregunte por su identidad.

Pero la bruja Ortrud que había convertido al hermano de Elsa en un cisne para acusarla y robarla el ducado de Brabante, con sus artimañas instiga la curiosidad de la princesa, que termina por violar su promesa y pide a su esposo que revele cuál es su origen. Lo que termina con su división.

A la protagonista Elsa no sólo persigue la mala suerte en la ópera, ya que las dos actrices que tenían que interpretarlas sufrieron de una gripe antes de la inauguración y se tuvo que llamar a la soprano alemana Annette Dash a última hora, ya que empezó a probar sólo esta mañana.

Y el público recibió con fuertes aplausos a la soprano alemana, que realizó una gran actuación a pesar del poco tiempo para los ensayos.

Aunque la gran ovación se la llevó el alemán Jonas Kaufmann, muy apreciado en el papel de Lohengrin.

La puesta en escena llevó a los protagonistas a la época de Wagner y los escenarios fueron lúgubres, algo angustiosos, austeros, con altas paredes de un gran casa burguesa que rodaban a los actores para representar los interiores y una pequeño río y vegetación para las escenas de exteriores, y con la presencia siempre de un piano, que simbolizaba el arte.

La novedad en el Lohengrin de Barenboim es que se sacude de su espiritualidad y religiosidad de algunas versiones para sentar en el sillón del psicoanalista a los personajes

Así, mientras el protagonista Lohengrin se convierte en una persona neurótica y algo infantil, Elsa muestra todos sus debilidades de mujer con un pasado triste y que busca desesperadamente ayuda.

«Su drama es que son inconciliables pues cada uno busca algo en el otro que no puede obtener, ella espera una figura masculina que la proteja y él una mujer que le haga crecer», explicaba antes de la «prima» el director alemán.

Pero también El Lohengrin de La Scala fue la metáfora de los matrimonios fracasados, a pesar de la famosa marcha nupcial, donde la desconfianza y la falta de afinidad causa la ruptura.

El famoso cisne que tira la barca con la que se presenta el caballero Lohengrin y que en la leyenda termina convirtiéndose en el joven Gottfried, hermano perdido de Elsa, embrujado por la bruja Ortrud no existió en la versión de «La Scala» y su presencia fueron sólo algunas plumas diseminadas por el escenario.

La última vez que se presentaba el Lohengrin en La Scala fue en 1981 bajo la batuta de Claudio Abbado y la dirección escénica de Giorgio Strehler y que recogió un gran éxito que aun se recuerda entre los expertos.

La sesión inaugural del coliseo de Milán fue retransmitida a todo el mundo a través de la televisión publica RAI y se proyectó en directo en 300 salas de cine en Europa y en 200 en los Estados Unidos.

Como todos los años, la inauguración de la temporada fue escenario de protestas y este año decenas de personas se congregaron contra las políticas de austeridad y el presidente del Gobierno, Mario Monti, tuvo que entrar por una puerta secundaria.

– Radio Miami

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