Lhez estrenó mundialmente dos obras. Irreprochable Di Giusto.
Salta, Jueves 6 de 2012. Teatro Provincial. Solista: Gerardo Di Giusto (piano). Orquesta Sinfónica de Salta. Director Maestro Jorge Lhez. Cantares chilenos de Vicente Bianchi (Chile). La Norteña de Sabino Figueroa (Argentina). Camino a la peña de Cristian Axt (Argentina). Suite concertante para pñiano y orquesta de Gerardo Di Giusto (Argentina). Candombe de Jaurés Lamarque Pons (Uruguay). Santa Cruz de Pacairigua de Evencio Castellanos (Venezuela).
Me gusta el término “repertorista”. Por analogía, es aquel que sólo goza con la música de repertorio, la música conocida, la música sinfónica centroeuropea. El también llamado “purista”, esa legión de oyentes que esta muy bien disfrute con ella, pero que le resulta poco atractiva, hasta indiferente cuando se trata de música escrita en otros lugares del planeta. Así como en el siglo XVIII -por ejemplo- lo que se oía una vez o dos como mucho ya era suficiente y los públicos de aquella época pedían permanentemente la obra nueva, hoy, la exigencia auditiva pasa por lo conocido.
Luego de este introito, la primera reflexión de la noche: Jorge Lhez, además de sus dotes técnico-musicales, es un osado, un corajudo. Para ir cerrando el año de la orquesta en el teatro, estrenó mundialmente, dos de las seis obras ejecutadas y localmente tres. El tiempo hablará sobre los méritos de traer a nuestro público, una información de esta naturaleza.
Primero fueron cuatro momentos musicales del país andino, escritos por un compositor de largos noventa años que trae melodías populares de su tierra armadas sobre la base de un eclecticismo rítmico. Luego, un interesante trabajo del salteño Sabino Figueroa a quien volví a ver luego de escucharlo con el grupo de cámara “La Conversa” hace ocho años. Su página comienza y termina con una idea bagualera despertando la avidez de saber cómo sigue pues lo escuchado solo son dos movimientos de un total de cuatro. Buena traducción de la sinfónica local.
Luego apareció la contemporaneidad de Axt, en siete minutos a lo Stravinsky y el llamativo detalle de iniciar con acotados sectores de la orquesta para ir sumando el resto hasta llegar a una completa participación de sus integrantes. Después la suite de Di Giusto. Composición importante que surge de la raíz folclórica nacional para aventurarse en simbiosis de diferentes estilos sin perder coherencia sonora. Me vino a la mente un breve frase de un compositor nacional ya fallecido, que para referirse a algo trascendente decía “¡qué espesor!” como queriendo imitar a aquellos antiguos que usaban la palabra “grosso” para definir algo de valía. Como solista de sus propia obra Di Giusto fue irreprochable, hasta en el sorpresivo uso del encordado del piano de modo directo o sea sin la intervención del teclado. Fue ovacionado y él regaló una atractiva milonga.
De pronto la lujosa percusión de un vibrante candombe uruguayo que también en siete minutos va corriendo desde la timidez del inicio hasta el desborde rítmico tan natural en este estilo representativo de la influencia afro en el vecino país. El cierre fue la alegría de la exigente y compleja sección rítmica que rodea la casi incontable cantidad de motivos populares venezolanos, sobre todo en las tierras que rodean a Caracas. La composición intenta narrar las peripecias de una cruz sin Cristo, ícono de los cristianos del Caribe.
El romanticismo, movimiento político que busca la libertad individual con el solo límite de la libertad ajena, permitió a compositores, ejecutantes, directores y oyentes, a incursionar en lo que luego se llamaría “nacionalismo musical” que no es otra cosa que el uso de materiales sonoros básicos, tradicionales y hasta patrióticos de regiones particulares del planeta pero tratados con el academicismo de la universalidad que reconoce la vieja Europa. Para tener una idea mas acabada de lo que digo solo basta escuchar la música, por ejemplo, de Villa-Lobos en Brasil, Ginastera en Argentina, Alfonso Leng en Chile, etc.
El Maestro Lhez exhibió su impresionante musicalidad. Es un conductor valioso que no solo bucea en lo conocido, sino que permanentemente está encontrando nuevas fuentes de información musical para el oyente, avezado a no, de nuestra ciudad. Y lo mejor, es que el plantel de ejecutantes sigue esta impronta con una adhesión que no tuvimos durante largo tiempo en la agrupación sinfónica local.
– Fotos tomadas por Salta 21