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domingo, noviembre 24, 2024

Cabandié contó su crianza a los golpes y entre símbolos nazis

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El legislador porteño Juan Cabandié se enteró en 2004 de que era hijo de Alicia Alfonsín y Damián Cabandié, ambos desaparecidos.

Sentado frente al estrado, y con la presencia de su apropiador a metros, Juan Cabandié declaró sin titubeos en la primera audiencia del juicio que acusa al ex policía Antonio Falco de “ocultamiento de un menor sustraído”. El legislador porteño contó, entre varias cosas, cómo el ex oficial de inteligencia de la Policía Federal recibía de regalo cruces esvásticas y símbolos nazis “que ponía en su boina azul de comando y lucía con orgullo” mientras sus colegas le decían “cuando crezcas ya vas a saber lo que son los judíos”.

«Tenía que reprimirme para no contar qué hacía Falco porque había una orden en el seno de esa familia, entre comillas, para que no digamos su verdadera actividad, teníamos que decir que era visitador médico», reveló Cabandié quien siempre que aludió al acusado lo hizo como «este hombre», «el apropiador», «ese sujeto» o directamente por su apellido.

En un duro relato, reveló visiblemente emocionado como “en esa casa (donde vivía) siempre me sometían a malos tratos; fui criado a los golpes físicos y psíquicos», para graficar que esa morada «era una sucursal de una comisaría» donde «el miedo estaba presente a cada instante».

En la misma sala de audiencias donde, en 1985, se juzgó y condenó a los comandantes de la Junta militar, Cabandié dijo que su apropiador -que actuaba con la falsa identidad de Leonardo Fajardo- era amigo del ex comisario Samuel Miara, apropiador de los mellizos Reggiardo Tolosa y había tenido «activa participación en secuestros» durante la última dictadura militar.

En ese sentido, el hijo de Alicia Alfonsín y Antonio Cabandié, secuestrados en noviembre de 1977 y quienes aún permanecen desaparecidos, dijo que Falco «en una ocasión me refiere que fue él quien consiguió la falsificación de los documentos de los mellizos» dada su amistad con el ex jefe policial que había huido al Paraguay con los jóvenes.

Recordó que «en la casa donde me hicieron vivir» había platos y adornos con los símbolos de la Policía, que su apropiador «andaba armado todo el día» y que en una ocasión le ordenó que «no se junte más con ese chico», en referencia a un compañerito de la escuela primaria cuyos padres estaban desparecidos.

En esta causa, que tramita por el viejo Código de Procedimientos y que lleva adelante la jueza María Cervini de Cubría, el fiscal federal Carlos Rívolo solicitó 17 años de prisión para Falco, en tanto los letrados de Cabandié, que actúa como querellante, reclamaron que se le impongan 25 años de encierro, por el delito de «retención y ocultamiento de un menor de diez años» y «falsedad ideológica de instrumento publico».

– Fuente: Crítica – 18-09-09

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