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domingo, noviembre 24, 2024

Una alternativa sustentable al uso de agroquímicos

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Científicos de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP) y de la Universidad Nacional del Sur (UNS) utilizan descartes de langostinos y camarones para potenciar el sistema de defensa de las plantas y detener el avance de organismos patógenos.

Para estar siempre prevenidos, los médicos recetan todo tipo de vacunas que actúan fortaleciendo el sistema inmune. Desde el Instituto de Investigaciones Biológicas de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y UE CONICET-UNMDP se utilizan los compuestos provenientes de descartes de exoesqueletos de langostinos y camarones para activar respuestas de defensa contra microorganismos patógenos en los cultivos hortícolas.

Pero, ¿en qué podrían ayudar los crustáceos a las plantas? La respuesta a este interrogante se explica desde su composición química. Es que los exoesqueletos de langostinos y camarones contienen quitina, un polisacárido del que se obtiene quitosano, el principio activo de la innovación.

En diálogo con la Agencia CTyS, la doctora en Ciencias Biológicas e Investigadora del CONICET, Claudia Casalongué, explicó la potencialidad de la innovación: “En el caso particular de los quitosanos, además de actuar como inductores químicos de la defensa de las plantas, también tienen efectos biocida sobre bacterias y hongos patógenos. Entonces, estos compuestos tienen acciones duales”.

El quitosano es una molécula con cargas positivas, y como los microorganismos poseen membranas con abundantes moléculas cargadas negativamente, cuando se encuentran se genera un desequilibrio en las membranas de los pequeños atacantes que les provoca la muerte celular.

El producto obtenido por el equipo de investigación a cargo de la Dra María Susana Rodríguez perteneciente, al INQUISUR UE CONICET- fue probado con éxito en cultivos de interés alimenticio como papa y tomate. “Los estudios muestran que se estimulan las propiedades sanitarias de las plantas y en algunos casos se ve que mejoran la situaciones de crecimiento y desarrollo”, detalla Casalongué.

Además de representar una alternativa para reducir el uso de agroquímicos, este desarrollo también colabora con el cuidado del ambiente marítimo, ya que aprovecha los descartes de crustáceos que se desechan generalmente en su ambiente natural. “Hay que tener en cuenta que muchas veces esos descartes vuelven al mar con organismos patógenos de estos crustáceos (virus y bacterias) que van en contra de la perpetuación de su propia especie”, advierte la bióloga.

Finalmente, otra de las alternativas analizadas por el equipo científico es la utilización de nanopartículas en base a quitosano, las cuales pueden ser combinadas con otros compuestos para ser aplicadas en diferentes sistemas biológicos.

Gaspar Grieco (Agencia CTyS – Ciencia, Tecnología y Sociedad – Universidad Nacional de La Matanza)

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