Cuando el término llegó a la música, muchos de sus aspectos negativos se habían esfumado para dar lugar a un significado más atractivo y además representativo de las formas de esos tiempos. El barroco de hoy, pertenece al segundo de los esquicios. Me parece adecuado traer el barroco a nuestros escenarios.
Salta, jueves 14 de agosto de 2014. Teatro Provincial. Solista: Julio César Quinteros (flauta). Orquesta Sinfónica de Salta. Director Titular maestro Jorge Lhez, Georg Friedrich Händel () Música Acuática Suiite nº 1 HWV 348. Johann Sebastian Bach (1685-1750) Suite para flauta nº 2 BWV 1067 y Suite para orquesta nº 3 BWV 1068.
Alejo Carpentier fue un extraordinario escritor y musicólogo suizo que de pequeño fue, llevado por su familia, a vivir a Cuba. A decir verdad, fue uno de los grandes maestros de la literatura americana del siglo XX, autor de muchos títulos de los que se destaca su notable “Concierto Barroco” un verdadero ejemplo de pirotecnia lingüística donde cuenta qué es la música barroca y habla de sus mayores exponentes. Cuando joven canté no pocas páginas de este género formando parte de la Camerata Alter y terminé de conocer el estilo justamente con este libro de Carpentier.
La palabra “barroco” fue de inicio una palabra peyorativa, casi despectiva referida a algunas desviaciones de la arquitectura del siglo XVI y a algunas expresiones artísticas de esa época. Cuando el término llegó a la música, muchos de sus aspectos negativos se habían esfumado para dar lugar a un significado más atractivo y además representativo de las formas de esos tiempos. El análisis del período requiere un lugar que excede largamente este espacio. Para estas líneas solo basta referirse a los dos barrocos musicales el italiano y el alemán como imagen de lo adornado en exceso o de lo medido y severo. El barroco de hoy, pertenece al segundo de los esquicios.
El maestro Jorge Lhez eligió muy bien el programa. Händel fue un músico alemán que se instaló en Londres y luego se nacionalizó inglés. Su Música Acuática fue una partitura para solucionar el problema de relación que tenía con el rey de Inglaterra. Tiene cierta marcialidad en sus tres “suites” que según parece fueron escritas para el viaje del rey, sus cortesanos y los músicos según el paseo fuera río Támesis abajo, durante la cena o el regreso a la capital inglesa. Luego de ello no solo se dedicó a la composición sino que en su carácter de empresario musical fue un poderoso impulsor del arte en su país adoptivo.
Luego, de las cuatro suites del genial Bach -Aby Rojze el viola solista de la Orquesta Sinfónica Nacional suele decir que Bach inventó la música- se interpretaron las dos más atractivas que llevan el nº 2 y nº 3. La primera permitió el lucimiento de uno de los excelentes músicos salteños: Julio Quinteros, integrante de la orquesta sinfónica salteña, con su flauta traversa fue el solista de la Suite nº 2. Contrapuntística, con una brillante fuga en medio de la obertura y el uso intensivo del adecuado 3 x 4 en varias de sus danzas para terminar en un movimiento de cierta frivolidad. Posteriormente la Suite nº 3 con su obertura, el tierno y conocidísimo momento llamado “aria” por sus posibilidades líricas para recién entrar en sus cuatro danzas restantes.
Hay críticos y musicólogos que afirman: “para interpretar música barroca se debe conocer como fue”. Estos son los historicistas, merecedores de mi respeto por su trabajo investigativo pero que, hasta lo que yo sé, aún no han podido demostrar palmariamente que la música haya sonado como se cree sonaba en el período. Ese es un punto. El otro es que es muy diferente la sonoridad final cuando se está en un auditorio de 1500 butacas contra lo que se supone eran las salas de concierto, generalmente palaciegas de aquellos tiempos y finalmente encontramos el tema del sonido que hoy entregan los instrumentos luego de los avances tecnológicos del modernismo. Por caso, no es lo mismo el arco de los instrumentos de cuerda de aquellos tiempos, con el actual
No obstante, me parece adecuado traer el barroco a nuestros escenarios. Ese género, esos estilos, esa música tan particular debe conocerse. Imposible obviar a Johann Sebastian Bach porque sin él y su marco teórico y práctico, lo que vino después no hubiera sido lo que hoy es. Pero quizás, la falta de costumbre de hacer esta música, obligue a un enfoque de trabajo previo mucho más intenso. Es el modo de eliminar los momentos de desajuste entre secciones a lo que probablemente deba añadirse una campana acústica que deje menos libre el espacio escénico.
Finalmente, si por momentos se buscaba recrear la época, habría que ver cómo sería el sonido afinando a menos del clásico 440 al 442. Son interrogantes que aún hoy se plantean en los lugares donde la especialidad es justamente la hermosura del Barroco pero con el sonido de la música como pide el oído de hoy.