Son buenos afrodisíacos la admiración, el humor y la sorpresa. Innovar tiene su encanto y seduce al otro: una comida especial, una carta debajo de la almohada, una golosina o hasta un regalito fabricado con nuestras propias manos son detalles que dicen a gritos “te quiero”.
Aunque el amor no es exactamente un trabajo, sí exige dedicación y mucha voluntad. Como cualquier proyecto que queramos emprender en busca del éxito y la realización plena de las partes, el amor supone paciencia, compromiso y responsabilidad, pero también promete una retribución fascinante que por mucho que nos cuenten sólo conoce quien ha tenido la dicha de experimentarla.
No hay vuelta que darle: para que el amor subsista es clave que novios y cónyuges se sigan eligiendo cada día, no se presionen e incrementen el diálogo cada vez que asoma una dificultad. Toda relación implicará cambios inevitables propios de la convivencia, crisis económicas, desarrollos profesionales, hijos: procurar tratarse bien siempre, acompañar los proyectos del otro y hacerlos propios, y defender a capa y espada un espacio para la pareja es el secreto para vivirlos con eficacia y alegría.
Aceptar las diferencias entre el hombre y la mujer es de gran ayuda en esta aventura. Cada uno tiene su lógica, y es ése su aporte.Hay que animarse a ser más sencillos, poner en palabras eso que necesitamos y dejar que el otro nos lo dé. Tomar y dar lo mejor de cada uno es lo enriquecedor. Nuestro empeño debe ser claramente conquistar la felicidad del otro, no la propia. Uno no va al matrimonio para “ser feliz” sino para “hacer feliz”, y es entonces cuando se encuentra la auténtica felicidad.
Por último, reconocer los propios errores, saber perdonar y saber olvidar aportan su cuota de magia al asunto. De nada sirve engancharse en peleas, aunque parezcan pequeñas y justificadas. Una sonrisa sincera desarma cualquier ataque. Y como asegura el dicho popular, “para ser felices hace falta buena salud y mala memoria”.
Pero… ¿y si con el correr de los años desaparece el cosquilleo en la panza? ¿Si se esfuman esas ganas de cruzarlo en cada esquina o de hablar cientos de veces al día? ¿Dónde se esconden los vestigios del primer flechazo? No te asustes, esas manifestaciones propias del enamoramiento persisten pero maduran, y dejan lugar a la complicidad, el respeto y la entrega diaria como base sólida de un amor que durará para toda la vida.
– Fuente: Punto Novias
Consejos para mantener vivo el amor
Gracias. la litera es corta y precisa. Algo que quiero compartir con mi pareja =)