Punctum contra punctum en el juego del amor, de la vida y la muerte. Dos hombres diferentes entrecruzan sus destinos por una mujer y desencadenan una serie de sucesos sin retorno. Muy buena ambientación y recursos para un desenlace asfixiante.
Pepe Soriano interpreta a Andrew Wyke y Leonardo Sbaraglia a Milo Tingle, con excelentes composiciones actorales. Ambos forman una dupla contrapuntística que les juega a favor escénicamente. En el 2007 habíamos visto a Soriano con otra excelente actuación en “Visitando al Sr. Green” http://salta21.com/Reir-llorando-con-Pepe-Soriano-y.html, y por supuesto, a Leonardo Sbaraglia, últimamente, en filmes como “Corredor nocturno” y “Las viudas de los jueves” http://www.salta21.com/Las-viudas-de-los-jueves-la-vida.html, encantadoras películas en donde se luce como el gran actor que es. Y se destaca en el film «Sin retorno» recientemente estrenado. Tras largos años sin pisar las tablas, Sbaraglia vuelve con una obra de suspenso, algo de humor y picardía, una apelación al espectador inteligente y una puesta muy bien llevada por Agustín Arezzo, el director.
Con texto de Anthony Shaffer, los protagonistas de «Contrapunto» logran evocar a la manera de un policial negro, una atmósfera asfixiante, de miedo e inseguridad en la que el móvil del crimen es la pasión, la envidia, el odio y la venganza.
Milo es un peluquero sin dinero que enamoró a Maggie, la esposa de Andrew, un hombre mayor y de mejor posición social, escritor de thrillers, quien usa su macabra imaginación para entrampar a su víctima.
El escritor planea un juego por el que logra humillar atrozmente a Tingle dejándolo en una bochornosa posición, haciéndolo sentir cobarde frente a la posibilidad de morir. Pero el joven también inventa una situación en la que intentará cobrársela de aquel susto mediante la búsqueda del cadáver inexistente de Tingle y asistimos a un doble de personaje, vemos al actor haciendo de un viejo detective que intenta culpar al escritor de aquel acto- que no había cometido porque se trataba de un juego. Tingle logra burlarse de Andrew y además, le dice que asesinó a su amiga. El juego acaba con un crimen real pero esta vez, ambos quedarán atrapados en idéntico final.
Los diálogos, las intrigas y las fuertes discusiones se suceden una tras otras y provocan una suerte de intensidad psicológica que nos trasladan directamente por un hilo de tensión que no cesa.
Pensantes y ociosos, a la manera de un «puzzle», gozamos de una entretenida historia cuyos personajes nos invitan a participar del paroxismo de la tortura. Excelente.
– Foto 2 de la función en Salta (no se permitía fotografiar)
Contrapunto entre Pepe Soriano y Leonardo Sbaraglia en un thriller atrapante
Estimado Hernán: no es el mismo caso de Las chicas del calendario en donde directamente la comedia tiene un espíritu inglés que nos traslada a otra Cultura. Aquí no ocurre eso, hay una ficción con una atmósfera evocada a lo Edgard Allan Poe o Raymond Chandler, que no deja de ser una ambientación para la escena de un crimen.
Lo absurdo cumple el plan perfecto con un final indeseado. Como en la literatura, lo entretenido se hace visible en el juego de representación que el argumento propone a los fines de confundir al espectador y a los propios protagonistas. Vos mismo hiciste un texto del escocés Robert Louis Balfour Stevenson, sin que por ello conviviésemos con la «ajenidad» sino más bien con la idea universal del desdoblamiento humano. Pero cuando hay ráfagas de localismo europeo que no se da por el nombre de los personajes sino por una serie de indicios que nos «sacan» del texto, cabe preguntarse qué pasa con el teatro y con esos actores a los que no les sale hacer de «ingleses» por ejemplo, caso Las chicas del calendario. La pronunciación de los nombres sería un obstáculo en castellano también, ya que un boliviano dirá Guiliermo y un salteño Guiyermo más un porteño Gishermo. Para pensar. Cordiales saludos.
Contrapunto entre Pepe Soriano y Leonardo Sbaraglia en un thriller atrapante
Me decepcionó «Contrapunto», tal vez porque fui con la idea de ver en acción a 2 actores argentinos de fuste y me dí con 2 actores al servicio de una obra hípermenor del género negro. Dos actores argentinos puestos en el incomodísimo trabajo de sobrellevar una adaptación que mezcla retóricas típicamente inglesas traducidas casi literalmente con puteadas o guarradas en porteño básico… Ya un clásico, (como en las chicas del calendario), los esfuerzos de los actores por pronunciar Güiliam, (o nombres de lugares o lo que sea que no se tradujo o adaptó), en vez de guillermo, produjeron en mí un distanciamiento emocional importante con la obra…Sólo el oficio de ambos hace que el bodrio salga medianamente a flote. Sólo el inefable cholulismo de pie permitió una poco convincente salva de aplausos de fogueo.