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sábado, mayo 4, 2024

Corrupción, inseguridad e inflación

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Es tan remanido comentar estos temas, que parecen una verdad de perogrullo.

No obstante, a juzgar por los acontecimientos que se vienen sucediendo en la Gran Urbe del sur del país, deja entrever que los distintos actores sociales con la Gran Prensa y algún peso político específico, tienden a generar una corriente de opinión negativa de incertidumbre e incredulidad. Y hay que aclararlo: este jueguito perverso no es nuevo para nada, lo hicieron y lo hacen siempre que convenga a sus oscuros designios.

Por los canales televisivos porteños empiezan: pasan toda clase de crímenes, robos, asesinatos y cualquier acto de la delincuencia común, tomando como fuente cierta los Partes Policiales. Un hecho, es potenciado por 100 veces en el día.

El televidente desavisado mira eso y es influído. Le parece ver las películas norteamericanas de sangre y muerte que son un producto cultural de EEUU. Jamás el alcalde y gobernador de Nueva York, por ejemplo, permitiría que los medios de comunicación, exhiban públicamente la alta tasa de criminalidad que tiene esa populosa Ciudad del Norte, donde hay un asesinato cada 10 minutos y en un país donde por tradición circulan más de 200 millones de armas de todo tipo y calibre. Esas asimetrías sociales están asimiladas y toleradas, en aras de una supuesta convivencia pacífica.

Si nos trasladamos a la Argentina, la bautizarán interesadamente INSEGURIDAD, vocablo de moda que sirve para todo fin o propósito. Pero, ¿cuándo existió SEGURIDAD en nuestro territorio? ¿En la década del 30? ¿En los años 45, 55, 66, 76, 89 o 2001…???

Por otra parte, qué pasa con la CORRUPCIÓN, otra frase acuñada para disfrazar negras pretensiones. Claro que debe existir ¿y qué? Sólo les debe interesar a los organismos de control público del Estado. El ciudadano común sólo la ve pasar y sin mucha o ninguna información. De ahí, la expresión popular: “roban, pero hacen”.

Después, pasa el tiempo y todo queda en el olvido. Quién podría negar que en los Juzgados federales y provinciales de nuestro país, están atiborrados de causas y procesos por delitos económicos que jamás o nunca se resuelven con sentencias condenatorias y justas.
En todo caso, otros de los grandes responsables de este flagelo social, serían los JUECES que se niegan a impartir JUSTICIA por acción y omisión.

En otro orden, la INFLACIÓN merece un capítulo aparte. En todas las épocas sirvió y sirve de muletilla inacabable de todos aquellos,”expertos” o no, para mencionarla y explicarla hasta el hartazgo, para aventurar un futuro mediato o inmediato, cual si fuera un Oráculo de Delfos. Todos, gente y medios, se obnubilan e hipnotizan cuando un GURÚ titulado en Harvard u otro lugar, expone lo que pasará en la Argentina en materia de INFLACIÓN, pecios y economía. Estos fulanos saben “todo”, hasta cuánto valdrá el kilo de yerba y azúcar dentro de los próximos seis meses.

Pero, hay que decirlo también: no estamos en el mejor de los mundos con una tasa de inflación que -dicen- es del 30 % anual. ¿Acaso el gobierno nacional provoca la espiral inflacionaria? No, son los distintos actores económicos desde dentro y fuera del país.

Ellos buscan una devaluación similar a las del año 2001 para licuar sus pasivos, y un DUHALDE que les regale dólares sobrevaluados con pasificación asimétrica de nuevo. Hoy también se está aplicando otra estrategia canalla y perversa: los grandes formadores de precios están esponsorizando el sideral aumento de los insumos y productos de primera necesidad que consumen millones. Por ejemplo, poner el Kilo de pan a $ 10, cuando vale la mitad. Con la carne que ya es muy cara para el bolsillo común, no se animan todavía a saquear al consumidor, pues algún temor o respeto le tienen a MORENO, Secretario de Comercio Interior de la Nación.

Como colofón, y visto de una perspectiva macro, no obstante los errores y algunos aciertos del Gobierno de C.F.K., en estas paritarias con inflación que se están armando, sería muy contraproducente dejar las manos sueltas al gremio de Moyano como a los demás sectores sindicales, donde todavía permanecen en las sombras contaminados por la peste menemista, lo más deleznable del Sindicalismo argentino. Dios no lo permita…!!!

– El autor es Periodista – Columnista Político

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