En el Tercer Congreso de Médicos de Pueblos Fumigados, científicos, abogados y ciudadanos afectados explicaron los avances y retrocesos en la lucha contra los herbicidas utilizados en la actividad agrícola que condicionan la vida de distintas familias de todo el país.
El encuentro buscó abordar las diversas problemáticas sociales, ambientales y sanitarias que derivan del actual modelo agropecuario, clasificado durante la jornada como “ecocidio”, así como los tratamientos en materia legal y las diversas alternativas para desarrollar una agricultura ambiental y económicamente sustentable.
En esta edición, llevada a cabo en el Aula Magna de la Facultad de Medicina de la UBA, se expusieron los testimonios de pobladores y médicos de distintos pueblos de Buenos Aires, Entre Ríos, Chaco, Misiones y Santa Fe, que conjugaron la acción social local con la búsqueda de evidencias científicas. Algunos de los datos arrojados revelan que, en las comunidades lindantes a los monocultivos, el cáncer representa el 40 por ciento de las causas de muerte, que abarca la alarmante franja etaria de entre tres y sesenta años.
En diálogo con Agencia CTyS, el coordinador de la Red Universitaria de Ambiente y Salud, Dr. Medardo Ávila Vázquez, señaló la importancia de forjar lazos con institutos educativos para producir conocimiento y concientizar sobre los perjuicios que ocasiona el glifosato. “Hemos llegado a la Facultad de Medicina, pero este tema ya se tendría que tratar en el Congreso de la Nación”, advirtió.
Los testimonios de vecinos se replicaron de idéntica forma en distintos puntos geográficos destinados a la agricultura. Malformaciones congénitas, cánceres, hipotiroidismo, afecciones cutáneas y pulmonares, abortos involuntarios y fallas renales, son las afecciones que han tomado forma de pandemia en las sociedades rurales. Mientras tanto, a dos décadas del ingreso de la soja en Argentina, la carencia de registros oficiales y de una legislación federal que prevenga y sancione los abusos de herbicidas brilla por su ausencia.
“Tenemos muchísimos informes epidemiológicos, hechos por científicos de cada pueblo afectado, y todos apuntan a lo mismo. Es suficiente información como para decir que esto no es una duda, el querer mantener una alianza con grupos muy fuertes del modelo productivo es un asunto político”, apunta Ávila Vázquez.
Repensar el progreso
Otro de los debates que surgieron en el encuentro fue el de la articulación entre progreso científico y desarrollo humanístico. La directora del centro de Bioética de la Universidad Católica de Córdoba, Mónica Heinmann, el Decano de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, Sergio Provenzano, y el presidente de la Federación Sindical de Profesionales de la Salud, Dr. Jorge Yabkowski, expusieron la necesidad de una reflexión ética que guíe los avances tecnológicos en función de las necesidades sociales.
“Si partimos desde las víctimas englobamos a todos”, explicó Heinmann, quien agregó que los estudios de bioética en Latinoamérica han avanzado en la consolidación de un puente entre la ciencia y la cultura, que debe ser materializado en la práctica mediante el relevo de datos en materia de salud y una toma de conciencia que permita volver a ubicar a los alimentos como un derecho y no como una divisa.
– Foto de portada: La utilización de agroquímicos para cultivar arrasa, también, con la salud de las personas.
– Por Sebastián Alonso
Agencia de Noticias CTyS