Aunque el film se presentó a finales de 2013 en la Semana del Cine Argentino en Salta, no es hasta hace unos días atrás, que pudimos asistir a su proyección. Con una historia impactante, el film se revela deudor de Martel en algunas cuestiones, pero no pierde su carácter de un cine que incursiona en lo íntimo del ser humano en una Salta “adentro”.
La forma del relato lento sugiere un tiempo pausado que bien podría ser “el sólo estar” que caracteriza al ser latinoamericano en oposición al “ser” europeo, plasmado en la prosa de Manuel J. Castilla (“De sólo estar”) y teorizado por Rodolfo Kusch, nociones que se vuelven necesarias para acercar mejores interpretaciones de esta ópera prima de la salteña Bárbara Sarasola-Day, realizadora que dedicó su película a su madre quien siempre la alentó y que falleció unas semanas antes del rodaje. Esta concepción filosófica hoy puede verse en ámbitos de la ruralidad en la región del NOA y es lo que le da el “color” y la textura a este tipo de film, pues cada vez debemos corrernos más adentro para buscar aquello que nos fue característico. El hombre de hoy, en la ciudad, maneja otros tiempos, otra vida, otra prisa, otra filosofía.
En la casa de Helena (María Ucedo) y de Ernesto (Luis Ziembrowski) se vive de la cosecha de tabaco. En la zona, los hombres desarrollan ciertas actividades consideradas de “macho” : ir al burdel, apostar en peleas de gallos de riña y cazar. A la mujer le toca el rol de la patrona, la que aguarda en soledad al hombre que regresa de las tareas del campo y que, en el caso de Helena, busca la maternidad para darle sentido a su existencia y a una pareja agotada pasional y amorosamente.
En este panorama, aparece Joaquín, joven de veintitantos años, excelentemente interpretado por el colombiano Alejo Buitrago, quien llega a “recuperarse” de su estado anterior en lugares de rehabilitación por adicciones. El intruso nos trae reminiscencias borgeanas, pues de pronto Helena y Ernesto son como “los Nilsen” (así llamados en Turdera) del cuento “La intrusa” del argentino Jorge Luis Borges. El hipertexto logra configurar un ambiente de semejanza y de simetrías entre los personajes, aún con su trágico desenlace.
Cuando Helena y Ernesto hacen el amor, el deseo no está puesto allí, en realidad tienen sexo con Joaquín. El intruso despierta sus apetitos carnales: en el caso de Ernesto, su deseo por otro hombre, lo cual es inaceptable en su lógica de “macho”. Antes de que apareciera Joaquín, apenas si se corría su ropa interior para “cumplir” con Helena asegurándose su descarga sexual sin importarle siquiera el placer de su compañera.
La imagen potente de los hombres, Joaquín y Ernesto, sosteniendo la escopeta de caza por la que ambos sienten excitación, es la imagen más lograda del film. Cazar produce placer sexual pero a su vez, se une al deseo homosexual de ambos de manera esclarecedora. Lo que Ernesto experimenta no lo deja vivir en paz y como Cristian y Eduardo de “La intrusa”, buscará deshacerse del mal, especie de virus que vino a enfermar o psicopatear su “tranquila” y aburrida vida matrimonial, desgastada y cadenciosa.
La escena final donde aparece el capataz interpretado sólidamente por Danny Veleizán (salteño) junto al patrón, Ernesto, al momento en que salen a cazar al “diablo” sintetiza el film en una especie de final asfixiante, clima que se venía dando anteriormente.
Buitrago, en lo personal, me pareció un hallazgo. Las muy buenas interpretaciones de Ucedo y Ziembrowski, aceleran su excelencia en la trilogía con el colombiano. De corte siniestro por momentos, sensual por otros y de escasa singularidad a veces, delinean la multifacética composición de Buitrago. Este sujeto del deseo, se vuelve más deseante aún, por la falta de información que aporta al espectador, quien de alguna manera recompone su historia con apenas indicios de lo que fue la “crónica de una muerte anunciada”.
Coincido con algunos críticos que señalaron que se dilatan las situaciones y que por momentos el relato parece naufragar, pero acuerdo 100 por ciento que este es un feliz comienzo de Bárbara Sarasola-Day, quien escribió el guión y dirigió el film. Un acierto que lejos de mostrar aspectos muy “salteños” del cine, exhibe una historia de carácter universal al enfrentarse al deseo inmanejable, a lo típicamente machista y a lo “moralmente” correcto de las féminas que se aguantan un hombre sin virtudes con tal de ser buenas madres (si logran embarazarse) y buenas esposas, cuando manejan bien “la casa”.
– Ficha técnica:
Dirección y Guión: Bárbara Sarasola-Day
Actores: Luis Ziembrowski, Alejo Buitrago, María Ucedo, Marta Lubos, Danny Márquez Veleizán
Género: Drama
Origen: Argentina/Colombia/Noruega, 2013
Duración: 102 minutos
Apta para mayores de 16 años
Estreno en Argentina: 06-02-14