El marcado avance del tránsito motorizado y el incremento de los accidentes, donde el factor humano es el mayor responsable de las tragedias diarias –secundariamente el estado de las rutas, calles y de los vehículos- nos lleva a considerar la conducta humana y por ende la personalidad del conductor y la importancia del examen psíquico y psicotécnico del aspirante a conducir.
El conductor ideal, lamentablemente, no existe. Sería el entrenado a conciencia en las artes de conducir; bien informado y obediente a las leyes de tránsito; prudente, cortés, educado; no aprovechado por los fueros o inmunidades del acomodo político o de la ausencia policial o porque “nadie lo ve”; ponderación de los valores humanos y de las cosas y un largo etcétera que hace a un hombre “normal”,
Pero, claro, la realidad es otra. Cuántas veces hemos visto que un señor circunspecto y educado se convierte en un energúmeno agresivo y prepotente, contrario a su habitual personalidad. Pareciera que al conducir una “máquina poderosa” se encienden impulsos que canalizan un estado agresivo latente que los especialistas lo estudian en “psicología del automovilista corriente”.
Los acontecimientos del ambiente obran como estímulos sobre la vida anímica y provocan reacciones cuya naturaleza varía según los individuos y las circunstancias. Así pueden surgir reacciones peligrosas y/o inadecuadas para las relaciones interpersonales que son el resultado de la exaltación y el carácter de cada individuo que conforman su personalidad.
Algunos ejemplos
Hay conductores de fácil irritabilidad, impulsivos, agresivos, sin sentimientos altruistas o sentido comunitario, que pueden o no educarse o corregirse y que algunos lo justifican al estado de tensión que le impone el excesivo esfuerzo de sus largas marchas, como camioneros y colectiveros. Si son reincidentes e imprudentes, lamentablemente, no debieran continuar con la licencia de conducir por el peligro en potencia que comportan.
Hay algunos fanfarrones, jactanciosos y ridículos; pobres en sentimientos y de poca preocupación o atención por el volante. Otra veces altanero, rebelde, obstinado, audaces en las maniobras del tránsito, imprudente, negligente y desconsiderado. Sobre todo es el conductor adolescente y joven que por su exagerado dominio personal lo lleva a veces al desastre.
También están los conductores malhumorados, disfóricos o quejumbrosos que nada los conforma, aunque personalmente no son impulsivos ni agresivos (algunos), se sienten privilegiados porque es un trabajador (taxista o remisero), que para él, los demás pasean.
Podemos continuar con una larga lista de personalidades al volante, como el improvisado, el apasionado, el fanático, los que tienen secuelas neurológicas y otras patologías que ya no corresponden al título de la nota.
La Medicina del Tránsito
El médico tiene una labor destacada en la prevención de los accidentes de tránsito con la contribución de varias de sus especialidades. Hace 42 años se realizó el Primer Congreso Argentino de Medicina del Tránsito en Rosario de Santa Fe (del 31 de marzo al 4 de abril de 1966), en Homenaje al Sesquicentenario de la Independencia y recuerdo que en la Mesa Nº 1 sobre el Tema “PERSONALIDAD DEL CONDUCTOR”, las conclusiones y recomendaciones (ya en aquel entonces), fueron: “Que en el examen médico para la otorgación o renovación de la licencia de conducir automotores, se practique EXAMEN PSIQUIÁTRICO al aspirante, por médicos especialistas, a los fines de excluir –a mas de los psicóticos- a los psicópatas que entrañen riesgo o peligro para si o para terceros”…”y en los casos de accidentes…para decidir la continuidad o la interdicción de la licencia…”. La pregunta es si las autoridades correspondientes tomaron en cuenta estas recomendaciones de aquel Congreso al que se les hizo llegar.
– El autor de la nota es Médico Forense
Salta (R.A.)
Dime cómo conduces y te diré quién eres
En Salta le dan el carnet a cualquiera, e incluso hubo hasta truchos. No se puede basar un examen tan importante como obtener una licencia de conducir, en solo estacionar en el canchón entre dos tachos. Se debe tomar las cosas en serio y esto sería que un impector calificado acompañe al solicitante a la vía pública e evaluar si está en condiciones o no. Si usa el cinturón de seguridad, si coloca luz de giro,cómo actúa si le suena el celular, si detiene el auto antes de la senda cebrada etc..etc..porque hasta ahora solo están dando licencias para matar.Entreno corriendo media maratón a diario en a la ruta que va al aeropuerto, salgo desde Santa Ana 1 por la avenida Juan M. de Rosas donde está la molinera y me dirijo hacia rotonda Limache, doy la vuelta hasta rotonda aeropuerto y de allí hasta el punto de partida; veo tantos pero tantos malos conductores hasta profesionales del transporte que no usan ni siquiera la luz de giro, ví también a un director y dueño de una F.M de calle Córdoba primera cuadra en su vehículo conduciendo con una sola mano y en la otra hablando por celular.Y en el centro antes de cruzar una calle miro al vehículo para ver la luz de giro y nada..hacen lo que quieren. Eso son los conductores que tenemos…remises truchos..carnet truchos.Tomemos la cosa en serio!!!!!!