Desde las políticas educativas hacer una diferencia entre lo laico y lo religioso es hacer una discriminación.
La nota publicada por la periodista Jimena Granados en el diario El Tribuno de Salta en el día 02/09/13 y que se titula “SALTA EL RECLAMO POR UNA EDUCACIÓN LAICA DEBE RESOLVERSE EN LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION” merece algunas aclaraciones y de estas vengo a hacerme cargo.
No se sabe bien cuando y de qué manera la FAIE (Federación Argentina de Iglesias Evangélicas) hace tremenda advertencia por ”la imposición del catolicismo en Salta”, ya que no se cita la fuente de esta información. Es extraña la ignorancia con que la FAIE emite semejantes conceptos con respecto a la educación religiosa en Salta. De ninguna manera es una imposición de doctrinas católicas y esto dicho y recontra dicho y asegurado por todo tipo de legislación local y desde luego también por la corte de justicia salteña en el irracional intento de algunos padres de promover la inconstitucionalidad del espacio curricular de religión.
La política educativa de la provincia para nada es “discriminativa” ya que atiende una demanda social propia del pueblo salteño y para no quedar corto tendríamos que asegurar que la demanda por una formación religiosa es una cuestión antropológica y que en la realidad integral de la persona humana no debería faltar, de lo contrario se estaría castrando a los alumnos de esta dimensión para nada despreciable, como lo es la trascendencia de la persona humana desde la fe religiosa, y como de hecho lo demuestra la historia de cualquier pueblo en cualquier época.
Las actividades en este espacio curricular no son católicas…esto es justamente lo que se condenó por parte de la justicia local: la catequización o el adoctrinamiento, que no sólo abarca al credo cristiano católico sino a cualquier otra forma de creencia religiosa sea o no cristiana.
Desde las políticas educativas hacer una diferencia entre lo laico y lo religioso es hacer una discriminación. Los alumnos hoy están en una situación de pluralidad ante lo que se pueda creer o no en el ámbito de la fe religiosa. Lo laico no es lo ateo y lo agnóstico no impide la formación religiosa. Y de hecho el ateo antes de rechazar todas las posibles creencias sobre dios las debe conocer ¿cómo se puede rechazar lo que no se conoce? Y de hacerlo es una actitud de ignorancia la cual es combatida por la enseñanza escolar.
El artículo pone en boca del titular de la FAIE que “defiende la separación de Estado e Iglesia” y esto en realidad es una postura de la mayoría de las religiones serias tomada hace ya varias décadas y por supuesto también por los cristianos católicos, ¡tan combatidos por estos últimos tiempos! Por ateos, agnósticos, otras religiones y hermanos separados…Estas declaraciones que se adjudican al Pastor Néstor Miguez se contradicen con el espíritu ecuménico ya que de hecho muestran los trapitos en radiante soleada y si se presenta esta cuestión desde el evangelio o desde las mismas palabras del señor Jesús, en quien dicen creer unos y otros cristianos, la verdad es que se predica con la bragueta abierta. La Palabra se proclama a tiempo y a destiempo y el que no junta con el Cristo, sea de la confesión cristiana que sea, desparrama y esto el mismo Jesús lo condena. Bajo esta lupa los cristianos estamos en el horno pero este es otro tema que quizás se merezca tratar en otra oportunidad.
Identificar el espacio religioso con una confesión determinada es una cuestión de desconocimiento de las políticas educativas, de ignorancia de lo pedagógico didáctico y por supuesto una chatura desde lo confesional.
– Hugo Luis Daher
