El Bailando es un termómetro sobre cómo vota la gente: Anita y el Bicho no son mejores que Piquín-Figaredo

Anoche la pareja de Anita Martínez y «el Bicho» Gómez se consagraron campeones del Bailando por un sueño 2014. Compitieron en la final con Hernán Piquín y Cecilia Figaredo. Primero, los dejó en la punta el jurado, y luego, el público, con el 59,42 por ciento de los votos a favor.

Ambas parejas bailaron cuatro ritmos: Clásico, Bachata, Cuarteto y K-Pop. Seguramente mucha gente vio este certamen y no hay mucho más para explicar. Se vio como la dupla Piquín-Figaredo sólo ganó un ritmo: el clásico.

El único programa de Tinelli que vi en el 2014, es este. Y en los años que lleva el programa, nunca llegué a ver uno completo. Son cuestiones personales, pero no me identifico con el formato, ni con la producción, ni con el estilo del conductor. El nivel de agresión reinante y la valoración que se otorga al artista, no me dejan margen de tolerancia a este producto televisivo.

Curiosamente, voy a emitir una opinión favorable sobre la espectacularización generada a través de este último programa. Con una edición muy buena sobre la síntesis del show, se pudo visualizar que hay un enorme trabajo del equipo de Ideas del Sur. Sin lugar a dudas, los participantes dejan el alma en esta particular fiesta del baile.

Uno de los aciertos de la producción para el cierre, fue la presencia de Tan Biónica que, al mejor estilo Hollywoodense, dio un mini recital en la terraza del estudio. Cabe destacar vestuario y técnica de los bailarines que a nivel artístico-profesional, por lejos fueron los mejores Piquín-Figaredo.

Todo estuvo logrado, los videos con mensajes de las familias de los finalistas y del propio conductor. Todo, excepto por dos cosas: una, la proyección sobre Tinelli al momento de recibir el reconocimiento de Macri como Personalidad destacada de la Cultura; y otra, cuando se dieron los resultados de la votación del público, cerca de 941 mil llamados y mensajes que según se dijo, fue cifra récords en el programa de este año.

La votación es un indicador importante sobre lo que elige el público: lo mediocre. Si trasladamos los “modos” y la “mentalidad” a un plano mayor, entenderemos quizá, por qué tenemos los gobiernos que tenemos. El criterio de la mediocridad se sobrepone al de la superioridad. La gente vota por simpatía, no tolera la excelencia, tal vez, porque en el plano de lo imaginario, ronda el prejuicio de lo célebre y perfecto, como aburrido. La gente, en su mayoría, no entiende la complejidad desde ningún aspecto, no valora la técnica ni el talento ni la capacidad. El público, el ciudadano, elige de otra manera: ama lo vulgar, la populachada, lo que produce mayor cercanía entre sí mismo y el otro, lo que emociona… porque son “como la gente”.

Cassano por ejemplo, no podría haber ganado porque hay muy pocas mujeres que entienden lo que hace y el esfuerzo de toda una vida que significa ser lo que Eleonora es; el público en general elegirá a una que con suerte, consiga atarse bien las zapatillas de punta. Lo triste de esta situación no es que ella no haya llegado a la final, sino que se haya prestado para el show. Ahora imagino a Cassano ya no como una pluma en el escenario, sino como una mujer del montón, capaz de ponerse las plumas en el trasero para «medir».

No hay lugar para la aptitud, para la idoneidad. La gente elige al mamarracho que está más cerca suyo, que se asemeja a sí, que es más real…Es un fenómeno bastante llamativo, porque entran en juego muchas cuestiones de diversa índole, cuestiones que tienen que ver con cómo ve la justicia la gente, cómo ven las personas la oportunidad de elegir y cómo ven la alteridad, sobre todo. Es un parámetro que mide el comportamiento de los votantes, más allá de un espectáculo televisivo.

De manera que la popular frase “el pueblo tiene el gobierno que se merece” viene a constituirse en una frase reparadora de la mediocridad. Como somos mediocres, nos merecemos esto que tenemos.

Si bien el Bailando es un certamen televisivo, habla muy bien de la estupidez reinante, del sin criterio, de la sin valoración, del vacío espiritual.

Propongo que para el año que viene, se designe a Moria como Personalidad destacada de la Cultura. Y con eso, cerramos el círculo total.