No hay más patético y transparente para medir la cultura de nuestra época, que el fenómeno de un diario “vencido”. No estamos hablando de un periódico de un lustro a la fecha, por el contrario estoy aludiendo a un diario 24hs después.
El usuario descarga un inusitado desprecio por esta obra literaria que irrumpió a la calle, escasamente, horas atrás. Ya está en los cronómetros de lo caduco y sin interés, aún más, ya forma parte de la historia transcurrida y vivida, con la absoluta certeza de que ya no es útil, salvo para corroborar el obituario y decidir algún pésame obligado.
Conversando el tema con el intelectual de mi hermano, me recordó que en el campo o en sectores carenciados, el diario pasado tiene una función utilitaria higiénica e incluso el apodo “diario-viejo” se le coloca a personas muy inservibles que sirven únicamente para limpiarse las partes íntimas. No dejemos aparte, tampoco, el uso que tradicionalmente le daba el almacenero de barrio, como envoltorio de mercancías. Ni siquiera el azúcar se salvaba de entrar en las garras envolventes de un diario viejo; no descartando que muchos clientes aprovecharan antes de tirarlos, actualizarse en algún último percance. Los huevos mantienen el privilegio de la permanencia como envoltura.
La era de la electricidad
Con la intención de tomar distancia de lo cotidiano y dejar algún mensaje útil, digamos que esta contingencia es resultado inmediato de la irrupción de la electricidad en la vida moderna. El carácter inmediato, instantáneo de la información transmitida por la electricidad compromete al hombre en la totalidad de sus sentidos y recrea un nuevo tipo de aldea. La explosión y expansión que caracterizaron a la edad mecánica fueron reemplazadas por la implosión y la contracción de la edad eléctrica. En la edad eléctrica, la realidad ya no es lineal. Forma un mosaico, en donde el periódico es la forma más evidente de este mosaico: registra la realidad en sus diversos aspectos. El deporte-la política-los anuncios-los dibujos (también fotos), todo contribuye a formar una totalidad. Un periódico que no simule la totalidad, sucumbe rápidamente.
La electricidad no es sólo la prolongación de nuestros sentidos, cada vez más tiende a convertirse en la prolongación de nuestro sistema nervioso. La electricidad-la electrónica-la cibernética, son una prolongación del sistema nervioso central. El nuevo mundo creado por la electricidad y la automación está hecho de la conjunción de la energía y de la información. Las computadoras permiten conservar la información. Es la memoria de la era eléctrica. Llevamos a la humanidad entera sobre nuestra piel; la era eléctrica hará del mundo una sola conciencia colectiva, en lo que ha dado en llamarse los efectos de la globalización, carne de cañón para los manipuladores universales y la instauración del poder dominante a través del sometimiento planetario. La conectividad eléctrica usufructúa todos los caminos para esta dominación del mundo. La realidad mundial se hace, ostensiblemente, planetaria.
La nueva Galaxia es predominantemente eléctrica. Una nueva galaxia fundada en la implicación-la simultaneidad-la discontinuidad-el espacio /tiempo y sintetizada a rasgos de uniformidad planetaria. El mensaje se selecciona de acuerdo a los intereses del poder territorial (la oligarquía local) y la impronta imperialista: se oculta o visibiliza lo que conviene a los intereses del poder dominante. En esta realidad polisémica e intertextual, poco interesa lo que se dice, o como se lo dice, sino que unos y otros estén al servicio del poder clasista y sectorial. En este contexto poca vigencia tienen los valores de la moral universal, por cuanto el hombre de la época es un “consumidor-consumido». Fantasea su exclusividad y el sentimiento de sentirse único en la masividad.
La pasividad de los tiempos
Creo que en esta impotencia-inoperante del ciudadano común, está la indiferencia hacia la noticia pasada, en ese tiro de hombros: “Va, para lo que me toca”. Lo político y lo social no tienen cabida en este universo cerrado. La sociedad es reemplazada por el entorno, que no resulta de las relaciones del hombre con sus semejantes sino de las que se establecen entre sus sentidos de acuerdo con las prolongaciones técnicas que las determinan; entiéndase y compréndase que en la época los seres humanos están hipnotizados (atrapados), desde los niños hasta los adultos por la vigencia técnica eléctrica: Tablet/celular (ahora celulares inteligentes)/computadora/computadora móvil y todos los chiches de moda.
Estamos frente a una civilización modelada, cuyo punto focal es el predominio de los medios de comunicación de base electrónica. Bien dicen los humanistas que lo que está quebrado en esta cultura es el lazo social, que muy bien lo propuso CFK, en su dimensión de Estadista insuperable: “La Patria es el Otro”, haciendo alusión a que en estos tiempos es imprescindible la reparación de los valores del amor cristiano. Amén.