El 11 de marzo de 1976, a pocas cuadras de su casa en la ciudad de Salta (Argentina) fue secuestrado el ex gobernador Miguel Ragone.
El doctor iba a sanar enfermos
Este relato es una ficción. Con respeto a sus familiares, imagino al médico enfrentando el terror. Las condenas a sus asesinos aún dejan un dolor: el hombre dedicado a curar y luchar contra la pobreza no tiene tumba. El odio de aquellos aún perdura.
“Miguel subió a su Peugeot 504 y le dijo, como médico atento y cordial que era: `vos urgente necesitás tratamiento´.
Cuando estaba preocupado se le daba por hablarle a las cosas. De algún modo, los pensamientos cotidianos y dirigidos a los objetos que lo rodeaban y formaban parte de su vida, lo sosegaban y daban la tranquilidad mental para resolver sus dudas y conflictos. Muchas veces había tomado decisiones importantes tras hablar con el bisturí, su lapicera, el mate o un maceta. La mayoría de las veces, creía, de ese modo había optado por la mejor elección; pero no siempre podía hablar de tal manera, excepto cuando estaba a solas. Tal vez ese había sido uno de los problemas durante el ejercicio de su cortísimo mandato como gobernador: estaba rodeado de muchas personas, y las que quería, estaban con sus problemas de gobierno también, y entonces quedaban a su costado gente buena, regular y mala, y había que decidir prácticamente a cada minuto, y todos, todos los que tenían un poquito de poder o contacto, convencidos de las burradas que repetían de otros, lo tironeaban para uno y otro lado.
La única alegría era el pueblo. Las mujeres y hombres de a pie, los humildes, la buena gente que lo había hecho gobernador entendiendo que sólo quería gobernar para ellos, luchando contra la pobreza como contra la enfermedad.
Con firmeza pero sin odio. La lucha sin amor, estaba convencido, las ideas al servicio de las personas, eran su credo, como hombre, como médico, como peronista.
Sólo por estas convicciones, a pesar de los consejos de amigos y compañeros, súplicas de su familia y amenazas de los enemigos, continuaba trabajando como médico luego de que el gobierno nacional lo expulsase de su cargo. Sólo por los sueños que aún debían concretarse seguía firme en espera de las elecciones que superasen la anarquía y violencia que los fascistas alentaban. “A río revuelto, ¿ganancia para quién?”, se decía.
Cuando salió de su casa se le cruzó por la cabeza el ruego de su esposa, “no vayás Miguel”. Y los mensajes que algunos buenos compañeros le habían dado la noche anterior. Hasta su hija Clotilde le dijo, asustada, que el teniente coronel Miguel Gentil, un torturador expulsado en su gobierno pero ahora jefe de Policía, le había dicho a su ex secretario de Prensa, Juan Carlos Villamayor, `Dígale a Ragone que renuncie a la candidatura y se retire de la política, y en eso se le va la vida y a Usted, Villamayor, le cabe la responsabilidad de persuadir al doctor Ragone, sino son hombres muertos´
Miguel Ragone alejó los miedos y encendió el auto. No podía dejarse ganar por el terror. Arrancó y enfiló hacia el hospital. El doctor tenia que ir a sanar gente”.
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– Foto: MÉDICO DEL PUEBLO: El doctor Miguel Ragone llegaba a curar a todos los rincones de Salta. (foto de http://hijossalta.blogspot.com )
El doctor Ragone iba a sanar enfermos
Toda la derecha peronista,casi todos,el peronismo en Salta es de derecha, son responsables de la desaparición y muerte del ex gobernador, fue el castigo aleccionador infrigido, a la manera de «crónica de una muerte anunciada»,por haberse atrevido a ser verdaderamente justicialista y revolucionario.Todos sabían que iba a pasar, luego todos sabían quienes fueron. Por eso ahora provocan verguenza ajena verlos a todos los funcionarios, provinciales y nacionales,acongojados, rendir homenaje, llenarse la boca de Ragone, posar para la foto, cuando en su momento, no hicieron nada.