Un poema inspiró a un grupo de artistas para reflejar en un mural parte de la historia de Rosario de la Frontera. El nuevo propietario de la «pared» decidió borrar el arte con brocha gorda. Ayer y hoy. El mural del Bar Imperio ya es apenas un recuerdo.
Bastaron un punzón y un martillo para arrancar de cuajo un mural, sobre relieve, realizado en los frentes del mítico y reciente desaparecido Bar Imperio, donde se contaba una parte de la historia de Rosario de la Frontera, que el poeta Ramón Jesús Vera reflejó en un poema que dio origen a esta obra de arte allá por setiembre del año 2005. Un recién llegado, en enero de este año (el día después de los Reyes Magos), compró la propiedad. Sin contemplaciones, o por desconocimiento de lo que significaba este mural para los rosarinos, lo mandó a destruir.
Con las primeras figuras reducidas a escombros sobre la vereda, los reclamos fueron contra Francisco Ramos, un ciudadano boliviano que adquirió la casa donde estaba el mítico bar sobre las esquinas de la Avenida Sarmiento y General Belgrano, casi frente a la Terminal de Omnibus. Antes de mandar a destruir el mural, hizo que los inquilinos cerraran el bar.
Los artistas plásticos que intervinieron en el mural, elevaron sus quejas al mismísimo presidente de Bolivia mediante una nota presentada en la Embajada de Bolivia, en Buenos Aires: «La carta le fue enviada en mayo de este año al presidente Evo Morales, donde damos cuenta del daño que produjo a nuestro acervo cultural un conciudadano suyo, Francisco Ramos, y todavía no hemos recibido una respuesta ni del presidente o de una autoridad de Cultura de ese país hermano», le contó a Ñ el profesor Ramón Jesús Vera.
La iniciativa de hacer el mural, surgió cuando el poema de Vera llegó a manos de los artistas plásticos Santiago Javier Rodríguez y Luis Eduardo Mac Farling (director y subdirector de la Escuela de Arte Tomás Cabrera, de Salta, respectivamente), y éstos propusieron hacerlo junto a los artistas Enrique Santillán, Fabián Lanoza, Ariel Gallardo y Pablo Toscano, en las paredes del mismo bar, para darle vida al poema.
El poeta aceptó la propuesta, ya que sólo quería reproducir el texto en un acrílico y colgarlo en el interior para dejar sus versos alimentados con los recuerdos de su feliz niñez, como cuando caminaba o montaba a caballo, acompañando a su padre Ramón José Vera, desde La Tinajera, un paraje distante 18 kilómetros de Rosario de la Frontera: «…caminábamos por el monte a ver a tus amigos Uncos, con tu vino y mi chinchibirra (naranjada), cuando decías que a los toros malos, había que echarles arena en los ojos, si venían bajo la luz de la luna». Antes de pegar la vuelta, don Ramón José no dejaba de pasar por el Bar Imperio para averiguar el último resultado de su Independiente de Avellaneda, y a tomar un vino con sus amigos.
El mural, llamado «El Imperio de la Ciudad Luz de Rosario de la Frontera», se ganó el reconocimiento de la Municipalidad y el Concejo Deliberante local, y del Gobierno de la Provincia de Salta, que lo declaró de interés cultural.
Por su trascendencia, surgió el pedido al entonces gobernador Juan Carlos Romero y a su sucesor Juan Manuel Urtubey, para que se habilite aquí un anexo de la Escuela de Artes Tomás Cabrera, bajo el nombre de «Roberto Maehashi», para que los jóvenes de esta ciudad no tengan que viajar a Tucumán, o a Salta capital para estudiar Artes Plásticas, como ocurrió en el siglo pasado con Lola Mora, que desde El Tala (Salta), se iba a estudiar a Tucumán.
El mural también dio inicio en el 2007 a las Jornadas del Arte Integrador, que para su tercera edición que se realizó entre los días 3 y 6 de setiembre, programó la realización de una serie de murales en la Plaza Güemes, teniendo como tema «el gaucho», utilizando una técnica de mosaico directo, actividad que estuvo coordinada por Cristina Terzaghi, titular de la cátedra de Muralismo y Arte Público Monumental «Ricardo Carpani» de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Plata.
«Con este antecedente, lo que se va a hacer desde la Municipalidad, a pedido de la intendenta, Rómula Gómez de Montero, es buscar un marco legal para proteger los murales que se realicen en la vía pública en el marco de las Jornadas del Arte Integrador, ya sea en los frentes de las casas o en edificios públicos», explicó el director de Cultura y Turismo de Rosario de la Frontera, Rodolfo Fernández.
Hoy, una casa blanca con una franja verde que sube un metro desde la vereda, es lo que quedó del Bar Imperio: «Si la persona a la que le vendí la casa rompió los dibujos, es cosa de él porque es propiedad privada. A mí nadie me dijo que debía cuidar los dibujos», se defendió el anterior propietario de la casa, el policía jubilado Rogelio Gonza.
–¿Usted autorizó que se haga el mural en sus paredes?
Cuando me pidieron permiso, les dije que si quedaba bien la pintura, que la hagan –admitió Gonza.
– Por Jesús Rodríguez. Ñ. Sábado 19 de setiembre
– Nota relacionada:
Carta de Jesús Ramón Vera a Evo Morales, desde Salta-Argentina