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domingo, noviembre 24, 2024

El ensayo de un concierto también sirve para saber, para conocer…

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Una orquesta juvenil de integrantes de entre 18 a 25 años, nunca será igual que la Filarmónica de Berlín más allá de quien dirija. También en este aspecto hay notorias diferencias. No es lo mismo un conductor como Sir Simon Rattle que un joven que está haciendo sus primeras experiencias en este campo.

Teatro Provincial de Salta. Viernes 11 de julio de 2008. Orquesta Sinfónica de Salta. Director Luis Gorelik. Paula Peluso (piano). Ana Cristina Tarta (violín). Myriam Santucci (violonchelo). Sinfonía nº 5 en mi menor op.64 de Peter I. Chaikovsky. Concierto para violín, violonchelo y piano (Triple Concierto) op. 56 de Ludwig van Beethoven. Cuarto concierto de la temporada 2008 del Mozarteum Argentino de Salta.

Es imposible para los integrantes de una orquesta tener el conocimiento de todo el repertorio sinfónico existente. Generalmente tienen “en dedo” un conjunto de obras. Según su edad, su desarrollo, su interés, su estudio, podrán conocer o haber tocado cien, quinientas, mil obras, etc.. En el fondo, aunque no importa la cantidad, sí importa hacerlo bien porque contribuye a que el mensaje orquestal sea el mejor posible. Si la orquesta está formada por gente joven, ese repertorio será escaso y además poco conocido por ellos. Si la orquesta está formada por gente con mucha experiencia, no sólo tendrá un sonido personal sino que además, el repertorio de sus integrantes será muy amplio. Dos ejemplos extremos y únicamente en este terreno. Una orquesta juvenil de integrantes de entre 18 a 25 años, nunca será igual que la Filarmónica de Berlín más allá de quien dirija. También en este aspecto hay notorias diferencias. No es lo mismo un conductor como Sir Simon Rattle que un joven que está haciendo sus primeras experiencias en este campo.

jpg_concerto_1.jpgLa Orquesta Sinfónica de Salta hizo un buen Chaicovsky. La quinta sinfonía es una obra que la agrupación la hizo en concierto más de media docena de veces que multiplicadas por la cantidad de ensayos da una apreciable cantidad de lecturas. Muy bien el inicio del piano con un lento crescendo hasta llegar a acordes que deben ser dichos con el acento preciso para que las frases signifiquen las intenciones del compositor ruso. El segundo movimiento trae sobre la melodía inicial, un solo de corno (estupendo Tabakov) que le otorga fama a la pieza. Es un solo que habla del amor de una pareja, sus preguntas, sus repuestas. Este bellísimo motivo se repite dos veces. Una con una combinación sonora de violonchelos y flauta que fue hecho a destiempo entre ambos. Una segunda vez, entre violines y oboe tocado espléndidamente. El “valse” del tercer movimiento, tal vez algo lento, abrió el esquicio del vibrante movimiento final. La ejecución sin embargo, tuvo oficio, dado por el conocimiento que de la obra tiene la orquesta.

Pero aquí llego a la referencia del primer párrafo. El triple concierto tuvo con el conductor anterior una interpretación con violinista invitado y dos integrantes de la orquesta. Fue inobjetable. Hubo calor, fuerza beethoveniana, buen fraseo, afinación y una gran comprensión entre solistas y director. Esta vez no fue así. La fría ejecución no me dejó una impresión duradera. Es de reconocer que de los tres solistas el gran protagonista es el violonchelo. El piano debe intentar amalgamar las tres sonoridades y el violín tiene a su cargo las melodías del hombre de Bonn. He escuchado en otras oportunidades notables interpretaciones y momentos destacables de la concertino de la orquesta, Ana Cristina Tarta, y puedo dar fé de sus excelentes condiciones.

No tiene el sonido pequeño que mostró en Beethoven como si tocara jpg_concierto_2.jpgcon temor. Al contrario, posee un sonido poderoso, afinado, como se pudo observar por ejemplo cuando se inauguró la temporada 2008 y la orquesta tocó la Cuarta Sinfonia de Gustav Mahler. Paula Peluso nos trajo su arte hacen pocos dias con el violonchelista Johannes Moser y Myriam Santucci ya estuvo muy bien hacen tres años. Por momentos la orquesta tenía casi un cuarto de tono diferente a los solistas hecho que originó variados comentarios a este cronista por profesionales de la música presentes en el teatro. Gorelik trató de mantener atenuado el volumen orquestal con lo que perdió flexibilidad y los “rubati” no fueron lo que en este desacostumbrado concierto bethoveniano significan. Dicen que el concierto fue trabajado durante jueves y viernes. No me consta pero si es así parece poco tiempo. Lógico entonces un aplauso contenido y no exuberante como ocurre casi a menudo.

La Gala Patriótica

El miércoles 9 es el día de la patria. Fue feriado. El martes 8 la orquesta tuvo concierto de homenaje a la fecha. Un irónico Pericón, danza rioplatense con aire de minué de un poco transitado compositor argentino, el ilustre Luis Gianneo. Luego un olvidable arreglo de la zamba del Dr. Gustavo Leguizamón, “La Pomeña” hasta que llegó la excelente participación del tenor salteño, Fernando Chalabe, integrante del elenco del Teatro Colón de Buenos Aires que deshojo un programa de ocho canciones folclóricas plenas de colorido y tradición. De ellas destaco sin dudas la baguala “El Seclanteño” de Daniel Toro y Ariel Petrocelli y “La Aclaradora” chacarera de Raúl Carnota merecedora de un espectacular arreglo de Gustavo Spatocco. Chalabe se lució con su voz, su afinación, su timbre y aunque hubo momentos en que la orquesta opacó su labor con un alto volumen sonoro, el público lo ovacionó sostenidamente.

Fotos:

1: Myriam Santucci – 2: Ana Cristina Tarta – 3: Paula Peluso.

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