Si bien muchos críticos se empeñaron en bajarle el pulgar al film de Patxi Amezcua, no escatimaron en hablar de un pésimo guión, de lo poco atractivo del título, del encierro de Darín en los planos internos, de lo previsible del final y hasta del botox de Belén Rueda, la cinta tiene mucha tela y de la buena, para cortar.
Primero que nada, nadie puede negar la solvencia actoral de Ricardo Darín, de entre los mejores actores argentinos y de una talla difícil de superar. Tampoco nadie se atreverá a negar que el final te deja reflexionando o al menos, pateando la butaca, ya sea porque te identificaste con Sebastián o porque se te pararon los pelos por temor a un desenlace poco justo.
Algún crítico especuló que del lado argentino se coloca la corrupción. Yo diría que se reparte un 50 y 50, ya que la buena mamá española, Delia, interpretada por Belén Rueda, es capaz de cometer un delito federal con tal de ganarle la partida a su ex marido. Este no es un enfrentamiento entre naciones ni creo que haya sido intención, buscar una repartija delictual para hacer demagogia. Esto no pasa por ahí.
También se habló de una falta de verosimilitud por la que algunos abogados ofendidos cuestionaron ciertos procedimientos del orden de lo judicial. Pero es aleatorio y hasta secundario porque el ámbito no es la justicia ni los tribunales, aunque el mediático Sebastián está llevando un caso espectacular y todo está por venírsele encima con plazos ajustados y cuestiones oscuras de por medio que pueden comprometer la moral del protagonista. Moral que no escatima un gramo en el apriete que le propina a su jefe para obtener 100 mil dólares para pagarle a los secuestradores de sus hijos.
A los pocos minutos de iniciado el film, descubrís el por qué del título. No creo que ello vaya a ser tan perjudicial para quienes quieran ver un buen Thriller, ya que la película cumple las exigencias del género. Hay tensión los 88 minutos y un desenlace angustiante.
Cuando conocés a la esposa de Sebastián (Ricardo Darín), hay algo que te hace ruido. Te preguntás si hacía falta una actriz española para crear algún tipo de altisonancia. Luego te das cuenta que es compatible a la historia. Y que el personaje y su hijaeputez están logrados.
Cuando desaparecen los niños por el edificio mientras bajan las escaleras, aparece la figura del portero que hoy en día perdió credibilidad y dejó de ser el tipo confiable y bonachón para los vecinos. Su imagen está venida a menos desde el caso Ángeles y con la sola mención de la palabra aparece una cuestión ligada a lo perverso. Pues bien, Luis Ziembrowski interpreta al Portero. Cuando las sospechas caen en él, se defiende diciendo que conoce a los niños desde que nacieron, y se entiende que, por lo tanto, sería incapaz de dañarlos. En ese contexto suena bien, aunque a los espectadores nos caiga mal y su argumento, poco convincente después de escuchar cómo el acusado por el crimen de Ángeles también la había visto nacer, igualmente su esposa. Creo que en esto del portero juegan al límite todas las presunciones y hasta un intento de decirle al protagonista “no le creás”. Somos humanos, en definitiva.
Debemos recordar que el film es anterior al caso mencionado, pero tiene puntos en contacto, por el lugar donde se desarrollan los hechos y por el personaje a cargo del edificio, espacio bien elegido dadas las simetrías arquitectónicas y los obstáculos que impone al ser poco moderno. Algo que exaspera sobre todo, por esos ascensores que ralentizan la búsqueda.
Y el comisario, otro sospechado “injustamente” porque en todo secuestro hay metido un cana- según el punto de vista esgrimido-, Osvaldo Santoro, se compra varios números para convertirse en un policía eficiente y heroico. Pero la tesis acusatoria y las cuestiones consabidas de un abogado que se mueve por la industria delictiva de la cana, termina por formar parte de una realidad sin eufemismos.
Más allá de que en el film la paternidad se suma varios porotos a su favor por la increíble puesta en marcha de Sebastián, capaz de hacer lo que sea por recuperar a sus hijos, son precisamente los niños quienes sufrirán por el error de los padres de tomarlos como un botín de guerra. Una guerra que nunca terminará bien para ellos aunque se trate de preservarlos de la más cruda verdad.
El póster internacional de «Séptimo» es atractivo, más que el que se ve en Argentina. Y la película es eficaz. Juega con las emociones y la desesperación recrudece.
– Ficha Técnica: Séptimo – Dirección: Patxi Amezcua – Guión: Patxi Amezcua, Alejo Flah – Fotografía: lucio Bonelli – Edición: Lucas Nolla – Música: Roque Baños – Intérpretes: Ricardo Darín, Belén Rueda, Luis Ziembrowski, Osvaldo Santoro, Luis D´Elia, Guillermo Arengo