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domingo, mayo 11, 2025

El libro de la polémica: Cinco Curas-Confesiones silenciadas

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La editorial Novedad raíz de dos, editó en julio de 2011 este libro de 186 páginas cuyo género pertenece a la narrativa testimonial. Escrito por Nicolás Alessio, Adrián Vitali, Elvio Alberione, Horacio Fábregas y Lucio Olmos, cinco curas cuentan lo que nadie jamás contó sobre la Iglesia.

Los ex sacerdotes, autores del libro en el que confiesan datos oscuros de la Iglesia católica durante la dictadura, el incumplimiento del celibato y amoríos, afirman que una congregación de Córdoba se niega a vender la publicación. Y en determinadas librerías se ha prohibido la venta. Ya se habla de censura.

El presbítero Adrián Vitali conoció una mujer en su parroquia. La mujer quedó embarazada. El arzobispo le “ofertó” mandarlo a otro destino y que la Iglesia se hiciera cargo de la manutención de la criatura si renunciaba a su paternidad.

Horacio Fábregas revela cómo una monja decía a los seminaristas que era la Virgen la que besaba en su nombre. Y habla de su desilusión porque casi nadie en la Iglesia respetaba el celibato.

Nicolás Alessio cuenta los entretelones de su expulsión de la parroquia por apoyar el matrimonio igualitario y recuerda cuando un obispo le pidió que no usara la palabra “justicia” en sus sermones.

Lucio Olmos descubre el sistema de “financiamiento” de los curas párrocos y relata el momento en que el obispo le pidió que no trabajara y viviera de los sacramentos. Además cuenta con lujo de detalle su colaboración con la guerrilla y la persecución militar.

Elvio Alberione desmenuza la complicidad de la Iglesia con el golpe del ’55 y analiza, hecho por hecho, por qué la Iglesia usa el mensaje de Cristo como herramienta de poder.

Todos recuerdan su paso por el seminario, las represiones, expresiones y perversiones sexuales que parecen inevitables y revelan cómo el clero se esfuerza en permitir que todo ocurra siempre y cuando no se conozca.

Cinco curas, confesiones silenciadas . Un libro imperdible.

Adrián Vitali (*)

LA OFERTA DEL CARDENAL

Me llamaban la atención las partidas de algunos seminaristas de años avanzados y con pretensiones de obispo. De un día para el otro desaparecían y nadie daba explicaciones oficiales.

Algunos con vocación de investigadores exponían hipótesis clandestinas y decían que los expulsaban porque los habían encontrado teniendo relaciones sexuales en la habitación. Otros decían que los habían visto en un boliche gay. Las preguntas que nos surgían eran obvias: ¿Quiénes los habían visto?¿Quién había entrado a la pieza sin golpear y los había encontrado violando el séptimo mandamiento? Si era un compañero, ¿por qué no había hablado antes con ellos? ¿Eran denuncias por despecho, por celos, o por velar el cumplimiento de la ley eclesial? El que los había visto en el boliche gay, ¿frecuentaría esos lugares quizás? ¿Por qué los superiores daban crédito a estas denuncias? ¿O tal vez el seminario tenía un servicio de inteligencia?

*****

En el seminario viví el celibato como nos pedía la Iglesia: sin tener sexo ni masturbarme. Sin embargo, una vez al mes tenía un sueño erótico con una mujer que no conocía y terminaba en una polución nocturna. Despertaba con la ropa interior, las sábanas y el colchón manchados. Nunca pude entender la ambigüedad entre mi fidelidad al celibato de día, en el mundo de la conciencia, y las transgresiones infieles que se sucedían durante la noche, mientras estaba durmiendo.

*****

Y yo no vivía como pecado este amor clandestino. Al contrario. La relación había renovado mi sacerdocio, lo había sacado de la rutina que endurece la gratuidad de la vida, quizás porque después de cada celebración alguien me esperaba con una sonrisa, un abrazo y un plato caliente de arroz blanco.

*****

Un sábado a la noche me quedé a dormir en el departamento de Alejandra. El domingo me levanté temprano y salí para ir a celebrar la misa en la parroquia. Había dejado el auto en la calle. Vi de lejos que tenía una bolsa de basura en el capó. Pensé que era una travesura de los chicos que salen de los boliches, por lo que saqué la bolsa y la puse en un canasto, pero cuando quise salir con el auto se desinflaron las cuatro ruedas. Me bajé y observé que todas tenían cortada la mitad de la válvula. En ese momento me acordé de lo que los políticos y los jueces califican como “acto mafioso”.

Para no llegar tarde a la misa tomé un taxi que me dejó en la puerta de la iglesia. Cuando bajé, una de las feligresas que estaba llegando me preguntó con picardía: “¿De dónde viene, padre?”. Le contesté que había ido a ver un enfermo.

(*) Ver todo en archivo adjunto

1 COMENTARIO

  1. El libro de la polémica: Cinco Curas-Confesiones silenciadas
    Una verdad a medias es una mentira encubierta. Vitali y Fábregas no dicen toda la verdad. uno sobre si mismo y el otro sobre uno de los hechos que relata.

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