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martes, noviembre 26, 2024

El método más sencillo para adelgazar: basta con cambiar el orden de los platos

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No hay nada que influya de forma tan importante en nuestra capacidad para adelgazar o engordar que el apetito que sentimos. Si somos capaces de controlarlo, es mucho menos probable que nos veamos impelidos a probar el postre, a picar entre horas o a repetir el segundo plato.

Una nueva investigación realizada por profesores del Imperial College londinense ha puesto de manifiesto que el orden en el que probamos los diferentes nutrientes influye de forma sensible en las señales que el hipotálamo recibe y que provocan que nos sintamos saciados o hambrientos.

Según dicho estudio, deberíamos preocuparnos por colocar en primer lugar los alimentos con un mayor nivel de glucosa. Es decir, podemos empezar por un postre rico en azúcar, puesto que, como explican los científicos en las páginas del Journal of Clinical Investigation, ello provocará que nuestro cerebro deje de pedir más glucosa. La enzima responsable de enviar estas señales desde el cerebro se llama glucoquinasa, que además tiene la función de regular el metabolismo de los hidratos de carbono en el hígado, el páncreas y el intestino.

Al comer alimentos ricos en azúcar, el cerebro determina que ya se dispone de la glucosa suficiente. Esto evitará que comamos de más, puesto que pondrá en marcha el sistema de contabilización de calorías de nuestro organismo. Si, por el contrario, esperamos hasta el postre para ingerir la mayor parte de esta importante fuente de energía, no nos sentiremos saciados. Otros alimentos ricos en glucosa son las mermeladas, el tomate, los cereales u otras comidas que solemos comer como primer plato en la cocina mediterránea, como el arroz, el pan o la pasta.

No es lo que comes, sino el orden en que lo comes

Esta nueva investigación es un nuevo ladrillo en la creciente torre de hipótesis que sugieren que adelgazar o engordar va mucho más allá de quemar más calorías de las que se consumen. Como recuerdan los investigadores, es también la clase de nutriente que ingerimos y el orden en el que entra en nuestro estómago lo que, según esta nueva investigación, influye en nuestro cerebro. Además, el grupo de nutricionistas y endocrinos sugieren que este hallazgo puede conducir a la síntesis de nuevos medicamentos que actúen directamente sobre la glucoquinasa o el metabolismo y ayuden a controlar el apetito.

Los científicos realizaron dos experimentos para llegar a dicha conclusión. En el primero, un grupo de ratas podía elegir libremente si tomaban su comida habitual o agua con azúcar. Por lo general, estas tomaban un poco del líquido pero después volvían a su menú habitual. Cuando se elevaba el nivel de la enzima en sus cerebros, las ratas se atiborraron de la bebida dulce, puesto que su cerebro sentía que no estaban lo suficientemente saciadas. En el segundo experimento se puso de manifiesto que los niveles de glucoquinasa se disparaban en el cerebro de los animales después de que estos pasasen 24 horas sin comer. El estudio también sugiere que es posible que haya gente que produzca más glucoquinasa que otra, por lo que a estos les sería más difícil mantenerse lejos de los dulces.

“Nuestros cerebros recurren a la glucosa como fuente de energía. Es un nutriente muy importante, pero para nuestros ancestros era muy difícil de encontrar”, ha explicado el responsable de la investigación, el doctor James Gardiner, a la prensa. “Por eso tenemos una preferencia tan profundamente arraigada por las comidas ricas en glucosa”. El profesor recuerda que es la primera vez que alguien ha demostrado que un sistema cerebral responde de forma distinta a cada nutriente y no al consumo de energía en general, lo que puede abrir nuevas vías de investigación en el futuro inmediato.

– El Confidencial

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