Mauricio Macri y Jorge Bergolio se conocen de la época en que eran Jefe de Gobierno porteño y Arzobispo de Buenos Aires. Ayer tuvieron una reunión bilateral, como Presidente de la Argentina y como el primer Papa argentino en la historia de la Iglesia Católica. En los dos años y medio que lleva en el Vaticano, Francisco no ahorró en gestos ni sonrisas y su carisma ya dio la vuelta al mundo. Según lo reflejaron los diarios internacionales, el encuentro parece haber sido la excepción. Lo medios consideraron que fue «frío y formal».
Así reflejaron los diarios internacionales la reunión de los argentinos en el Vaticano. Es el primer encuentro del líder del PRO como Jefe de Estado.
«El Papa recibe a Macri solo 22 minutos y con gesto frío. Francisco confirma que no visitará Argentina tampoco en 2016 y evidencia la distancia», escribió el diario El País de España. Y agregó: «Los gestos indican que las cosas fueron incluso peor de lo esperado. El encuentro duró solo 22 minutos».
The New York Times recordó los roces entre ambos cuando Macri era jefe de la Ciudad y no apeló un fallo a favor del matrimonio de una pareja gay. «Francisco hizo hincapié en la unidad después de reunirse con el presidente de su país natal, Argentina, con el que chocó por el matrimonio entre homosexuales», señaló el diario en su portal.
El diario El Mundo de España afirmó: «Los analistas políticos llamaron la atención por el tiempo que demoró el saludo de Francisco a Macri tras su llegada a la presidencia, en lo que consideraron podría ser un signo de cierta tensión. Pero el mandatario buscó alejar estas interpretaciones con la visita al Papa en el Vaticano».
La opinión de Salta 21:
– Por Romina Chávez Díaz
1- Mucho se habló sobre el body language frío de Francisco para con la comitiva integrada por Macri y Urtubey en su visita al Vaticano. Pero fue la primera vez que un Papa recibe a la esposa de un Jefe de Estado no casada por la Iglesia, por lo que se salió del Protocolo y fue el mismo Francisco quien pidió el cambio. Una mujer casada solo por civil, era recibida en forma aparte en otro salón. El Papa le pidió a Macri luchar contra la corrupción y el narcotráfico.
2- Me quiere más o me quiere menos? Inolvidables 22! La visita al Papa se mide en minutos. Ya no vamos por la foto, vamos por el tiempo de Francisco. Dice Urgente 24: «con el mexicano Enrique Peña Nieto se extendió por 25 minutos, pasó media hora con Ollanta Humala de Perú o Dilma Rousseff de Brasil; 45 minutos con el uruguayo José Mujica, cuando todavía estaba en funciones, y un tiempo similar con Michelle Bachelet, de Chile. Mucho más largos fueron los encuentros con la antecesora de Macri, Cristina Fernández de Kirchner. Con ella almorzó en dos ocasiones. La última gran reunión, en el Aula Pablo VI, se extendió por espacio de una hora y 45 minutos». Y con Macri 22 minutos!!!!! Por supuesto, esto será tema cumbre por los siglos de los siglos…Sugiero rezar por Macri para que si hay una próxima vez… le dedique más tiempo… Vos, ciudadano común, cuánto tiempo quisieras estar con el Papa? Seguramente ninguno tiene ni para un boleto a Buenos Aires (para hacer el transbordo). Por lo que con un minuto, estaríamos bárbaro… 30 segundos? Volvemos al siglo XVI: «El tiempo es oro». ¿Cuánto vale Francisco en cada fracción de segundo? Nadie sabe de qué hablaron, pero jamás olvidarán los 22 minutos.
– Fuentes: Tn y La Nación
El mundo habló de un «frío» encuentro entre Macri y Francisco…pero cambió el protocolo para recibir a Juliana
Cuando el entonces Cardenal Bergoglio empezó a criticar al gobierno kirchnerista desde el púlpito por emplear la lógica amigo-enemigo como eje de su política y pretender dividir a los argentinos, Néstor lo catalogó como «el Jefe de la oposición», tras lo cual toda la militancia adicta salió a pegarle.
Después de esa señal del Jefe, llegó Horacio Verbitsky con su libro acusándolo de ser cómplice de la dictadura en el secuestro de sacerdotes y laicos de la Iglesia, lo que nunca llegó a probarse.
Cuando el Cardenal se transformó en el Papa y líder de la comunidad católica mundial explotó el ninguneo de Cristina y el abucheo de la militancia; Luis D’Elia, que siempre decía lo que la Jefa no podía decir, acusó al Pontífice de ser un sirviente del Imperialismo que llegaba justamente para hacer retroceder la Revolución en el mundo.
En menos de dos semanas la actitud del Gobierno cambió drásticamente y vimos lo que creíamos nunca íbamos a ver: Cristina peregrinando varias veces a Roma a verlo, D’Elía reivindicándolo como el mensajero de la paz y el progresismo, y los chicos de La Cámpora rodeándolo y entregándole la bandera de la agrupación en un ambiente de cordialidad e informalidad juvenil.
El Kirchnerismo se fue dejando 12 millones de pobres, nada de plata, un Banco Central vaciado, un alto déficit fiscal y el sistema energético nacional colapsado entre otras joyas. Macri ahora trata de revertir ese desquicio, ¿lo conseguirá?: tal vez sí, tal vez no, quién sabe. Que el Kirchnerismo residual trate de saltarle a la yugular y se proponga no dejarlo gobernar es comprensible; con eso se asegurarían de paso que los actos de corrupción que hubo a montones en estos años no se investiguen ni lleguen a la Justicia. Pero que el Papa reciba a Mauricio frío como un témpano y le dedique sólo 22 minutos de una entrevista casi concedida por obligación, es algo que a los argentinos nos resulta incomprensible.
En las elecciones de nuestro país votan creyentes y no creyentes, y entre los primeros católicos -mayoritariamente- y de otras confesiones. Si el Papa se propone optar por una agrupación partidaria en particular, en este caso el Kirchnerismo (ya que el resto del Peronismo quiere asegurar la gobernabilidad de las nuevas autoridades) es sí, muy preocupante.