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lunes, noviembre 25, 2024

El “Negro” Álvarez y Cacho Buenaventura son «Los Mostros»

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Sábado 9 de julio 21 hs. en el Teatro del huerto. Producción general: Javier Faroni.

Tras haber estado distanciados durante casi siete años, el Negro Álvarez y Cacho Buenaventura volvieron a juntarse, convocados por Javier Faroni, para convertirse en “Los Mostros”. Luego de realizar una exitosísima temporada de verano en Villa Carlos Paz, por la cual recibieron el Premio Carlos de oro, ahora se disponen a realizar una extensa gira que los llevará a recorrer todo el país.

“Los Mostros” es un espectáculo humorístico-musical en el que estos dos grandes del humor están acompañados por un gran cuerpo de baile, músicos en vivo y muchas sorpresas.

Un vendedor de pañuelitos de papel podría hacer su veranito a la salida del teatro de cada ciudad done se presenten: no hay señora del público a quien no se le corra el maquillaje de tanto reír gracias a Cacho Buenaventura y al Negro Álvarez en Los Mostros.

Los dos símbolos mayores del humor cordobés recurren en este nuevo espectáculo a sus capacidades de observación sobre lo cotidiano y de invención de un lenguaje entre campechano y marginal para dar cuenta, principalmente, del efecto un tanto patético del paso del tiempo sobre sus propias vidas. Ambos saben transformar ese patetismo en una humorada: Cacho lo hace desde un discurso motivador y afectivo, el Negro, desde un personaje sumamente cómico que no puede controlar su agresividad.

En ese contrapunto Álvarez se gana al público con una irresistible insistencia en chistes sobre “el tinto”; mientras Buenaventura elije observaciones más bien tiernas sobre la vida de las parejas de más de 50 años.

Ambos se permiten momentos musicales de tradición melódica, algo empalagosos pero cargados de una emotividad generacional que el público de más de medio siglo disfruta boquiabierto.

María Nela Sinisterra abre el espectáculo y vuelve a aparecer para un diálogo inverosímil con Álvarez. Después, encara un baile erótico en el que se lucen por igual su destreza física y su anatomía.

Lorena Jiménez pisa el escenario dos veces con energía cautivante: con el apoyo del cuerpo de baile y a pesar de un apoyo audiovisual pobre en las pantallas gigantes, la “monita” contagia el ímpetu ácido de sus canciones y demuestra virtudes para que su carrera finalmente explote.

El show tiene puntos altos cuando cada cómico está solo. Cuando suben los dos, parecen confiar demasiado en la gracia que puede provocar la mera amistad y la superposición de anécdotas, algo que a veces funciona y otras veces corre el riesgo de desdibujarse. Claro, eso nunca ocurre, porque Álvarez y Buenaventura son virtuosos del arrebato, de la improvisación y del uso del cuerpo como escenario gracioso. Se conocen y conocen a su público: saben exactamente qué hacer para que todos los demás estallen de risa.

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