Surge de una investigación que midió, en 35 países, la percepción que tiene la gente sobre sus maestros. Sólo el 15% cree que acá los alumnos respetan a los profesores.
Quizás muchos no lo adviertan, pero cada vez que alguien agrede a un docente, cada vez que se habla en forma despectiva de su rol, cada vez que no se le paga adecuadamente, algún alumno estará más lejos de tener la mejor educación. Es la conclusión a la que llegó el estudio más completo que se hizo hasta ahora sobre la percepción que la gente tiene, en 35 países, sobre sus docentes, y al que se tuvo acceso en exclusiva. El informe será presentado este jueves en Londres.
Los investigadores elaboraron un índice sobre la valoración que la gente tiene de los docentes -el Global Teacher Status Index (GTSI)-, que combina ítems como el respeto a los docentes, la preferencia por seguir la profesión, la percepción social sobre el estatus del docente y el respeto de los profesores por parte de los alumnos. La Argentina quedó en el puesto 31 sobre 35, sólo por arriba de Ghana, Italia, Israel y Brasil, que quedó último lugar. China fue el país con la calificación más alta seguido por Malasia, Taiwán y Rusia.
Los autores relacionaron la percepción de la profesión docente con los resultados educativos y concluyeron que los países en los que el prestigio de los maestros es superior tienen más probabilidades de tener puntajes más altos en pruebas como PISA.
“Este índice ofrece evidencia de algo que siempre hemos intuido: la relación entre la situación de los profesores en la sociedad y el desempeño de los niños en la escuela. Ahora podemos afirmar con total seguridad que el respeto a los profesores no solo es un importante deber moral, sino que también resulta esencial para los resultados educativos de un país”, afirman en el estudio. El informe fue elaborado por el National Institute of Economic and Social Research –un centro de investigación independiente de Gran Bretaña-, que consultó a más de 35.000 adultos de entre 16 y 64 años, y más de 5.500 profesores en los 35 países, y que fue financiado por la Fundación Varkey. Es la segunda vez que se hace: la anterior fue en 2013 pero la Argentina no participó.
Desde el Gobierno dijeron que “reconocen” que hay un problema y que el informe los “interpela”. Pero afirmaron que “hay acciones, ejes de la política pública, que salen a buscar la solución de esas percepciones negativas”. “Por una parte, impulsamos la modificación al código de faltas para que se castigue con más severidad a quien agreda a un docente. Esto ya está vigente en Provincia. Además, creamos el premio Maestros Argentinos, de carácter presidencial, que busca reconocer ante la sociedad la labor de los docentes”, dijo Manuel Vidal, jefe de Gabinete del Ministerio de Educación nacional.
El funcionario, de todos modos, relativiza los resultados del informe. “No vamos a entrar en subjetividades, la baja percepción puede influir en los resultados. Pero hay otras causas. Está en crisis la figura del maestro y de la escuela como lugar del saber no sólo en la Argentina. Lo pone en crisis la tecnología, por ejemplo, con YouTube”, afirma Vidal.
“El informe confirma la importancia de apostar e invertir por los docentes. O los fortalecemos de verdad, con respeto, con las formas de trabajo, o no vamos a dar el salto educativo. Hay un dato interesante que muestra el informe y es que los argentinos tienen la sensación de que los docentes trabajan bastante menos de lo que realmente lo hacen. Hay que restablecer los vínculos de confianza”, dijo Agustín Porres, director de la Fundación Varkey Argentina.
Un apartado del informe pone el foco en el salario de los docentes, una de las formas en la que se prestigia el trabajo profesional. Con 10.371 dólares PPP anuales, los maestros argentinos están entre los peores pagos de los 35 países, solo por arriba de Ghana (7.249), Egipto (6.592), Rusia (5.923) y Uganda (4.205). El “dólar PPP” es una medida que se utiliza en los estudios comparadas entre países, que no hace referencia al dólar en sí mismo sino a la capacidad de compra de un monto en las distintas economías. En este caso, de un salario.
Para el Gobierno, la solución a este problema pasa por los “incentivos positivos” para el salario. “Fijamos un piso para el salario docente que es 20% mayor al mínimo, vital y móvil y superior al que recibimos. Pero además estamos impulsando incentivos positivos para el salario, como un premio al presentismo o al desempeño docente, o pagar por título, o al que más se capacita. Los gremios no quieren. No puede ser que el único incentivo sea la antigüedad”, dice Vidal.
Otros datos de interés que surgen del informe es que sólo el 15 % de los argentinos cree que los alumnos respetan a los docentes, es el cuarto porcentaje más bajo de los 35 países. Además, apenas un tercio (34 %) de los argentinos les recomendarían
Pese a todo, en promedio, los argentinos valoran su sistema educativo con un 5,4 sobre 10. Aunque inferior a la valoración más alta de Finlandia (8), es superior a la de cualquier otro país latinoamericano encuestado, ya que en Brasil se otorgaba una valoración de 4,1, en Chile de 5,2, en Colombia de 5,3, en Panamá de 4,8 y en Perú de 4,4.
– Por Ricardo Braginski
El respeto ya no es el de antaño
El sistema educativo se encuentra enfrentado a un importante declive, en sus resultados de aprendizaje, pero también ante una sociedad que lo valora menos, así como a la mayoría de las instituciones.
No es la escuela la institución menos respetada, pero el problema es que los chicos van todos los días allí, a construir su futuro. No es que los padres y los chicos hayan dejado de respetar por completo a la escuela, pero muchos adultos registrarán que el respeto ya no es el de antaño, casi nadie escucha más un “esto es así porque te lo digo yo”, entendiendo que hasta allí llegaba la discusión.
Ahora, la idea de la falta de respeto es probablemente una característica de nuestra sociedad, pero en el caso de la escuela, dificulta mucho el trabajo, se asocia a pobres niveles de aprendizaje.
Educar y darle futuro a los alumnos, es mucho más difícil que en el pasado. Los padres le exigen a la escuela cosas que no pueden lograr todos los días en sus casas. El respeto demanda un marco de orden, un encuadre de pautas, que ordenen, que actúen como guía.
¿La escuela está más desprestigiada que el resto de las instituciones? No, por el contrario, las restantes tienen menor consideración según las encuestas con las que contamos, pero eso no nos sirve para que los chicos reciban un mensaje de mayor respeto y optimismo, por la institución que los educa.
Necesitamos que la escuela “se la crea”, y eso genere una actitud diferente “hacia afuera”. Fe y profesión, en términos de Max Weber, hacerlo mejor pero también creer en lo que hacen, apostar a que la escuela puede y lo va a lograr. La escuela debe tener un compromiso con la mejora.
La institución debe construir un colectivo, un equipo con compromisos mutuos, con acuerdos de cómo trabajar, con la apuesta de ellos mismos a que pueden y lo van a lograr. Ese colectivo armará un plan de mejora, y sobre él habrá una apuesta, mucha más credibilidad y respeto por el propio proyecto.
Esos planes de mejora deben incluir a la sociedad, a los padres. Más respeto será una apuesta de la escuela y también de la comunidad, para que docentes y directivos se sientan valorados en el marco de dicho plan. En ese marco, la sociedad podrá respetar dicha apuesta.
Vamos por una escuela que mejora, por los valores de un equipo que trabaja para mejorar. Con ese proyecto puesto en marcha, con esa intención articulada, la sociedad podrá reconocer el profesionalismo por mejorar, por darle mejor educación a nuestros chicos.
– Por Gustavo F. Iaies. Director de la Escuela de Gestión Educativa – Eseade
Clarín