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domingo, noviembre 24, 2024

Elogio al lector

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Autor y lector, son co-pensadores.

Si hay personas que merecen nuestra consideración son los lectores, esos heroicos aficionados que “pierden su tiempo” deteniendo su curiosidad en nuestras modestas reflexiones, quizá en la pretensión de encontrar algo que les resulte interesante a sus inquietudes.

Escribir en tiempos de la Internet es más del orden de la audacia que de la real inteligencia, porque es sabido que las tecnologías actuales ofrecen una facilidad absoluta para conseguir la información. Casi diría que es cuestión de elegir el formato y luego llenar los espacios, siguiendo un orden coherente e inteligible. En mi caso particular es una experiencia afectiva y existencial, porque es una forma de ahorro terapéutico: evitar el diván del sicoanalista.

Confesión de parte: No le voy a dar el gusto a mis colegas sicólogos que manipulen mi intimidad, antes prefiero disfrutar con los coléricos lectores que reaccionan vehementes a mi elección “oficialista”, con mi sincera y auténtica adhesión al “Cristinismo” confeso, que llegué a definirlo como “convicciones partidarias”. Es tan exacto lo de afectiva y existencial, que no pertenezco a la tribu de escritores eruditos, por lo que (a veces) disimulo no poder ejercer una tarea educativa en mis exposiciones que le sirva a mis leedores de huella cognitiva, pero no me afecta ostensiblemente, toda vez que considero cualquier lectura como un acto comunicativo. En realidad, la lectura es un diálogo de dos que conversan tratando de entender algo. Ni el que escribe ni el que (generosamente) lee, agota ese conocimiento inmediato.

Son funciones que circulan en un vínculo. Todos poseemos saberes valiosos y todos podemos transmitir conocimientos. En honor a la verdad, estos pensamientos son propiedad de Paulo Freire. En la concepción de Freire, se trata de un interjuego, en el que hay diferencia y a veces oposición. Insiste en el término “dialéctica” porque uno no puede ser pensado ni existir sin el otro. Este hecho es fundamento potencial de ese diálogo amplificado y sustentado en la práctica, en el co-pensar. En el diálogo circula el saber, se alterna la función de enseñar y la de aprender. Co-pensar remite a la actitud y tarea de “aquel que piensa con otro”. Permíteme adueñarme de este bellísimo concepto, para sostener que autor y lector, son co-pensadores de una experiencia compartida, en tanto uno como otro aporta y comparten, espontáneamente, sus saberes y experiencias.

Experiencia conjunta

Se trata de una experiencia de satisfacción, la conexión de una relación. La lectura establece una relación muy personal (de compromiso) porque cada uno instala un espacio de fantasía propio en donde la lectura, entre aceptación y rechazo, acerca y distancia, pero fundamentalmente, vincula. Los lectores se incorporan al texto y se transforman en un actor más de ese texto, al extremo de animarse a disentir con el responsable de ese escrito, tal cual como si se incluyeran en el contenido. Me atrevo a enunciar que después de escrito es más del lector que del propio autor, felizmente, quedan como pegados a la historia del relato. Si bien “la lectura de papel” está desplazada (muchos hablan de devaluada) por la lectura virtual, el compromiso de los lectores no es menor, sino que hay que hablar de otras formas de comunicación. Son otras formas de conocer y entender, más aún, los lectores “virtuales” transfieren su vehemencia en el acto y doy fe de ello.

De lo que se trata es que estas nuevas modalidades exigen otras formas de acercamiento, en donde prima la síntesis y otro trato del lenguaje. El rodeo no funca, el lenguaje debe ser directo/preciso/concreto/claro. Hay que tratar de articular un lenguaje nuevo, propiamente sintético y esencialmente crítico.

Los lectores virtuales no tienen paciencia para lo narrativo, son contundentes para leer y para contestar; o sea para los agravios no se andan con vueltas, de lo que también doy fe. En rigor de ser poco original, acepto que estamos ingresando en una nueva época en la que estamos ensayando estas nuevas formas de comunicarnos, de conocernos y reconocernos en esta nueva relación.

Por eso y con la sola intención de agradecer a las personas que dadivosamente (pero críticamente) se animan a leerme y en la misma forma “debatir” sin reparos, sepan que, también, los voy registrando como amigos “virtuales”. Que así sea.

Salta22/10/2012

1 COMENTARIO

  1. Elogio al lector
    ¡Excelente texto!Agradezco el elogio al lector/a, ya que me considero parte del partido de los lectores/as, pero modernos. Heroicos, resistes al feroz ataque y a la tentación de la escritura virtual.Resisto como puedo a los nuevos textos autocomplacientes que solicitan al lector algo más que un «me gusta» al pie de textos brevisimos, de los faces, se ha vuelto un juego de niños en los lectornautas,como nos advierte Serge Halimi.Se suma a estos los «microrelatos» entre otras formas escriturarias posmo. Aquí,como lectora de otro tiempo, resisto a la luz y a la sombra de mi bilbioteca, poblada de libros, con mi cuenta abierta en la librería de Mario desde los años´80, con Barcelona, El Dipló. Dialogo y pienso con escrituras materializadas en libros, revistas, suplementos y otras formas de decir a través de la tinta y el papel y pensadas por obreros de la palabra.Un experiencia existencial, una forma de (sobre)vivir, donde la lectura delinea horizontes, da señales de vida.
    Saludos. A.B.

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