El grupo instrumental con el excelente concertino Aleksandre Urushadze tuvo figuras importantes como la de Raúl Albano (trompeta), Emilio Lépez (oboe) y Eugenio Bucello (violonchelo) muy aplaudidos al requerimiento del director cuya conducción permitió todo este andamiaje musical.
Salta, sábado 23 de diciembre de 2017. Catedral Basílica. El Mesías de Georg Friedrich Händel (1685-1795). Laura Rizzo (soprano), Verónica Canaves (mezzo soprano), Pablo Pollitzer (tenor), Sergio Wamba (bajo). Coro de Cámara UCASal. Estudio de Canto Litúrgico. Conjunto Instrumental de la Orquesta Sinfónica de Salta. Director Maestro Jorge Lhez. Cierre del ciclo anual de la Orquesta Sinfónica de Salta.
Beethoven, en su tiempo, señaló algo que el melómano hacía años sentía pero nunca había tenido el respaldo de una voz tan autorizada como la del notable compositor alemán refiriéndose a Händel: “la sencillez y el atractivo popular de su música es tan grande que no solo fue maestro de todos nosotros sino que de él aprendimos cómo lograr monumentos sonoros con medios tan simples”. Una breve historia cuenta que en 1737, Händel había sufrido un derrame cerebral que posteriormente le impidió mover con fluidez cuatro dedos de una de sus manos por lo que no pudo usar el teclado en los conciertos que habitualmente brindaba como medio de vida. Su recuperación le llevó mucho tiempo cuando recibió una invitación para dar conciertos en Dublín por parte de William Cavendish. Fue como un toque celestial porque no solo fue a Irlanda sino que en veintitrés días escribió su obra cumbre, el oratorio El Mesías porque sentía la necesidad de llevar algo nuevo a ese país.
El Mesías, el más famoso oratorio escrito por Händel sobre un texto de su amigo Charles Jennens, no cuenta una historia sagrada al estilo de las Pasiones, sino que es una profunda reflexión acerca del misterio de la Redención y los aspectos vinculado con la relación entre Dios y el hombre. hay grandes acordes orquestales, recitativos, arias, pasajes corales y solos de cantantes e integrantes del grupo de cámara. El templo, ya sabemos, no tiene lujos acústicos pero la magnificencia de la música y los textos cubren cualquier déficit que la interpretación pudiera ofrecer. ¿Qué no se hace en un teatro? Es correcto pues la invocación es de índole bíblica del Antiguo Testamento, cargada de consideraciones piadosas atento a la visión cristiana que incluye aspectos dramáticos de esas consideraciones.
El oratorio completo dura cerca de tres horas y de esa extensión se eligieron los pasajes más representativos de las intenciones del autor que por otra parte dejó de lado las influencias italianas e inglesas para parecerse más a obras de similar estructura según el carácter alemán.
El cuarteto vocal tuvo buen rendimiento musical con la observación de algunos aspectos referidos a la fonética del idioma inglés, subordinada a la música y a sus significados. Destacable la poderosa voz del bajo salteño Sergio Wamba, el pulido fraseo de la conocida y excelente soprano Laura Rizzo, atrayente oratorista resultó el tenor Pablo Pollitzer que a pesar de su juventud mostró un seguridad llamativa y casi a la misma altura la contralto Verónica Canaves. Todos con experiencia en música del siglo XVIII, cantatas y oratorios, conformaron un cuarteto afinado, conocedor de la técnica vocal para este tipo de obras. Sobre todo en esas ornamentaciones barrocas tan difíciles de lograr. No hubo brusquedades sino que la línea del canto fue perfectamente lograda y adecuadamente expresiva con los textos de cada uno. Lo mismo casi se puede decir de los coros participantes preparados por Fernando Oyarzún y el maestro Jorge Lhez.
El grupo instrumental con el excelente concertino Aleksandre Urushadze tuvo figuras importantes como la de Raúl Albano (trompeta), Emilio Lépez (oboe) y Eugenio Bucello (violonchelo) muy aplaudidos al requerimiento del director cuya conducción permitió todo este andamiaje musical. Aquí resulta oportuna la mención a las explicaciones dadas por el maestro Lhez, totalmente coincidentes con lo que cuenta la leyenda. Se dio el lujo de explicar el por qué al cantar ese exaltado y majestuoso pasaje del “Aleluya porque reina el Señor Dios Omnipotente, Aleluya” durante doscientos setenta y cinco años, el público se sigue poniendo de pié siguiendo la costumbre del rey Jorge II que así lo hizo en su estreno en la creencia que se trataba de un himno. Esta noche sucedió lo mismo con lo que el momento alcanzó una expresión inolvidable. El maestro Lhez, actual Director Artístico y figura fundamental del movimiento de los organismos que dependen del Instituto de Música y Danza, no solo repitió la presentación de esta obra (la hizo en el 2002) sino que brindó una dirección irreprochable para satisfacción del participativo público que colmó la Catedral.
– NdR: En este concierto de cierre del año 2017 de la Orquesta Sinfónica de Salta cuando el Director, Jorge Lhez, terminó de explicar los significados de “El Mesías” de Händel y luego de una breve pausa, dijo: “Con el permiso de ustedes, la Orquesta y yo queremos ofrecer este último concierto de la temporada a un amigo, a alguien que ha seguido nuestra actividad desde el inicio y si alguna vez no nos acompañó ha sido por algún viaje o por algún motivo de salud. Me refiero al crítico musical José Mario Carrer quien acaba de cumplir sus ochenta años y a quien lo sentimos como si fuera un integrante más de nuestra Orquesta”. Fue un hecho no solo sorprendente, sino inesperado. Un verdadero reconocimiento a nuestro querido columnista de Salta 21 , José Mario Carrer, uno de los más destacados críticos musicales del país.