La esperada obra de teatro, multipremiada y estrenada mundialmente, pasó por las tablas salteñas el viernes 2 de mayo, en el Teatro del Huerto. Una obra con estructura dramática sugerente y potente, planta su temática en las relaciones profesionales y de pareja alrededor de una historia en tres versiones posibles.
Luis Luque, Paola Krum, Carola Reyna y Fernán Mirás, estrenaron en el Multiteatro de Bunos Aires la obra de teatro “3 versiones de la vida” de Yasmina Reza (1959, París). la autora propone esta obra después de su consagrada ART. El preestreno fue el 12 de julio y el estreno el 17 de julio. Reza obtuvo con 3 versiones de la vida el Premio Moliére en 1994 y en 1998, el Premio Tony, en Broadway.
El primer elenco argentino causó sensaciones con esta obra durante el 2007. Quienes la vieron en Buenos Aires y quienes la volvieron a ver en Salta, notaron las diferencias marcadas por uno y otro grupo de actores. Paola Krum fue reemplazada por Andrea Bonelli tras su embarazo, a partir del 9 de setiembre. Posteriormente salieron Carola Reyna y Fernán Mirás. De los cuatro actores presentados en el estreno, el único que quedó fue Luis Luque, al menos para las presentaciones en la gira por el país.
Enrique (Nacho Gadano ) y Sonia (Andrea Bonelli), sus protagonistas, invitan a cenar a Humberto (Luis Luque) e Inés (Débora Warren). La pareja Enrique-Sonia está discutiendo sobre la crianza de su hijo, quien llora e interrumpe el cuadro de situación, a la par que ensayan algún menú para la cena que sería la noche siguiente. Pero Humberto e Inés llegan esa misma noche y sólo tienen para ofrecerles unos chisitos, queso, abanitos acompañados de buenos vinos.
Lo que dispara molestias a Inés es su media rota, lo que la coloca en una posición incómoda y poco elegante, además de ser la esposa a la que su marido no le permite opinar. En esta primera versión, Enrique es totalmente obsecuente con Humberto y reconoce que está perdido si su amigo no le publica su artículo de investigación en el Astrophysical Journal . Su ascenso depende de este artículo, luego de tres años de no publicar absolutamente nada, espera recibir reconocimiento con él. No sólo no saldrá la publicación porque otro se adelantó sino que el niño que llora pone al descubierto los caprichos y la malacrianza de sus padres a la vez que se revela cierto conflicto de pareja.
En la segunda versión, siempre en torno a la cena y a la publicación del artículo, Sonia está dispuesta a acostarse con Humberto con tal de que su esposo sea reconocido. Inés descubre la trampa y en medio de una borrachera, no cesa de decir sus ocurrencias y de desenmascarar a su esposo. Resulta tremendo cuando enrique defiende a su mujer y comenta que ella nunca haría bajezas y peor aún, cuando se deshace lo de la publicación.
En la tercera, la relación de los que reciben a sus amigos en el living, es más afectiva. La pareja es más sólida y Enrique es un hombre optimista y seguro. Humberto quiere avanzar a Sonia pero no lo logra. Aunque cada uno muestra cierto equilibrio y mantienen una relación de cortesía entre todos.
El hilo que conduce las versiones es el artículo escrito por Enrique, lo cual dispara el encuentro de las dos parejas, los conflictos matrimoniales y la necesidad de mantener un estatus social. El planteo es actual y entronca con cualquier tipo de pareja de hoy, dentro de una clase media o media alta.
La estructura dramática permite jugar con tres versiones diferentes, no se trata de tres puntos de vista distintos en los que se encuadran las dos parejas; se proponen tres historias con ciertas similitudes y con los mismos personajes en las que prima la tensión que se vive por la situación y en las que no hay un desenlace cerrado. Cada versión se asienta en la personalidad de cada uno y de acuerdo a ello, se conducen.
Dramatúrgicamente, se propone un ritmo dinámico y cambiante, una velocidad intelectual para captar las charlas y un lenguaje refinado con largos parlamentos.
Exige al actor la adaptación rápida a la nueva personalidad y un giro importante en el discurso, muy ágil. En un primer momento, el ritmo es bastante bajo; al no usarse bien el espacio escénico se comprime demasiado. Creo que el director, Luis Romero, debe hacer otros «pases».
Débora Warren y Luis Luque marcaron mejor sus interpretaciones, asentaron sus papeles y sostuvieron la obra. Débora Warren, en realidad, estuvo muy bien. Andrea Bonelli no parecía tener la misma energía que el resto, actuaba desde la pose y pese al micrófono se la escuchaba poco. Lo mismo con su pareja, el actor Nacho Gadano, aunque en la ronda final se acoplaron. Bonelli y Gadano tuvieron actuaciones prolijas pero les faltó cuerpo.
En general, los actores lograron meterse de a ratos en las pieles de los personajes que interpretaron; por momentos parecían sólo estar largando texto, con lo que se ganaba en densidad pero no en profundidad.
La comedia es inteligente en su óptica dramatúrgica y en su dinámica compositiva, gana en la idea y explora los reveses de los matrimonios y de las relaciones laborales. La humorada viene por el logro de la tensión, es una obra de tensiones constantes. Con chispazos al estilo de la comedia de los 90, van aceitando las tensiones que se disipan en las pequeñas resoluciones en donde cada uno de los personajes propone su mejor manera de ver la vida.